FECHA: 29 DE JULIO DE 2022
LUGAR: ESTADI OLÍMPIC LLUÍS COMPANYS
PROMOTORES: MADNESS LIVE!, PRIMAVERA SOUND

Al final tenía razón Richard Royuela en el podcast que realizamos como previa al show más gigantesco que Iron Maiden hayan dado jamás en Barcelona. La aparición de Senjutsu propició una modificación en el repertorio de la gira Legacy Of The Beast, y como era de esperar, la inclusión de hasta tres temas de éste acarreó descartes dolorosos en materia de clásicos. Y es que, además, algunas canciones que sobrevivieron a la criba seguramente serían las primeras que cualquier fan suprimiría sin pensárselo. Pero no nos avancemos, que antes de los ingleses tuvimos hasta dos descargas más.

Hacía muchos años que no me enfrentaba a Airbourne y me encantó comprobar que sus ganas de juerga y desenfreno siguen intactas. Con más energía que sonido sudaron de lo lindo en el escenario del Lluís Companys, marchándose con una ‘Runnin’ Wild’ salvaje que obligó a todo el mundo a mover el esqueleto y a andar al quite por si Joel O’Keeffe y los suyos les acertaban en la testa con un vaso. Incorregibles, contagiosos, refrescantes como esas nubes y llovizna que nos protegieron del inclemente sol.

Foto Airbourne: Carles Rodríguez

Por mí ya podríamos haber pasado directamente a La Doncella, porque todavía no comprendo qué pintaban Within Temptation en esta cita. Su concierto se me hizo eterno, hasta el punto en que el cuerpo, que es sabio, consideró que era el momento de evacuar líquidos cuando la terrible y casi nu metalera ‘Entertain You’ nos maltrató los tímpanos. Sharon den Adel se vació, fue complicado no tararear ‘Stand My Ground’ y las luces dieron alas al bolo, pero cuando demasiados temas se te antojan un suplicio poco se puede hacer.

Foto Within Temptation: Carles Rodríguez

‘Doctor Doctor’ de UFO y 50.000 almas conteniendo la respiración. Va a ocurrir algo apoteósico; Iron Maiden entran en juego con ‘Senjutsu’ para delirio de todas y todos. Su estribillo es matador y sonó tan letal como en nuestras casas. Incluso el Eddie samurái ya salió a repartir catanazos, y eso que sólo estábamos al inicio del show… La efectiva ‘Stratego’ es la siguiente y ‘The Writing On The Wall’ nos obliga a cantar. Bruce Dickinson estuvo inconmensurable, inmenso, pletórico al micro, llevando en volandas a la banda entera con su inigualable carisma y entrega.

Foto Iron Maiden: Carles Rodríguez

‘Revelations’ sale a la palestra y aquello estalla. Casi pareció que empezaba el concierto de verdad. Rugidos monumentales de todos los congregados, un temazo atemporal que nos puso la piel de gallina. ‘Blood Brothers’ toma el testigo y a mí me chirría, sobre todo cuando la sucede ‘Sign Of The Cross’. Por supuesto son canciones notables, tampoco seré yo precisamente el que reniegue de The X Factor, pero puestos a recortar, y creo que no soy el único, yo habría empezado por aquí.

El show avanza y ya estamos en modo ‘berrearlo todo’, pero para lo que se viene no estamos preparados. El mismísimo Ícaro se encarama en lo alto del escenario y asalta los cielos. Nos enfrentamos, directamente, a la mejor versión en vivo que hayamos escuchado de ‘Flight Of Icarus’. Fue algo portentoso, colosal, con Bruce supliendo algunas carreras por lanzallamas a lo Rammstein.

Foto Iron Maiden: Carles Rodríguez

‘Fear Of The Dark’ sigue siendo un seguro de vida en directo, pero ‘Hallowed Be Thy Name’ vuelve a ser uno de esos momentos que no olvidaremos nunca. Yo todavía no me creo que alguien pudiera publicar algo tan prodigioso en 1982. La leyenda está sumamente engrasada, Dave Murray y Adrian Smith se doblan a las guitarras y Janick Gers nos entretiene con esas piruetas que ya son un elemento ineludible en el universo Maiden. Por su parte, el mariscal Harris todo lo supervisa con su bajo, mostrándose como un búfalo para el que no pasa el tiempo.

‘The Number Of The Beast’ y ‘Iron Maiden’ culminan el grueso principal del concierto, dejándonos a punto de caramelo entre demonios y Eddies de toda la vida. Tras un descanso los casacas rojas irrumpen en tropel y ‘The Trooper’, otro balazo infalible sobre las tablas, allana el camino a otro tema que no entiendo muy bien por qué ha resistido en el set. Claro que nos desgañitamos con ‘The Clansman’, por supuesto que le tenemos aprecio, ¿pero de verdad existe alguna persona en la Tierra que ponga esta canción por encima de ‘Where Eagles Dare’, ‘2 Minutes To Midnight’ o una ‘The Evil That Men Do’ que seguramente me habría hecho llorar de emoción?

No estoy pidiendo la luna, al fin y al cabo estamos hablando de una formación por encima del bien y del mal, que no hace tanto te podía empalmar sin despeinarse ‘Rime Of The Ancient Mariner’ con ‘Powerslave’.

‘Run To The Hills’ finiquita el primer bis y Churchill nos anticipa el ataque de una ‘Aces High’ con avión incluido. Sensacional chute de energía que no tiene continuidad y nos deja con ganas de más, de unas ‘Sanctuary’ o ‘Running Free’ como mínimo.

No negaré que me sentí un tanto descolocado en el Estadi Olímpic, un recinto descomunal que te hacía observar a los británicos como a hormiguitas. Esa frialdad no se suple con llamaradas, aunque obviamente ayuden. Un par de himnos más y habría sido histórico en todos los sentidos, no solamente por números e infraestructura. Concierto mayúsculo, la gloria bendita habitual, pero no el mejor.

PAU NAVARRA