FECHA: 14 DE MAYO DE 2024
LUGAR: WIZINK CENTER (MADRID)
PROMOTOR: HFMN
«40 años, 40 canciones y 40 ciudades». Ese el eslogan de la gira de despedida de NoFx, y entre las afortunadas acabó estando Madrid, tras el exitoso triplete que se marcaron el año pasado en Barcelona. Y aunque muchos deseamos que esta sea otra de las bromas pesadas de Fat Mike, parece que los californianos van completamente en serio.
Así nos lo demostraron el pasado martes en el WiZink Center, con una puesta en escena y ejecución bastante mejorada con respecto a su anterior paso por la capital en la gira Punk in Drublic en 2019. En esta última oportunidad para ver a la banda, también hubo chascarrillos, unos más afortunados que otros, pero mucho más comedidos y pudimos ver a un frontman que, dentro de su locura, estuvo completamente entregado y verdaderamente presente sobre la tarima. Claramente, lo querían hacer bien, buscaban marcharse y dejarnos un buen recuerdo grabado en nuestra memoria.
Y es que esto realmente fue mucho más que un concierto; más bien, se convirtió en una alta celebración del punk rock, una vuelta a los 80 y 90 y una lección histórica de categoría, con Circle Jerks como parte de sus invitados, y un Keith Morris que también se animó a contarnos alguna batallita. Aunque en vísperas de festivo, no todo el mundo puede tomarse el lujo de un día extra libre, así que a pesar de la fiesta, el público no se animaría a aglutinarse hasta la llegada de Frank Turner & The Sleeping Souls. Quién diría que ese tímido público de unos 40 años de media de edad, que parecía mecerse con algún tema previo de The Meffs y los andaluces G.A.S. Drummers, que por cierto, sonaron espectaculares celebrando esos 25 años de trayectoria, acabaría la noche reviviendo sus 20. Ya les hubiera gustado a los Blur en el Coachella tener a un público tan frenético como el de esta reunión donde volaron cervezas, personas, zapatillas y hasta un pollo de plástico que poéticamente chocó en la cara de Fat Mike, como si le devolvieran una de sus peores bromas.

Verdadero punk para gente verdadera, que llegó incluso a salir del recinto con sus camisetas rasgadas (y sin ningún percance), triunfantes tras una noche gloriosa. Y es que ya con el ‘I Still Believe’ de Frank Turner, que tampoco digamos es un tema especialmente abrasivo, vimos los primeros crowdsurfing de la noche. El inglés ponía a prueba parte de su nuevo repertorio, estrenado hace poco más de una semana. Explotando su folk-punk con ‘Undefeated’, apetecía y mucho, bailar en corrillo y agarrarse a los hombros de cualquier compañero de concierto para danzar las nuevas alegrías del artista, y así mismo lo asistió, pidiendo al público que abriera un gran círculo para congregar a los más animados a un mosh pit aún apto para todos los públicos.
Pero la llegada de Circle Jerks sentó como el último café de la tarde, y encendió la mecha de un público ya más caldeado por esos “espressos”, tan breves como fuertes. Además, lo bueno de esta banda es que pueden hacer un rápido repaso de su discografía, por eso de que sus álbumes no superan la media hora de duración, algo con lo que bromeó evidentemente Keith Morris. Mira por donde, que tanto hablamos de la instantaneidad de la música actual y ellos ya se habían pasado el juego 44 años atrás. Años, por cierto, con los que celebramos junto a la banda el tour por el 40 aniversario de su álbum debut, Group Sex considerado el mejor de sus trabajos, y que ha reencontrado por enésima vez a la banda, con su frontman y el guitarra Greg Hetson como únicos miembros permanentes y originales. Velocidad y efectividad que no pasaron por alto, con una entrega salvaje y en plena forma, tanto para los artistas (con un Joey Castillo hercúleo a la batería) como para los fans, que desgastaron zapatilla y volaron sobre el público, cayendo al foso sin parar desde la cera del ‘Back Against the Wall’ al violento y descarado ‘What’s Your Problem’ Quedó muy patente eso del “Live Fast Die Young”, y creo que muchos de los asistentes se arrepentirán de ello durante el resto de lo que queda de semana. El lumbago no perdona.

Tras unos cambios de set y una pausa algo más prolongada, que ayudaba a reponerse del líquido ámbar y recuperar fuerzas a su público, sería entonces el turno de NOFX. Una banda que entraba victoriosa y preparada para no dejar de sorprendernos con su, llamémosla, performance. Porque quien va a un concierto de esta pandilla, ya sabe que la música es un complemento más del espectáculo que ocasionan montar. Por ello vimos a Fat Mike, ante todo, quedarse a gusto y hablar sin filtros, como siempre, esta vez para tomarla con Pennywise (“nosotros somos mejores”), poner a The Clash por los suelos, ofreciendo alabanzas a Rancid, eso sí; reírse de Green Day y vacilarnos con ‘Basket Case’, poner en jaque la religión (sobre todo teniendo en cuenta el contexto actual) y rematar comentando que las nuevas generaciones de punk rockers podrían pasarse a mercenarios con The Casualties. Pero además de lanzar sus dardos por todos lados a todos sin distinción, también recibimos, y recuperamos una buena cantidad de temazos y clásicos que celebrar por última vez.

Algunos dicen que faltaron grandes canciones (cierto es que no llegaron a las 40 prometidas), pero no se les puede pedir todo, y menos a una banda que sabemos, siempre ha hecho lo que le ha venido en gana. No por ello iba a ser una peor fiesta, y es que aunque pudo haber sonado más alto, no pudieron ser más claros, sentando cátedra con himnos generacionales como ‘Stickin’ in My Eye’, ‘All Outta Angst’ que aprovecharon para insultar abiertamente al ciudadano promedio americano, ‘Don’t Call Me White’, que por cierto dejaron junto con ‘The Separation Of Church And Skate’ para el momento de los bises finales, o ‘Linoleum’, que sirvió como break para “ir a mear” antes de cerrar la noche, ambientando la pausa de 10 minutos irónicamente con una música caribeña de marimbas.

Tuvimos también un momento rastafari con ‘Eat the Meek’, que contrastó con el previo ’72 Hookers’ del que el frontman confirmaría ser “la razón por la que explicar a tu padre por qué has vuelto del concierto con un ojo morado”. Los figuras también dejaron afónicos al WiZink mientras retumbaban los coros en ‘Les Champs-Élyseés’ y con ‘The Decline’ nos confirmaban que efectivamente, debíamos despertar del sueño. Hasta Frank Turner no quiso perdérselo saliendo como guitarrista de apoyo en la parte final del épico tema. Una experiencia que ya sólo podremos revivir con los ojos cerrados, que formará parte de nuestros recuerdos, que se guardará en aquellas memorias que nos produzcan nostalgia. Un registro sonoro lleno de momentos álgidos y de mucho poder sobre el escenario, donde enmarcaremos también los saltos de Eric Melvin y la energía de El Hefe y la efectividad de Erik ‘Smelly’ Sandin.
En fin, una despedida llena de emoción y con semblantes en los que simplemente se leía felicidad y agradecimiento, por todos estos años, por todo este legado. ¡Gracias por tanto y larga vida al punk rock!
BLANCA GEMMA FUERTE