FECHA: 17 DE ABRIL DE 2024
LUGAR: MOBY DICK (MADRID)
PROMOTOR: ENRIQUE MORENO
Hay músicos a quienes la etiqueta “artista de culto” les incomoda. No parece ser el caso de Alain Johannes. Y eso que podría tener sus razones de peso para sentirse así. Viendo su extenso e impresionante curriculum (ha trabajado con Chris Cornell, Queens Of The Stone Age, Them Crooked Vultures, Mark Lanegan, PJ Harvey, Arctic Monkeys, No Doubt, Jimmy Eat World…), cuesta creer que alguien así acepte de buen grado el tener que tocar para apenas 300 personas en una sala de Madrid.
Sin embargo, al multi instrumentista y productor de origen chileno no se le caen los anillos a la hora de torear en cualquier plaza sean cuales sean las circunstancias. Como si su único interés fuera el fin musical en sí mismo y no la envergadura de sus acompañantes, el ex-líder de Eleven (otra formación maldita de rock alternativo de los 90) no tiene problemas en codearse tanto con súper estrellas como con bandas más humildes como Lost Satellite.
Aprovechando la presentación del reciente A Broken Lightbulb, los franco-sevillanos decidieron aliarse con Johannes para armar una gira de siete fechas con la que han recorrido buena parte de la península a lo largo de esta semana (esta noche están en la Zentral de Pamplona y mañana concluyen el tour en la sala Azkena de Bilbao). Al contrario de lo que pudiera parecer, no ejercieron el papel de banda invitada, sino que el concepto del concierto estaba ideado como un todo conjunto perfectamente hilado.
Fue el cuarteto el primero en tomar las tablas de la Moby Dick. Evidenciando lo que indica su DNI, no cabe duda de que crecieron siendo unos adolescentes en los 90, ya que sus canciones beben mucho de toda aquella corriente alternativa. Apostando más por la melodía que por la oscuridad, canciones como ‘Keep It To Yourself’, ‘The Way We Feel’ o ‘Out Of Nothing’ me recordaron a unos G.A.S Drummers en su vertiente más power pop. A una hora temprana y con el local todavía a medio llenar, consiguieron arrancar los aplausos recurriendo a un par de covers. Primero con una ralentizada lectura del ‘No Fun’ de The Stooges (en cuya versión de estudio contaron con la aportación de ni más ni menos que Mark Lanegan), y poco después fue el turno de ‘The One I Love’ de R.E.M. Buen entrante para lo que venía a continuación.
No tardó mucho en aparecer la figura que todas y todos habíamos acudido a ver. Con un poncho que le daba un look a medio camino entre bandolero del lejano oeste y monje budista, Alain Johannes agarró su ya mítica cigar box y comenzó a desgranar la primera parte del set que estaría dedicada a su carrera como solista. Visiblemente cómodo y divertido, logró un silencio reverencial por parte de todos los presentes. Sonando a ratos más pop (‘Return To You’), otras enérgico (‘Gentle Ghosts’), o apelando a la mística (‘Unfinished Plan’, ‘Make God Jaleous’), la musicalidad que fue capaz de sacar de ese pequeño trozo de madera, junto a una voz bien conservada, nos mantuvo hipnotizados durante el repaso a esa joya llamada ‘Spark’ en memoria de la añorada Natasha Shneider.
En este tramo también hubo espacio para rescatar alguna pieza de su último Hum (tremenda ‘If Morning Comes’ con una acústica de 12 cuerdas) y homenajear a Chris Cornell en una emocionante ‘Disappearing One’ de aquel Euphoria Morning perpetrado mano a mano junto a los miembros de Eleven. Volvieron Lost Satellite para acometer el set eléctrico sumando decibelios y sudor a la noche. Fue entonces cuando acudieron al cancionero de la banda madre de Johannes para emocionar a más de un nostálgico. Y es que escuchar en vivo canciones como ‘Nature Wants To Kill Me’, ‘Ava Tar’, ‘Reach Out’ (el hit que nunca fue) o ‘Why’, era un sueño húmedo para muchos que nunca pudieron ver a los californianos sobre un escenario.
Como un gran capitán de barco, Alain daba instrucciones a sus compañeros de furgoneta que supieron estar a la altura de semejante responsabilidad. Y es que encontrarte tocando en una sala llena al lado de un tipo que podría estar haciéndolo en Wembley rodeado de la flor y nota del rock mundial, debe ser poco menos que chocante. En homenaje al malogrado Lanegan, cayó una rotunda ‘Hangin Tree’ y ‘Making A Cross’ como guiño a las Desert Sessions de su amigo Josh Homme.
Había gente entre el público que no paraba de preguntarse en voz alta por qué Johannes es tan bueno para risa del respetable y de los propios músicos. Tras verle cerrar el concierto nuevamente en solitario interpretando ‘Endless Eyes’ (con la voz un poco tomada después del esfuerzo), lo que yo me preguntaría es como un genio así no ha conseguido un reconocimiento todavía mayor. Misterios de uno de los mejores actores secundarios del rock.
GONZALO PUEBLA