FECHA: 24-25 DE FEBRERO DE 2023
LUGAR: WURLITZER BALLROOM (MADRID)
PROMOTOR: NUEVACOSTA

Macroconciertos en estadios, fechas exclusivas en festivales, pases VIP, golden circles, páginas de reventa, precios dinámicos… Tan mal acostumbrados estamos últimamente a todos estos conceptos que a veces se nos olvida lo fácil y barato que resulta disfrutar de la música en directo en una sala, con la banda tocando delante de tus narices, sin necesidad de hacer colas kilométricas para pedir una cerveza o encontrarte con stands publicitarios de alguna multinacional.

Esa misma idea es la que debió pensar Áitor Nova, responsable de la agencia Nuevacosta, y con la que ha decidido poner en funcionamiento El Underground. Emulando a otros eventos que hemos podido disfrutar antaño en la capital como el Destroyer Fest o el Pizza Fest, esta inauguración de la Línea 1 nos volvía a traer la posibilidad de asistir a un festival de bandas nacionales en la cercanía de una sala.

Para su estreno la oferta no podía ser más tentadora. Dos noches consecutivas en una ubicación tan céntrica como la Wurlitzer y seis grupos a cada cual más potente. Todo ello a un precio regalado viendo cómo está el patio ahora mismo. Por lo que sabemos de buena tinta, pronto se irán abriendo más líneas de este subterráneo tanto en forma de conciertos como exposiciones fotográficas y coloquios. Pero de momento centrémonos en lo que dieron de sí estas dos primeras veladas.

Nada más entrar en la Wurli ya se veía que había un ambiente digno de las grandes ocasiones aún si estar llena desde primera hora. Suficiente para recibir a Battosai, los encargados de cortar la cinta inaugural de esta primera edición.

Foto Battosai: María García

Si en disco su declarada pasión por el rock noventero es más que obvia, sobre el escenario sacaron a relucir su vena punk. Sin perder el tiempo más que para los agradecimientos y echar algún trago, los de Santiago de Compostela fueron ametrallando uno tras otro los temas de su estupendo debut homónimo (‘Voy A Decir’, ‘Bucle’, ‘6 AM’, ‘Idiota’), además de recuperar los singles que editaron para la caja recopilatoria Grados. Minutos. Segundos de Spinda Records (‘Auténtico’ y ‘Entiéndeme’) y la primeriza ‘Cuánto Tiempo’. Con una energía contagiosa hicieron que comenzáramos a sudar la camiseta y eso que la noche no había hecho más que empezar.

Si los gallegos hicieron que entráramos en calor, Fuet! se encargaron de colocar el listón a una altura complicadísima para cualquiera de las bandas participantes. A pesar de tratarse de una formación prácticamente desconocida y sin rodaje previo alguno, lograron convocar a la mayor cantidad de público delante del escenario respondiendo con una actitud kamikaze como si fueran a dar el último concierto de sus vidas. De hecho, literalmente lo fue. Esta panda de colegas procedentes de formaciones como Mezcalina Jones, Skylines o Matuja se juntaron en 2020 para registrar un EP de 3 canciones en Westline Studios junto a Juan Blas sin intención de darle mayor continuidad. Por lo tanto, la oportunidad de verlos sobre las tablas era verdaderamente única. Desde que soltaron la primera nota se dispusieron a liarla catapultados por un frontman incendiario como es Rubén Armisén (también conocido en su faceta de tatuador como Alright Muchacho), quien no dudaba en fundirse con el respetable a la mínima ocasión.

Foto Fuet!: María García

Fuese con temas propios como ‘Wolpertinger’ y ‘Mexican Flags’ que toman como referencia a Kvelertak y Cancer Bats, o covers de At The Drive-In (‘Invalid Litter Dept.’), Turnstile (‘Holiday’) e incluso una divertida ‘Keep Your Hands Off My Girl’ de Good Charlotte, encandilaron a todo el mundo convirtiendo aquello en una bacanal de pogos, cerveza y, por supuesto, espetec. El salvaje stage diving final de Rubén no acabó en accidente de milagro (por poco casi llega a la barra), pero le añadió una pizca más de epicidad a una actuación que seguro será recordada durante mucho tiempo. La leyenda de Fuet! empezó y acabó aquí (al menos de momento). Vini, vidi, vici. Los héroes del viernes.

Claro que la papeleta que les dejaron a Los Sanchos de salir a tocar tras semejante bomba no se la desearía ni a la banda que más detesto en el mundo (bueno, vale, tal vez a Limp Bizkit sí). Pasar del rockin’ hardcore al emo en castellano que ahora practican las dos terceras partes de los extintos Cohen junto a miembros de Hyedra fue un cambio de tercio bastante pronunciado. No ayudó tampoco el problema técnico con el bombo de la batería completamente rasgado que les obligó a parar durante unos minutos. Pero como ellos mismos reconocieron, estas con las cosas que pasan en el underground, y por suerte ellos ya tienen unas cuantas batallas en su curriculum.

Foto Los Sanchos: María García

Se repusieron para hacer justicia a cortes como ‘Ruido De Fondo’, ‘Ojos Verdes’ y ‘Solo Carne’ de su primer disco Escaso Entusiasmo , una obra que seguro que ha debido de tocar la fibra sensible de quienes sobrepasan los treinta y siguen luchando por sacar adelante un grupo. Con la versión de ‘Nervous Breakdown’ de Black Flag hicieron que las primeras filas volvieran a reactivarse, concluyendo una primera jornada que nos dejaba con muchas ganas para lo que llegaría al día siguiente.

