FECHA: 11 DE MARZO DE 2024
LUGAR: APOLO 2 (BARCELONA)
PROMOTOR: LAST TOUR
Desde que en 2019 consiguieran el hito de ser la primera banda en alcanzar el nº1 de las listas Billboard Mainstream Rock Songs sin ni siquiera tener un contrato discográfico gracias al single ‘When I’m Gone’, Dirty Honey se han empeñado en demostrar que aquello no había sido un golpe de suerte o que detrás tuvieran el respaldo de alguien importante de la industria. ¿Cómo explicar sino que con su primer EP ya estuviesen abriendo para Kiss, Guns N’ Roses o tocando en grandes festivales? Y lo han hecho a la vieja usanza, ganándose fan a fan con sus conciertos.
La estrategia parece estar funcionando. En su segunda visita a Barcelona en apenas un año, lograron doblar la asistencia de un público ansioso por coronar a una banda nueva de classic rock en un panorama musical que percibe como hostil. Quienes habían asistido a su debut en la sala Upload hablaban de un grupo con mucha energía y actitud, y los contraponían al hype de Greta Van Fleet, así que el cuarteto de Los Angeles lo tenía todo a favor para cumplir la misión. Pero, para mi sorpresa, las expectativas no se cumplieron. Quizá llegaran con poca gasolina después de una larga gira europea o quizá es que no dan para más.
Si en disco sus canciones son genéricas, pero resultonas, en directo sonaron excesivamente planas y sin chispa. Dirty Honey son buenos ejecutores (aunque el batería Corey Coverstone es bastante limitado), pero no tienen ni el carisma ni la pasión para elevar los temas a otro nivel. Un inicio con ‘Can’t Find The Brakes’, ‘California Dreamin» o ‘Heartbreaker’ debería ser suficiente para hacer arder la sala, y la muy Aerosmith ‘Tied Up’ tendría que poner a todo el mundo a bailar, pero ¿cómo hacerlo cuando el groove brilla por su ausencia?
Sí, Marc LaBelle canta muy bien y el guitarrista John Notto sabe hacer todas las poses para contentar a la parroquia rockera, pero no hay tensión o emoción. La versión country con acústicas de ‘Honky Tonk Women’ de los Stones o la esperada ‘When I’m Gone’ parecieron un puro trámite y como más avanzaba el concierto más fue disminuyendo el entusiasmo del público. Empezar el bis con la balada ‘You Make It All Right’ tampoco fue una buena idea. Cuando intentaron remontar con ‘Won’t Take Me Alive’ y ‘Rolling 7’s’ ya era demasiado tarde.
Dirty Honey tocan rock’n’roll, pero sus trajes, sin una arruga ni una mancha, te hacen dudar de si realmente lo viven. Sería mezquino desear que todos los músicos sean unos alcohólicos o drogadictos simplemente para nuestro júbilo, pero durante su actuación no pude evitar pensar en que cualquiera de los grupos clásicos en los que se inspiran, o incluso discípulos como The Quireboys o Dogs D’Amour, eran mucho más entretenidos. Y, desde luego, por mucho que musical y estéticamente se les compare con The Black Crowes, los hermanos Robinson juegan, todavía hoy, en otra liga.
JORDI MEYA