FECHA: 25 DE NOVIEMBRE DE 2022
LUGAR: LA RIVIERA (MADRID)
PROMOTOR: MADNESS LIVE!

Me comentaba esta misma semana Nick DiSalvo de Elder (en una entrevista que podréis leer próximamente en la web) que hoy en día nadie está dispuesto a aguantar un concierto de más de tres horas. Probablemente tenga buena parte de razón, pero tampoco se me ocurre otra manera de disfrutar en plenitud de condiciones a ciertas bandas en directo cuyas canciones duran el doble o incluso el triple de lo standard. Sin duda Opeth es una de ellas.

Obviando sus más recientes visitas a varios festivales de nuestra geografía (un entorno que no favorece en nada a su propuesta), resulta que los suecos llevaban más de una década sin dejarse caer por salas españolas. Si a eso sumamos que la excusa no era otra que la de celebrar su 30 aniversario con un repertorio elegido por los fans en el que interpretarían un corte de cada uno de sus trece álbumes de estudio, la cita era ineludible para cualquiera que les haya seguido la pista en algún momento de su carrera.

Porque por mucho que la evolución de sus últimas obras todavía sea objeto de debate cada vez que su nombre sale a la palestra en foros o conversaciones de barra de bar, no hay duda de que Mikael Akerfeldt y su tropa aún cuentan con mucho tirón entre el público. Sin ir más lejos, esta ha sido la gira más grande que han hecho hasta la fecha en nuestro país, con tres ciudades y en salas de gran tamaño. Lo cual dice mucho del buen momento en el que se encuentran a nivel de convocatoria.

¿Y que mejor forma de poner la guinda a este tour conmemorativo que dándote el gustazo de llevarte a una de las bandas que te han influenciado para abrir los conciertos? En lugar de meter a una formación que esté comenzando a despuntar, Opeth prefirieron reivindicar a una leyenda del underground metálico como Voivod. Capitaneados por los eternos Away tras los parches y un bonachón Snake, los canadienses, vinieron a manifestar que su mezcla entre thrash metal y progresivo aún continua siendo una marcianada en pleno 2022.

Foto Voivod: Blanca Gemma Fuerte

Cayeron varios temas del reciente Synchro Anarchy (‘Synchro Anarchy’, ‘Holographic Thinking’, ‘Planet Eaters’), además de cortes ineludibles de su cancionero como ‘Experiment’, ‘The Unknown Knows’, ‘Fix My Heart’ o su retorcida e irreconocible cover del ‘Astronomy Domine’ de Pink Floyd. Una combinación difícil de digerir pero que contó con la aprobación y el cariño de los fieles, saliendo vitoreados como si fueran los cabezas de cartel.

Como comentaba al inicio, hace tiempo que Akerfeldt debería haber imitado la decisión de Machine Head de pasar olímpicamente de festivales y verbenas varias que no benefician en absoluto a su música. Ignoro si económicamente saldrá más rentable ir por cuenta propia, pero para el espectador no hay comparación posible. Poder ver a los de Estocolmo en sala, con una producción escénica a la altura, un repertorio con el que poder explayarse a gusto y un público en su mayoría respetable, es un verdadero lujo.

Aunque el setlist fue sometido a votación, la realidad es que estos experimentos aparentemente tan democráticos luego no suelen dejar tantas sorpresas como quizás uno desearía. Por eso mismo las elegidas para abrir el baile fueron dos piezas que llevan siendo inamovibles desde hace tiempo como ‘Ghost Of Perdition’ y ‘Demon Of The Fall’. Ahí pudimos comprobar que nuestro “Miguelito” sigue siendo capaz de clavar esos guturales de ultratumba que tanto echan de menos algunos para después cantar melódicamente con la misma facilidad que uno se bebe una cerveza (aunque el vocalista prefiera té durante los conciertos, que las cuerdas vocales hay que cuidarlas).

Foto Opeth: Blanca Gemma Fuerte

Ya fuese acudiendo a temas más bellos como ‘Eternal Rains Will Come’, ‘Windowpane’, ‘Harvest’, o recuperando sus inicios más cavernosos en los 20 minutos de ‘Black Rose Immortal’ (una canción que ya en 1996 guardaba toda la esencia de lo que Opeth llegarían a ser poco más tarde), el quinteto se mostró excelso ejecutando con precisión cirujana cada envite por complejo que este fuera. Hasta el nuevo fichaje Waltteri Väyrynen no desentonó en el puesto de batería abandonado por Martin Axenrot. Y quizás ahí esté el único “pero” que se les puede achacar: ese punto de profesionalidad inmaculada, como si fuesen músicos de conservatorio concentradísimos en interpretar una partitura a la perfección, les da en ciertos momentos una sensación de frialdad. Supongo que es el precio a pagar por escuchar tan bien maravillas como esa ‘Burden’ que fue coreada en el solo final.

Foto Opeth: Blanca Gemma Fuerte

Por supuesto, tampoco faltaron las chapas de Mikael entre tema y tema, tan sobrias y educadas como cargadas de ese particular sentido del humor que se gasta. Es un tipo que se sigue haciendo querer por mucho que a los puretas les joda la deriva actual del grupo. De hecho, la recta final estuvo protagonizada por tres canciones de la nueva era como fueron ‘The Devil’s Ochard’, ‘Sorceress’ y la frivolité de marcarse ‘All Things Will Pass’ en su lengua materna. Menos mal que luego estamparon una ‘Deliverance’ dónde, ahí sí, público y banda se soltaron la melena con pogos y Akerfeldt dominando el escenario acompañado por sus fieles escuderos Martín Méndez y Frederik Akesson. Todos contentos a casa tras dos horas y media en las que estuvimos convencidos de haber visto la mejor versión posible de Opeth a día de hoy.

GONZALO PUEBLA