FECHAS: 30 DE MAYO A 1 DE JUNIO
LUGAR: PARC DEL FÒRUM (BARCELONA)
PROMOTOR: PRIMAVERA SOUND

Tras el fiasco de su asalto a Madrid del año pasado, la nueva edición del Primavera Sound se planteaba como un examen de reválida para el festival. El aura de indestructible del que gozaba hace unos años se ha resquebrajado, y un nuevo tropiezo, esta vez en casa, hubiera hecho más grande la grieta. Sin poner en duda la cifra de asistencia que ofreció la organización, 268.000 personas (aquí están incluidas las de la jornada gratuita del miércoles en la que actuaron Phoenix, y de todos los bolos de Primavera En La Ciutat), como mínimo en las jornadas del jueves y sábado, daba la sensación de que había menos público del habitual. El viernes sí que se notó el recinto al límite de su capacidad, pero aún así, tampoco hubo grandes dramas ni en baños ni en barras. También fue un acierto que el tranvía estuviera operativo durante todas las noches. No es lo mismo encontrarte colgado en el Fòrum que en Glories. Y la maldita zona de Mordor, donde se encuentran los dos escenarios principales, ahora es más agradable.

Siguiendo con las sensaciones, más que datos contrastados, pareció que el público extranjero sigue siendo el mayoritario, y que en cambio ha bajado el del resto de España. Algo que no resulta extraño viendo el precio disparado de los alojamientos en Barcelona, un mal que padece cualquier ciudad con un evento importante. El público local, el que todavía resiste, sigue preguntándose si esa será la última vez que acuda a un festival que cada vez siente menos suyo, pero por el momento, pese al enojoso bombardeo de los patrocinadores, parece que todavía compensa. Y es que la oportunidad de poder ver en tres días desde artistas consagrados como Pulp o PJ Harvey, a propuestas emergentes como Gel o Alcalá Norte, valores seguros como Lisabö (bien por ellos por su gesto de actuar con una bandera palestina de fondo), hypes del momento como The Last Dinner Party, o curiosear viendo a Kenau Reeves tocando el bajo con sus mediocres Dogstar sigue siendo un reclamo suficientemente potente como para quedarse en casa.

LOS 12 MEJORES CONCIERTOS (QUE VIMOS).

AMYL AND THE SNIFFERS 
Lo que podría haber parecido un hype momentáneo sin mucho futuro la última vez que los vimos al comienzo del tardeo de un jueves hace un par de años en el mismo escenario del festival, se convirtió en una clase magistral de Aussie punk rock, que nos calló las bocas a muchos, sucumbiendo sin remedio a la fuerza de Amy Taylor y su banda. Toscos, burros, macarras… y un sinfín de adjetivos se me ocurren para calificar a una banda con la que me sentiría segura hasta en el Bronx. Amy es una diosa, con ese look hortera barriobajero, esos movimientos que alternaban pisotones de pogo con meneos de lap dance, y una sonrisa contagiosa que no se le quitaba de la cara, en definitiva, una mezcla de Bon Scott, con Blondie y Wendy O pidiendo al portero que la dejen entrar en el bar porque no va en busca de follón, sino de amor ¿no es acaso enternecedor? Solo espero que vuelvan a visitarnos en formato sala porque puede ser algo épico. Toi Brownstone

Foto Amyl And The Sniffers: Eric Altimis

BETH GIBBONS
En un ambiente de festival la apuesta de Beth Gibbons era arriesgada e implicaba cierto ejercicio interior para centrarse en su actuación, sobre todo tras haber tanteado su reciente debut en solitario Lives Outgrown, un trabajo completamente experimental y bastante oscuro. Beth y su magnífica banda de acompañamiento fueron capaces de crear un atmósfera envolvente e íntima, sin grandes alardes ni recursos llamativos, que nos fue captando a todos los presentes. Una actuación de sensaciones, extraños instrumentos y sonidos distintos dirigidos por una voz melancólica, que en ocasiones llegó a ponernos la piel de gallina. Toi Brownstone

