FECHA: 13 DE MARZO DE 2024
LUGAR: RAZZMATAZZ 2 (BARCELONA)
PROMOTOR: ROUTE RESURRECTION – BRING THE NOISE

Siempre es un buen momento para gozar de una buena noche de metalcore. Dispuesto a ello, entré en la sala Razzmatazz 2 para disfrutar de las descargas que tenían que ofrecernos cuatro bandas del género, Paledusk, Thornhill, Silent Planet y Polaris, cada una con su propia personalidad y estilo. 

Aunque comparten estilo, las lecturas del mismo son muy diferentes entre ellas. Todas  tienen un poso innegable de metalcore, Los japoneses Paledusk tirando más a la electrónica, Thornhill ponen todos los huevos en el cesto del dramatismo y las atmósferas, Silent Planet apuestan por una contundente mezcla con el djent y, por último, los cabezas de cartel Polaris con una propuesta mucho más ortodoxa.

Lo primero que me sorprendió al llegar a eso de las seis menos cuarto, era la cola para acceder a la sala. Este horario no era fácil y encontrar esa afluencia de público no deja de sorprenderme… Más teniendo en cuenta que en la otra punta de la ciudad tenemos a Amaranthe y Dragonforce con Apolo lleno hasta los topes. De acuerdo, no es el mismo público, pero encontré conocidos que podrían haber estado en uno u otro bolo indistintamente. 

Paledusk tenían tantas ganas de actuar y gustar que arrancaron diez minutos antes de lo previsto (algo mal pensado teniendo en cuenta la cola de fans que desde hacía bastante tiempo estaban congregados en los exteriores de Razzmatazz II). Con una propuesta parecida al metal festivo de bandas como Electric Callboy y un directo de lo más sorprendente teniendo en cuenta su corta carrera, los nipones no solo apuntan maneras, sino que ya gran parte del público ya cantaba sus canciones.  Hasta ocho canciones pudieron interpretar el cuarteto entre las que destacaron en su recta final ‘Tranquilo!’, ‘Palehell’ y sobre todo una festiva y camaleónica ‘Rumble’ que despertó los primeros pogos en la sala. Se les ve potencial y, como buenos asiáticos, durante todo el concierto se mostraron agradecidos con los fans reunidos tan temprano frente a ellos.

Foto Thornill: Beto Lagarda

Thornhill sirvieron de contrapunto de los festivos japoneses, con una puesta en escena austera y un juego de luces un poco pobre, salieron a defender su sonido con tintes progresivos y atmosféricos. Muy estáticos en el escenario y con único protagonismo para el vocalista Jacob Charlton, repasaron de manera equilibrada sus dos largos, con tres cortes de su debut The Dark Pool y tres de su continuación Heroine, guardando un pequeño hueco para su single de este año ‘Obsession’. Más allá de la contundencia de su sonido en directo, destaca el dramatismo algo sobreactuado del frontman. A juzgar por la reacción del público, que a esa hora ya supera los tres cuartos de entrada, realizaron un cumplidor show que dejó al respetable satisfecho.

Foto Silent Planet: Beto Lagarda

Uno de los platos fuertes de la noche, para servidor, era ver cómo eran capaces de trasladar su música del disco al directo Silent Planet, una banda que mezcla djent con metalcore con un resultado más que notable. Una proyección de fondo de parajes indefinidos y tonos sepia en bucle presidiría la actuación de unos Silent Planet de aires esotéricos. El frontman Garrett Russell, descalzo durante todo el bolo, hizo del escenario su púlpito y se erigió como maestro de ceremonias único de su trascendental interpretación, que llegó a registros guturales impropios de este mundo. Secundado de manera contundente por Stark a la guitarra, Pocock al bajo y Camarena a la batería, demostraron ser un combo potente y solvente.

La sorprendente respuesta del público -que ya empezaba a corear las canciones y hacer del pit un infierno- revela que eran una de las bandas más esperadas esa noche. Centraron su actuación en desgranar su bien acogido y oscuro  Superbloom, con concesiones a trabajos anteriores como ‘Native Blood’ y la de cierre ‘Trilogy’ . La oscura interpretación de ‘Collider’, la tralla de ‘Dreamwalker’, ‘Anunnaki’ y la meshuggiana ‘:Signal:’ acabaron de poner en solfa al público para entregarse por completo a las estrellas de la noche.

Foto Polaris: Beto Lagarda

Llegó el momento de Polaris. Los australianos lanzaron en el segundo semestre de 2023 su último álbum, Fatalism (2023), un álbum más que correcto y que los posiciona como una banda a tener en cuenta. La última visita de la banda fue como teloneros de Architects en 2018 y ya entonces me parecieron una banda prometedora, ahora nos visitaban como cabezas de cartel y con el listón muy alto tras la actuación de Silent Planet. Pero los aussies salieron a comerse el escenario y hacernos pasar un buen rato. Jamie Hills es un auténtico torbellino y no para de dirigirse al público y pedirles circle pits, walls of death y que nos cuidemos. El bajista y “segunda voz” Jake Steinhauser se mantiene más estático, aunque funciona de perfecto escudero del frontman y los guitarristas, Furnari y Schneider, se mantienen disciplinadamente en sus respectivos costados del escenario.

Foto Polaris: Beto Lagarda

Un inicio trepidante con ‘Harbinger’ y ‘Nightmare’ tenía que seguir con ‘Remedy’ que quedó interrumpida por una pelea en el pit que el grupo se ocupó de parar desde el escenario (no sé exactamente qué pasó, pero parece que hubo un malentendido y seguridad y apasionado asistente se las tuvieron en el foso) y defender al fan. Tras un pequeño discurso pidiendo que la gente se lo pasara bien y seguridad se dedicara a eso, a garantizar la seguridad de los fans, retomaron la actuación interactuando con el público y pidiendo un wall of death para afrontar ‘With Regards’ . A partir de ese momento fue una exhibición de riffs y breakdowns demoledores, contagiando al público de energía donde fueron cayendo ‘Landmine’, ‘Overflow’, ‘Martyr (Waves)’ o ‘Parasites’. el sonido oscilaba entre la excelencia y en otras ocasiones se hacía “bola” de manera incomprensible. Tras dar las gracias a las bandas que les habían precedido y despachar ‘Dissipate’ y ‘Masochist’, dejaron para el final unas palabras emocionantes de recuerdo a su guitarrista fallecido en verano del año pasado, Ryan Siew, antes de enfilar el tramo final y acabar el concierto con ‘The Remedy’.

Me marché con el convencimiento de haber visto un buen concierto, cuatro bandas al alza, especialmente Polaris, que presentó candidatura a dar el salto a las grandes ligas del metalcore. Al menos, las caras de satisfacción cuando abandonamos la sala, que al final registró una entrada cercana al sold out, así lo confirmaban.

JOAN CALDERON