SÁBADO 25

Si el viernes ya habíamos visto a un frontman increíble, el sábado tuvimos nada menos que a cuatro. Tres de ellos estaban en Cuneo. El colectivo de la Vega Beja llegaba al festival con toda su plantilla al completo en lo que era un verdadero all star de la escena. Con el grueso de la formación compuesto por miembros de Zombies & Diamonds y Virgen, el espectáculo recayó en el juego que dieron sus tres vocalistas pasándose el relevo unos a otros con total naturalidad, a veces incluso dentro de una misma canción. El primero en tomar el micro fue Aitor De Haro de los desaparecidos The Wax. Quienes ya saben cómo se las gasta el muchacho no les debió sorprender que al segundo tema ya estuviera practicando parkour por la sala para alucine del personal y el cabreo del técnico de sonido.

Foto Cueno: María García

Poco a poco nos fueron embriagando con una suerte de post-hardcore mezclado con shoegaze alucinógeno (‘Phoenix’, ‘Servants’), para a continuación cambiar de tercio pasándose al castellano. Y es que cuando puedes contar con uno de los mejores cantantes de rock de este país (o directamente el mejor para quien esto escribe) como es Kantz (Delobos, Habitar La Mar, Tenpel, De La Cuna A La Tumba y solo él sabe cuántos cientos de proyectos más), además apoyado por Jorge Vileilla de Virgen, el conciertazo está garantizado. Como si fuesen unos chamanes, nos metieron en el mantra de ‘Romero Santo’ (que salga lo malo y entre lo bueno), además de las catárticas ‘Raska-Yu’ y ‘Como Nikki Lauda’. El cierre con ‘Farther Ghost’ nos permitió disfrutar de los tres cantantes tomando el escenario y la pista como si fuese un patio de recreo. Una actuación que será complicada de volver a ver y de la que fuimos testigos privilegiados.

Cada cierto tiempo, un potro desbocado reaparece desde el levante levantando una enorme polvareda. Tras más de dos años sin tocar, Virgen volvían a subirse a un escenario. Es cierto que la actividad del grupo siempre ha resultado intermitente a lo largo de su trayectoria, pero aún son capaces de demostrar porque fueron y siguen siendo uno de los nombres más queridos de nuestro underground. Con un setlist muy bien planteado, supieron dar un repaso a su corto aunque potente catálogo.

La primera mitad estuvo centrada en los temas de Polsaguera, la parte más post-core y trabajada de su música en temas como ‘Le Gran Mondongo’, ‘Ojos De Arcasil’ o ‘Embelesá’. Fue justo en el ecuador cuando optaron por girar las tornas por completo. Jorge dejó aparcada la guitarra, se quitó la capa y se puso la gorra de pogear para traernos una demostración exprés de su último EP Que Parezca Un Accidente. Con ‘Abocaperro’ haciendo de perfecta transición, descargaron toda su furia en apenas diez rabiosos minutos conformados por breves pildorazos del hardcore más cafre provocando una batalla campal en las primeras filas. Sin apenas tomar aliento, se marcharon dejando un caramelito a sus seguidores más veteranos con ‘Cada Vez’, aquel pequeño hit de su lejano debut Primera Vez. Confiamos en que esta no sea la última para ellos.

Mentiría si dijera que de todos los grupos del cartel no había uno en especial que ansiase ver por encima del resto. Cualquiera que haya escuchado Caelum Invictus debería saber del salto que han dado Le Mur, colocándose directamente entre los nombres más potentes del panorama nacional a día de hoy. Los murcianos venían dispuestos a poner la guinda a esta primera línea de El Underground, pero es que por poco no la tiraron abajo.

Foto Le Mur: María García

Solo los primeros compases de ‘Las Horas’ sirvieron de dulce introducción al caos que vendría después. A partir de ahí nos cogieron por el pescuezo y se dedicaron a sacudirnos de lo lindo. Instrumentalmente impecables y sonando como un tiro, Pedro J. Carrillo, Carlos Barceló y Juan Carlos Becerra (crucial su labor a los coros para dar mayor empaque a las líneas vocales) crearon el respaldo necesario para que esa fuerza de la naturaleza llamada Elsa Muñoz nos tuviera a su merced durante la hora siguiente. Hemos hablado de cantantes notables en esta crónica, pero lo de esta mujer no tiene nombre.

Presencia imponente, carisma contagioso y vozarrón todo el que quieras y más. No hay palabras para describir el poder de esta hechicera para embrujarnos e incitar a vaciarnos el alma con ella en cada visita que hacía a la pista y nos regalaba el micro para cantar a pleno pulmón tornados en forma de canción como ‘Prometeo’ y ‘Monoceros’. Incluso cuando se apartó del escenario para dejar que sus compañeros acometieran la instrumental ‘Sagitta’, seguía siendo el centro de todas las miradas. Menuda bestia escénica, colegas. ‘Epimeteo’ acabó por arrastrarnos hasta el delirio y el colapso colectivo absoluto. Las caras de agotamiento y satisfacción a partes iguales lo decían todo. Tengan cuidado si se cruzan en su camino con semejante máquina de destrucción porque les puede hacer mucha pupa, tanto por dentro como por fuera.

Y así fue como llegamos a la última parada de la línea 1 en este fin de semana subterráneo. Mientras esperamos en el andén al tren que nos lleve hasta nuestro siguiente destino, solo queda por decir bien alto y fuerte una cosa: ¡LARGA VIDA A EL UNDERGROUND!

GONZALO PUEBLA