FECHA: 9 DE JUNIO DE 2023
LUGAR: ESTADIO CÍVITAS METROPOLITANO (MADRID)
PROMOTOR: LIVE NATION

Algún día, la carrera de Guns N’ Roses debería estudiarse en las universidades. No se me ocurre otro caso en el que, habiendo tomado tan malas decisiones, el resultado haya acabado siendo tan exitoso.

Ya su primera etapa fue totalmente sorprendente, consiguiendo en solo seis años pasar de tocar en clubs de Hollywood a hacerlo en estadios de todo al mundo, y dejando en el camino tres auténticos clásicos. Pero lo que desafía cualquier lógica es que pasado el purgatorio y el declive vivido con Chinese Democracy, con una formación Frankenstein y malbaratando su legado, Axl Rose haya conseguido volver a situar a la banda en los más alto, sin ni siquiera tener que reunir la formación clásica al completo. Es esta resurrección la que, en el fondo, me tiene fascinado.

Han pasado ya siete años desde que Slash y Duff McKagan volvieran al grupo, y a pesar de solo haber publicado un par de singles reguleros, y haber estado exprimiendo el mismo show hasta la saciedad, la marca Guns N’ Roses sigue siendo suficiente reclamo para volver a congregar a más de 40.000 personas en la capital. Algunas dispuestas, como un servidor, a hacer más de 700 kilómetros para verles. Y no me arrepiento porque a pesar de sus defectos, que los hubo, la sensación de estar viendo algo que no debería estar ocurriendo es constante. Serán un dinosaurio en vías de extinción, pero si un día te cruzaras con un dinosaurio por la calle, seguro que te quedarías con la boca abierta.

Afortunadamente, por fin Guns se han dado cuenta de que en esta nueva gira mundial tocaba actualizar el repertorio y han agitado el setlist recuperando temas que tenían totalmente olvidados. Con ello no solo han conseguido que, quienes ya les habíamos visto desde la reunión, tuviéramos un aliciente para repetir, sino que a ellos mismos se le ve disfrutar más y menos mecánicos. Dudo que si no se lo estuvieran pasando mínimamente bien, tocaran tres horas y media.

Foto: David Garcell

Empezando con la clásica ‘It’s So Easy’, de inmediato presentaron la primera novedad con la stoniana ‘Bad Obession’ que no interpretaban desde 1993, para luego volver a las habituales ‘Chinese Democracy’, ‘Mr. Brownstone’, y la versión de ‘Slither’ de Velvet Revolver que no se va ni agua caliente.

A pesar de un sonido cavernoso, muy mejorable, y de esos gráficos, entre el videojuego y el salvapantallas hortera, que llegan a saturar, es difícil no excitarse cuando suenan ‘Welcome To The Jungle’, la rescatada ‘Pretty Tied Up’, una primitiva ‘Reckless Life’, y la siempre molona ‘Double Talkin’ Jive’. Con las nuevas ‘Hard Skool’, en la que parecía que le a Axl le iba a explotar la sesera, y la horrible ‘Absurd’, la cosa bajó bastante de nivel. Pero tras ‘Live And Let Die’, y una hora casi impecable, no me sorprendió que el público se arrancara con unos «oe, oe, oesss» para mostrar su entusiasmo.

Nuevo bajón con la versión de ‘Wichita Lineman’ de Jimmy Web, una gran canción pero que aún no sé qué pinta en un concierto de Guns, la verdad. Sin embargo, ahí empezó uno de mis tramos favoritos del concierto, con la ardiente ‘You Could Be Mine’, la siempre majestuosa ‘Estranged’, nada menos que ‘Down In The Farm’ de UK Subs, ‘Rocket Queen’, ¡’Anything Goes’! de Appetite, y una versión de ‘TV Eye’ de los Stooges cantada por Duff y que sonó muy auténtica, rematada con un «Grasias motherfuckers!!!». Sí ahí hubieran llegado los bises, no me hubiese quejado, pero es que apenas estábamos en el ecuador del concierto.

Foto: David Garcell

Más novedades con ‘There Was A Time’ de Chinese, que no interpretaban desde 2017 (aunque dudo que esta alguien la echara en falta), móviles al aire con ‘Don’t Cry’, y una intensa ‘Shadow Of Your Love’, en la que vimos a Axl compartiendo su micro con Slash. Después de la siempre emocionante ‘Civil War’, y presentar a la banda, llegó el solo de guitarra de Slash. Cinco minutos en forma de rock’n’roll instrumental acelerado, que podrían ahorrarse porque en muchas canciones ya se exhibe lo suficiente.

Pero bueno, luego llegan ‘Sweet Child O’ Mine’, en la que Axl aparece con una horrible camisa de satén plateada, y la épica ‘November Rain’ para salvarlo todo. Dos momentos muy Rock FM que siguen funcionando a la perfección. Todo lo contrario que ‘This I Love’, ese capricho a lo Broadway de Axl, que se le perdona porque a continuación suena la puta ‘Locomotive’, una de sus canciones que nunca pensé que escucharía en directo. Aunque su ejecución fue mejorable y Axl la cantó algo atropellado, fue un regalo.

Con la coreada ‘Knockin’ On Heaven’s Door’ y ‘Nightrain’, ahora sí se acercaba el final. A estas alturas ya llevaban más de tres horas y cuarto de concierto, así que hay que perdonarles que quisieran coger un poco de aire con las más tranquilas ‘Yesterdays’ y ‘Patience’, antes de afrontar la fiesta final con ‘Paradise City’, y llevarse de nuevo una gran y merecida ovación.

Ya sabemos que la voz de Axl no es la de los días de gloria, pero aguanta lo suficiente, y duela a quien duela, ¿qué otra banda es capaz de tocar un tema de UK Subs y un baladón como ‘November Rain’ y que tenga sentido? Lo dicho, un caso digno de estudio.

DAVID GARCELL