FECHA: 28 DE FEBRERO DE 2025
LUGAR: LA (2) DE APOLO (BARCELONA)
PROMOTOR: EL GARAJE PRODUCCIONES

Tenía ganas de ver de nuevo a Hamlet. Aunque he acudido puntualmente a la cita de sus lanzamientos en estudio y he podido atestiguar que en ellos no han perdido ni un ápice de fuerza y pulcritud, hacía años que les había perdido la pista en directo. Lo cierto es que Hamlet siempre ha cuidado al máximo todo lo que les rodea. A eso hay que sumar su envidiable independencia: han hecho lo que les ha dado la gana en cada momento. Han estado en la cima, han sentido el vacío de la industria, pero siguen al pie del cañón, siempre gracias a su sólida base de seguidores, que han estado a las duras y a las maduras y les han apoyado en los momentos más difíciles.

Después de la gira Revolu-Insomnio-Inferno del año pasado, en la que celebraban la trilogía con la que algunos crecimos y elevamos a Hamlet al Olimpo del metal patrio, se presentaron en la (2) Apolo de Barcelona para presentar Inmortal, un trabajo que rezuma una vuelta a ese sonido más directo y tan propio de ellos de finales de los 90. La noche era íntegramente para Hamlet. Sin banda telonera, solo ellos para sus fieles, para que gozaran de los riffs emanados por la guitarra de Luis Tárraga y Ken HC, los alaridos del siempre carismático J. Molly y la base rítmica a prueba de bombas a cargo de Álvaro Tenorio (bajo) y Paco Sánchez (batería).

Foto: Jaume Estrada

Tras las notas de ‘Misirlou’, de Dick Dale, perteneciente a la banda sonora de Pulp Fiction, los miembros de la banda fueron saliendo uno a uno. Iniciaron la noche sin compasión con ‘Límitate’, de su álbum negro. Un sonido arrollador, potente y sin fisuras auguraba una noche para recordar. Sin casi interrupciones y en un estado de forma envidiable, repasaron durante hora y media toda su carrera. La primera mitad del concierto la dedicaron a repasar los temas más melódicos y las canciones de su último álbum. Sonaron ‘Acto De Fe’, ‘Estigmatizado’ o ‘Paz Y Amén’ de Inmortal, combinadas con ‘Antes Y Después’, ‘Vivo En Él’ o ‘En Mi Nombre’. La dupla de Inferno, ‘El Mejor Amigo De Nadie’ y ‘Denuncio A Dios’, fue uno de los puntos álgidos de la noche, coreadas hasta la extenuación. Apuesto a que más de uno necesitó un Halls, de los extrafuertes de color negro, para seguir vociferando los himnos que llegarían después.

Foto: Jaume Estrada

En la segunda parte del concierto, en la que abordaron ‘No Sé Decir Adiós’ de Berlín, se centraron en lo más contundente de su carrera, lo que provocó los inevitables pogos del público. Con ‘Egoísmo’ y ‘Tu Medicina’, enloquecieron por primera vez, preparando el terreno para cerrar los dos primeros bloques del bolo con ‘J.F.’, cuyo riff sonó más contundente que nunca, y su letra más vigente que nunca en los tiempos que corren. La única parada en su infravalorado Syberia, ‘Imaginé’, sirvió para iniciar el bis, que acabaría en la locura colectiva con ‘Qué Voy A Hacer’ e ‘Irracional’, de Sanatorio De Muñecos.

Foto: Jaume Estrada

El público se entregó y alucinó con el estado de forma pletórico de todos los miembros de la banda, en el que destacó por encima de todos J. Molly. No paró en toda la noche: corrió de extremo a extremo del escenario, saltó, no dejó de comunicarse con el público y exhibió unas cuerdas vocales dignas de exponerse en un museo. Hamlet demostraron con su entrega y oficio seguir siendo un valor seguro y con más agallas que muchas bandas de las que podrían ser sus padres.

JOAN CALDERON