FECHA: 24 DE MARZO DE 2022
LUGAR: SALA BÓVEDA (BARCELONA)
PROMOTORES: KIVENTS, VENADO BOOKING, OCTOPUSS PRODS

Poco a poco, gente, poco a poco, y que no nos vendan más nuevas normalidades ni leches. Queremos lo que sucedió en la sala Bóveda el pasado jueves 24, lo que está ocurriendo en tantos otros puntos del país. Reencuentro, festín del underground guiri y local. Abrazos, colegas, tralla, y quizá, hasta demasiada birra. Vamos arrancando. Pese a los incontables impedimentos, parece que vuelve la vida. La de verdad.

Cuando Caphre aparecieron sobre las tablas yo tenía una duda: ¿Cómo iban a trasladar su directo a ese escenario tan alto? Porque claro, estamos acostumbrados a verlos en el Ceferino, con su cantante empujándose entre el público como el que más… Enigma resuelto: al segundo o tercer tema, ya lo teníamos saltando abajo para animar el cotarro. No se olvidaron el altavoz y le dieron candela a esa mezcla suya de grind sureño raruno. Menudos perlas. Igual a esa guitarra le faltó sonar con algo más de músculo, pero se dedican a divertir a base de gorrineo, y eso fue justo lo que tuvimos.

Guillotina, otros habituales del rollete barcelonés, fueron los siguientes. Joder, esta gente toca. Marc Boleas lo disfruta tras los parches, pero como crítica constructiva les diría que si se conjuraran antes de asaltar un escenario para darlo todo, para dejarse el cuello y trasladar al público una mayor sensación de macarrismo y agresión, su propuesta sería mucho más demoledora en vivo. Tengo la sensación de que se la suda todo, pero yo tenía que decirlo. Joan Gau tiene un gutural muy pero que muy serio, y bajando también de vez en cuando a liarla entre la peña, fue capitaneando un buen bolo al que, como comentaba, sólo le faltó un pelín más de actitud.

Foto Hex: Edu Tuset

HEX en cambio tienen la lección bien aprendida. Estamos hablando de unos veteranos curtidos en In Thousand Lakes, Vhäldemar, Virulency, y cuando vas en serio con una banda a cierta edad, sueles saber perfectamente a lo que juegas. Sobrios, con hasta la indumentaria estudiada, empezaron a desgranar su elegante a la par que poderoso death doom, aunque al inicio del show el sonido no les acompañara con la contundencia necesaria.

Intercalando temas de God Has No Name con su reciente Behold The Unlighted, EP que estrenaban esa misma noche, se fueron ganando a una sala que acabó cabeceando entera al son de sus riffs. Sólidos, muy sólidos.

Para cuando Master tomaron el relevo, Bóveda presentaba un muy buen aspecto. A veces, cuando me los pongo en casa, tengo la sensación de estar escuchando a unos Motörhead con voces mucho más gruesas y obviamente más brutos, y ya sólo con la disposición del trío en el escenario, con el mítico (y también bajista) Paul Speckmann echado a un lado sin reclamar ningún tipo de protagonismo, volví a sentir lo mismo.

Foto Master: Edu Tuset

Además, siendo francos, sus canciones tampoco son precisamente un alarde de virtuosismo, pero eso es justo lo que atrapa de ellos. Son tan sencillos y cercanos como su líder vendiendo merch a media tarde, y además, reventar cerebros con minimalismo no es tan fácil como pueda parecer. Es todo un arte que no tantos dominan.

Su anterior visita en Rocksound fue una carnicería, pero aquí tampoco se estuvieron de nada. A clásicos como ‘Pay To Die’ le añadieron por ejemplo ‘Vindictive Miscreant’, corte que da nombre a su último disco de 2018, por lo que dudo mucho que alguien se marchara descontento con la descarga de una de las formaciones pioneras del death metal. Fue a saco, sincero y sin tontadas.

Disfrutaron, disfrutamos. Tantísimo tiempo después, Master siguen en activo por las razones correctas. Metal extremo, cerveza, fealdad, camaradería. De eso va nuestra existencia.

PAU NAVARRA