FECHAS: 15 Y 16 DE FEBRERO DE 2024
LUGARES: HELIOGÀBAL (BARCELONA) Y WURLITZER BALLROOM (MADRID)
PROMOTOR: HELLO CLEVELAND
Si por naturaleza cualquier crítica de un concierto tiene una gran parte de subjetividad, estos dos de Dave Hause en Barcelona y Madrid todavía más porque estaban organizados desde nuestra promotora. Dicho esto, no creo que hubiera escrito algo demasiado distinto aunque no los hubiera vivido desde dentro, y me atrevo a pensar que un altísimo porcentaje de quienes llenaron las dos salas opinarán lo mismo.
Desde que The Loved Ones publicaran su último disco en 2009, Dave Hause ha emprendido el mismo camino que tantos cantantes de punk rock en la última década: el de cantautor de raíz americana. Pero a diferencia de otros, el de Filadelfia le ha metido horas y trabajo (ya lleva siete álbumes en 13 años) hasta manejarse a la perfección en un sonido sin necesidad de distorsión. En buena parte de esta transición le ha acompañado su hermano Tim, el teclista Mark Masefield y el cantautor de Nashville Will Hoge. Justamente los tres le acompañaban en esta gira europea que lo trajo por aquí más de una década después de su última visita como telonero de The Bouncing Souls.
Feliz porque la gira que habían realizado en Alemania (nada menos que tocando en iglesias) había sido todo un éxito, Dave y sus compañeros de viaje llegaban el miércoles a Barcelona de buen humor. Con todo un día libre para hacer las cosas típicas de turistas, como él mismo explicó durante el bolo, además también estaban descansados. Pese a que la remodelada sala Heliogàbal del barrio de Gràcia solo tiene capacidad para un quinta parte de los aforos para los que venía tocando, el hecho que se agotaran las entradas hizo que estuviera de lo más motivado.
Aunque no se le notara tanto Will Hoge también estaba contento. Su presencia no era la de un mero telonero; no había duda que unos cuantos habían ido a verle justamente a él. Alternando guitarra acústica, eléctrica y piano con una extraordinaria voz con toques de soul, blues y country interpretó temas como ‘Even The River Runs Out Of This Town’, ‘Middle Of America’ o ‘The Last One To Go’ que nos pusieron la piel de gallina. En Madrid todavía más cuando al fallar momentáneamente la PA se marcó un tema a capella al borde del escenario. Que un artista de su talla se haya prestado a este rol más secundario por amistad dice mucho de él como persona.
En Barcelona disfrutamos de un concierto de Dave Hause más parecido en espíritu a los del resto de la gira, con los músicos centrándose en tocar lo mejor posible y el público escuchando atentamente. Empezaron con una versión ralentizada de ‘Low’ y la más animada ‘Hazard Lights’, ambas de su penúltimo disco Drive It’s Like It’s Stolen del año pasado, en las que ya quedó claro que el ADN tiene mucho que ver en que las voces de Dave y Tim se complementen tan bien.
La cosa se fue calentando con ‘Autism Vaccine Blues’ y ‘Pretty Good Year’, la primera de las tres adaptaciones que rescataría de The Loved Ones como ha hecho en su último disco Versus. En un concierto que se le prolongó durante hora y media hubo tiempo para el brío de ‘When We Were Kings’, ‘With You’, ‘C’mon Kid’, para la calma de ‘Hanalai o ‘Fireflies’, para que Tim cantara dos de sus temas ‘Summer Kiss’, ‘High Hopes’ y hasta para que en el bis Hoge saliera a cantar una preciosa versión de ‘Learning To Fly’ de Tom Petty. Cercano, dicharachero y con una voz poderosa a medio camino entre los dos Adams (Bryan y Ryan) y un puñado de grandes canciones, Dave dejó satisfecho tanto al público que lucía brazos tatuados y Vans como al más pureta que lo disfrutó viéndolo sentado desde un lateral.
Consciente que siendo un viernes noche y que Madrid es una ciudad más fiestera, Dave varió algo el repertorio y dejando la americana en el camerino, salió con ganas de pasarlo y hacerlo pasar bien. Toda la sangre que le falta a Brian Fallon en directo, la tiene él. Las casi 200 personas (por cierto, ni un solo acreditado de prensa) corearon a pleno pulmón ‘Time Will Tell’, ‘Jane’ de The Loved Ones o ‘Damn Personal’, pero también supieron estar en silencio cuando sonaron ‘Damascus’ o ‘Fireflies’. Y además pudimos escuchar ‘The Flinch’ de Bury Me In Philly (2017) con Mark al acordeón.
«El concierto de Barcelona fue como hacer el amor y hoy ha sido como follar», le comenté mientras andábamos recogiendo los trastos. «¡Genial! Las dos cosas me gustan», me respondió con una sonrisa. Por delante le quedaban siete horas en furgoneta para dar un último concierto en Lisboa y coger un avión hacia su casa. Si fuera por él, ya estaría de vuelta.
JORDI MEYA