La edición número 42 del Festival Internacional de Cine Fantástico de Bruselas (BIFFF) nos dejó un par de regalos en forma de proyecciones para la gran pantalla de algunas películas que, por desgracia, serán masivamente programadas en plataformas de pago por visión y streaming.

Ha sido una edición, como siempre, con presencia nacional. La Desconocida, el estupendo thriller enfermizo de Pablo Maqueda o la sensacional La Espera, de F. Javier Gutierrez, recordaron a la siempre incómoda e indomesticable platea local que por aquí seguimos teniendo estilazo. Dicho sea de paso, no puedo pasar por algo la bochornosa proyección de Love Lies Bleeding, que se vio interrumpida por incidentes entre el público, algo que tarde o temprano tenía que pasar debido a los singulares códigos del festival. Esperemos que sirva para poner fin a ciertas costumbres bastante molestas para quien solamente esté interesado en ver películas que solo podrán ver ahí.

Puestos en materia vamos a empezar a lo grande.

Sangre En Los Labios (Love Lies Bleeding), la segunda película de Rose Glass (Saint Maud), es un alucinado viaje a los infiernos en forma de historia de amor y violencia entre verdaderos americanos. El sueño americano, el suelo americano y las relaciones complicadas en esa América profunda que tan bien supieron radiografiar los Coen en sus días de gloria. Kristen Stewart y Katy O’Brian se convierten por derecho propio en una de las parejas más increíbles del cine millennial y dominan un relato poderoso donde también brillan Ed Harris, Dave Franco, Jena Malone, Anna Baryshnikov o los otros dos grandes protagonistas de la función, Ben Fordesman a la fotografía y Clint Mansell a la música. Una película monumental que huele a clásico moderno y que afianza a la directora como la gran embajadora de A24.

La otra gran sorpresa “americana” de la edición se dejó ver en Sitges (con premio Órbita, además) y también dejó sin chistes a los espectadores del BIFFF. Se trata de The Last Stop in Yuma County, primer largometraje de Francis Galluppi (posiblemente el encargado de seguir con la saga Evil Dead), con Jim Cummings de protagonista y productor de la misma.

Cummings, héroe personal y uno de los grandes adalides del nuevo cine independiente, se queda con un papel que le viene como anillo al dedo en un modesto, elegante y cruel thriller de única localización donde todos los personajes tienen algo que ocultar en mitad de una situación límite. Una película de “las de antes” que sirve como recordatorio doloroso de cómo no nos están llegando tantas buenas películas últimamente.

Una fantástica propuesta de noir rotundamente clásico, cruel y muy divertido.

Economía de medios para un lujo de puesta en escena y tensión infinita donde se deja ver hasta la diosa Barbara Crampton. Ah, y también Jocelin Donahue, la protagonista de esa obra maestra moderna que es The House of the Devil. Sí, es posible que Jim Cummings vaya a salvar el cine.

El otro título que me gustaría destacar es lo nuevo de la pareja artística formada por Julien Maury y Alexandre Bustillo, reyes del desaparecido horror extremo francófono (que no francés), que tras la magistral The Deep Housese pasan al encargo para poner en imágenes y movimiento la adaptación del best seller Le Mangeur d’âmes.

No siempre pueden hacer una película tan rotunda como su anterior trabajo, pero qué suerte tenemos de poder contar con Bustillo y Maury de forma regular. Su séptimo largometraje es un thriller de terror sobrado de 90’s vibes. Durante su primera mitad puede parecer algo destartalado e impersonal (viniendo de los responsables de A l’Interieur, Kandisha o Livide), pero poco a poco las piezas empiezan a defender su posición y de repente se convierte en una película de Bustillo y Maury.

Si su anterior trabajo (para mí su mejor trabajo sin ningún tipo de duda) era la película Fulci de estos dos supervivientes, este devorador de almas es su respuesta a Los Ríos De Color Púrpura y al thriller rocambolesco y pro-género de entonces.

KIKO VEGA