FECHA: 9 DE JULIO DE 2019
LUGAR: SALA MONASTERIO (BARCELONA)
PROMOTOR: MADNESS LIVE!
Martes 9 de julio: una tarde/noche calurosa de un día laborable en la gran ciudad de Barcelona. La mayoría de la gente va en busca de la playa, de una terraza al aire libre o de un concierto al aire libre, pero a escasos metros del mar, en el Puerto Olímpico, una pequeña sala de conciertos acoge a un grupo de unas 60 personas que están a punto de vivir una catarsis.
Tano! arrancan y me pregunto cómo solo dos tipos pueden hacer tanto ruido. Oskar luce una camisetorra de Zanussi (los héroes del hardcore más crust en la gris Valencia de finales de los 90) que me hace entender muchas cosas, mientras que Victor parece un poseído cuando aporrea la batería. Tocan varios temas de su debut Cants Als Malsons y su mezcla de math, noise y nervosocore provoca que mis tímpanos estén a punto de estallar. Oskar no para de hacer movidas con los pedales multiefectos de su guitarra, Victor demuestra hiperactividad con las baquetas y la voz sobra porque casi ni se oía; la pareja se compenetra a la perfección puesto que se entienden sólo con mirarse. Imposible seguirles el ritmo y, tras media hora de música esquizofrénica para amantes del ruido, sólo hay sonrisas en las caras de los elegidos que hemos presenciado tal descarga.
Al poco rato prosigue la catarsis con Birds In Row. La excusa de esta visita era la gira de presentación de su último disco, We Already Lost The World, pero el verdadero motivo para nosotros era verlos tocar una vez más. A pesar de los problemas con el micro principal, el trío francés lo dio todo y echó hasta los restos. Envueltos por un efecto visual muy guapo creado a partir de las luces de unas bombillas colocadas estratégicamente sobre el escenario, Birds In Row demostraron de nuevo por qué son una de las bandas más excitantes de la escena hardcore mundial. Tal vez la palabra hardcore se quede pequeña para definir su música, así que utilizaré la que creo que la explica mejor: pasión. Pero como en esta vida no hay nada perfecto, le pondré un único punto negativo a su actuación: el final abrupto que nos ofrecieron y que no se dejaran convencer por las súplicas del público para hacer un bis. Aún así, admiro su propuesta musical arriesgada y su mensaje de respeto y cooperación para mejorar la sociedad en la que nos ha tocado vivir.
Cada día mucha gente sale correr por el Paseo Marítimo de Barcelona para mantenerse en buena forma, pero dudo mucho que alguien sudara tanto como los cinco músicos que subieron al escenario.
JORDIAN FO