FECHA: 13 DE FEBRERO DE 2025
LUGAR: SALA BUT (MADRID)
PROMOTOR: THE MAD NOT CO. / MERCURY WHEELS / LIVE NATION

DeWolff es una banda que funciona según las reglas de tiempos pasados lo demuestra su progresiva popularidad en nuestro país. Despacito, haciendo las cosas bien y sin prisas, cada año que nos han visitado han ido subiendo el aforo de las salas de manera gradual. No han necesitado de pelotazos virales en las redes ni ninguna estrategia de marketing. Simplemente la incontestable calidad de sus presentaciones en vivo y el efecto boca-boca entre la afición rockera han sido suficientes para que hayan aumentado exponencialmente su parroquia de fieles.

Por ejemplo, en Madrid han pasado por prácticamente todas las salas de pequeño y mediano tamaño. Wurlitzer, La Boite, El Sol, Caracol, Mon y ahora llegaban a una But con las entradas agotadas con semanas de antelación. Síntoma inequívoco de que, si no falla nada, su siguiente gira debería traerles a La Riviera teniendo en cuenta que su ascenso tras diecisiete años de actividad incansable todavía no parece tocar techo.

Foto: Blanca Gemma Fuerte

Lo hemos dicho en innumerables ocasiones; los hermanos Van De Poel y Robin Piso cuentan con la ventaja de tener la experiencia de una banda veterana combinada con el descaro juvenil de unos treinteañeros que van camino de pasarse el juego en tiempo récord. Es posible que en lo que se refiere a su labor dentro del estudio poco o nada les quede ya por demostrar (su último Muscle Shoals a pesar de resultar altamente disfrutable, reincide en lo mostrado en capítulos anteriores), pero cuando pisan las tablas de un escenario se convierten en una maquinaria de rock and roll a la que es complicado batir en el cuerpo a cuerpo.

Sin recurrir esta vez a una banda telonera para calentar el ambiente, el trío tulipán salió a escena a una hora temprana dispuesto a aprovechar al máximo el tiempo que disponían por delante. Al contrario de lo que nos avanzó su teclista el pasado diciembre, no trajeron ni coristas ni a su colaborador y buen colega Levi Vis al bajo. Una lástima, ya que disfrutar de DeWolff en su versión deluxe es algo que solo está al alcance de quienes estén dispuestos a viajar hasta Los Países Bajos, donde tienen mayor facilidad para aumentar la producción.

Foto: Blanca Gemma Fuerte

Así pues, tuvimos que conformarnos de nuevo con la alineación titular de Pablo al micrófono y la guitarra, Luka a las baquetas y Robin a las teclas. Pero desde ‘Night Train’ (que ahora mismo parece inamovible como tema de apertura) comprobamos que se bastan y se sobran ellos solitos para llevar el ritmo del bolo a su antojo. La siguieron tres recién llegadas como ‘Natural Woman’, ‘In Love’ y ‘Out Of The Town’ prácticamente enlazadas y sin parones. Con un nuevo álbum bajo el brazo, lógicamente había que renovar el setlist, pero el catálogo que acumulan es tan extenso que ya empiezan a quedarse sin espacio para algunas favoritas como ‘Sugar Moon’ o ‘Double Crossing Man’.

Y es que a DeWolff les encanta dejarse llevar e improvisar en vivo hasta el punto en que los desarrollos instrumentales se acaban comiendo buena parte del setlist. Así lo demostraron en la cadencia bluesera de ‘Will O’ The Wisp’ o la psicodelia de ‘Snowbird’, con un Robin imperial a las teclas mientras Luka alimentaba la sala de máquinas desde la batería. Unos músicos todo terreno que también supieron guardarse algún cartucho más directo entre medias como ‘Yes You Do’ y ‘Live Like You’. Curiosamente, esta última se ha convertido en su hit más popular siendo un single aislado de sus álbumes.

Foto: Blanca Gemma Fuerte

Aunque si hablamos de canciones en mayúsculas, ahí no hay discusión posible en que ‘Rosita’ gana por goleada. Si su versión de estudio es casi un disco en sí misma, en directo sus 16 minutos se expanden hasta convertirse en una epopeya épica e inacabable de puro rock and roll. La banda puso todas las cartas boca arriba, sin guardarse nada, ofreciendo esa pizca de show que se echó en falta durante algunos tramos de la actuación. Recorriendo la pista para abrazar y bailar con todo aquel que pillara por el camino y luego regresar al escenario, Pablo exhibió su carisma como frontman ganándose al respetable. Un espectáculo que por sí solo justifica el precio de la entrada.

Tras el paso por vestuarios y una pausa publicitaria por mostrar su nuevo merchandising (incluyendo una baraja personalizada muy chula), retomaron el asunto con una ‘Nothing’s Changing’ de ida y vuelta, en la que tuvieron espacio para colar un corte tan oscuro de su cancionero como ‘Freeway Flight’. Volando por libre finiquitaron el concierto con buenas sensaciones, aunque es complicado acabar más arriba cuando ya has disparado tu mejor bala. Seguramente no fuera la noche que más me impactaran de todas las que les he disfrutado, pero DeWolff están en ese nivel en el que hasta un día más en la oficina sigue siendo inalcanzable para el resto de competidores. Bendito problema.

GONZALO PUEBLA