FECHA: 9 DE ENERO DE 2024
LUGAR: SALA SALAMANDRA (L’HOSPITALET DE LLOBREGAT)
PROMOTOR: MADNESS LIVE!

El agujero negro de Barcelona y los apéndices nauseabundos que conforman su área metropolitana le han declarado la guerra al coche (de los pobres), pero sin ofrecer una alternativa pública y verde. Eso casi impide a cualquier persona que resida en una zona civilizada el llegar pronto a cualquier concierto que empiece en pleno horario laboral, así que muy a mi pesar, todavía no estaba presente en la sala cuando Hellripper iniciaron su descarga.

Perderme un par de temas no me impidió disfrutar de los escoceses. Tenía la esperanza de que las canciones de Warlocks Grim & Withered Hags, ese nuevo disco que reniega de toda la mugre que me gustaba de ellos, me entraran mucho mejor dado el extra de visceralidad que siempre aporta la música en vivo… Afortunadamente, así fue.

Obsesionado por introducir cuantos más temas mejor en el tiempo que les habían dado (estoy seguro que James McBain llevaba un cronómetro tras esa muñequera que no paró de consultar), la mente maestra tras esta nueva fuerza del black thrash más speedico se vació al son de Max Southall, una bestial metralleta tras los parches. ‘Bastard Of Hades’, ‘From Hell’ o ‘All Hail The Goat’ fueron las responsables de los primeros pogos generalizados en Salamandra. A ratos Motörhead, luego Venom o Deathhammer. Juventud, divino tesoro.

Pondría la mano en el fuego a que la mitad del recinto, lleno hasta la bandera, había acudido a L’Hospitalet por la llamada de Toxic Holocaust. Mucho tiempo había transcurrido tras ese show en Estraperlo, la única visita que yo les recuerde, y es que es realmente complicado pillarlos de gira.

Foto Toxic Holocaust: Jaume Estrada

Joel Grind, una de las pocas personas del mundo que entendió perfectamente hacia dónde debía dirigirse el thrash si éste quería volver con fuerza durante este siglo, repasó muchas de sus mejores canciones, rockeras y adictivas, con calma y tranquilidad. Quizá incluso demasiada. No podemos negar que gozamos cuando nos colocaron entre Sodom y Slayer con la perniciosa ‘Acid Fuzz’, ‘War Is Hell’, ‘Hell On Earth’ o la aplastante ‘I Am Disease’, pero no creo que fuera el único que esperara algo más de entrega por parte de los estadounidenses. Cumplidores, pero sin llegar a chiflarnos.

Me había pasado la mañana discutiendo con un colega sobre qué álbum es más deficiente, si Outstrider o Dread Reaver, o especulando con el estado en el que nos íbamos a encontrar al inconstante Abbath. Luego va el noruego y, contra todo pronóstico, se casca el mejor concierto de la tarde.

Soltar ‘Triumph’ de inicio fue un aviso. Después llegaría ‘Acid Haze’ y la terrible ‘Dream Cull’, que en directo es más llevadera, pero había sido suficiente para presagiar que el bolo iba a ser de notable para arriba. Como ya ocurriera hace dos años en Apolo, el punto negativo lo encontramos en el desmedido volumen de la batería, una exageración que no acabo de comprender muy bien. ‘Hecate’ o incluso ‘Dread Reaver’ fueron dos canciones de su repertorio personal que tampoco deslucieron.

Foto Abbath: Jaume Estrada

La temperatura subió, o más bien bajó una decena de grados, cuando ‘In My Kingdom Cold’ nos cayó encima. Siempre soberbia cuando la interpretan, tampoco esta vez nos falló. Tonos azulados también para la señorial ‘Beyond The North Waves’, y qué momentazo surgió de intercalar ‘Warriors’ con ‘One By One’. La que no esperaba de ninguna de las maneras fue ‘Nebular Ravens Winter’, que les quedó tan sucia como cualquier tema de Blizzard Beasts debería sonar.

‘The Rise Of Darkness’, ‘Fenrir Hunts’ o ‘The Artifex’ también cimentaron un recital sólido, que no se anduvo por las ramas, sin que ello significara que Abbath se olvidara de toda su archiconocida colección de muecas, aspavientos y piruetas, cangrejo incluido. Siempre así, querido mío, siempre así.

PAU NAVARRA