Foto Beth Gibbons: Eric Altimis

DEFTONES
Cuando en 2001 se celebró la primera edición del Primavera Sound hubiese sido impensable que una banda como Deftones hubiera actuado en el festival. Afortunadamente, el crecimiento del festival también se ha reflejado en una mayor inclusión de todo tipo de estilos y a día de hoy a nadie le sorprende que los de Sacramento puedan formar parte del cartel, todavía menos viendo el reposicionamiento que han adquirido, accidentalmente, gracias a Tik Tok. Ver a un par de jovencitas con purpurina en la cara bailando ‘Be Quiet And Drive (Far Away)’ como si fuera uno de los hits de temporada fue realmente curioso. Con un Chino Moreno ultra motivado que, por fin, ha asumido que tiene que tirar del carro, Lance Jackman y Shaun Lopez dando más matices a lo que solía hacer Stephen Carpenter, un juego de luces y sonido apabullantes y temazos como ‘Digital Bath’, ‘Change (In The House Of Flies’), ‘My Own Summer (Shove It)’ y hasta la versión de ‘Please, Please, Please Let Me Get What I Want’ de The Smiths, Deftones cortaron oreja y rabo. ¿Qué tal unos Korn el año que viene? Jordi Meya

Foto Deftones: Christian Bertrand (Primavera Sound)

VAMPIRE WEEKEND
Ezra Koening salió al escenario con más pinta de haber quedado para ir a cenar en los Hamptons que de dar un concierto de rock: pantalones de lino blanco y camisa de manga larga azul celeste. Y es que en su cabeza, diría que Vampire Weekend es más un proyecto artístico que una banda al uso. Su show parece concebido como una exposición en una galería en la que cada estímulo visual (desde las imágenes de la pantalla de Mondrian o edificios a la aparición del bailarían freaky del vídeo de ‘Classical’) aspira a activar algún resorte intelectual en el espectador. Pero lo que podría ser absolutamente pedante, queda compensado por la ligereza pop y bailonga de canciones como ‘Holiday’, ‘Cousins’, ‘Gen-X Cops’ o ‘A Punk’. Incluso los temas más contemplativos como ‘Capricorn’ o ‘Ya Hey’ te acaban envolviendo en una agradable sensación de pensar que eres más listo de lo que realmente eres. Jordi Meya

Foto Vampire Weekend: Eric Altimis

THE ARMED
The Armed podían ser los culpables de que se nos jodiera todo el festival. Que tocaran el jueves a las 2.30 implicaba el riesgo forzar la máquina demasiado pronto. Por suerte, no se nos fue de las manos y aguantamos en un estado más que razonable. El recuerdo de su primera visita hace un par de años era demasiado potente para dejarlos escapar, pero el esfuerzo no tuvo la recompensa esperada. Su concierto estuvo bien, pero si la otra vez The Armed parecían estar locos, esta vez solo pareció que se hicieran los locos. Puede parecer una diferencia pequeña, pero en ellos es un mundo. Su hardcore electrónico sonó menos fresco y espontáneo por mucho que Tony Wolski, ya destapado como frontman oficial, se tirase al público en varias ocasiones, y temas de Perfect Saviours como ‘Modern Vanity’ o ‘Sport Of Form’ se quedaron algo cortos respecto a la potencia de ‘An Interation’ o ‘All Futures’. Da la sensación que están en transición, pero sin saber muy bien hacia dónde. Jordi Meya

Foto The Armed: Eric Altimis

SCOWL
Si el día anterior, el viraje al indie de Mannequin Pussy no acabó de convencer (solo lo hicieron cuando recuperaron su lado más punk en la segunda parte del concierto), a Scowl se les vio perfectamente cómodos y naturales en su evolución hacia el rock alternativo. Claro que ayuda tener una frontwoman como Kat Moss, capaz de captar las miradas de hasta el más despistado, pero de nada serviría si no tuvieran buenas canciones y un sonido bien compacto. Con la energía de una banda hardcore, el groove pesado de unas L7, y estribillos tan certeros como los de ‘Psychic Dance Routine’ o ‘Opening Night’, Scowl liaron una buena fiesta. Jordi Meya

Foto Scowl: Eric Altimis

CHELSEA WOLFE
Sabíamos a lo que íbamos pero aún así la performance de Chelsea Wolfe superó expectativas. Experimentar su directo en el Auditori del Fórum, además de aportar un sonido perfecto, magnificó sus múltiples virtudes: presencia y voz penetrantes, puesta en escena sobria y, por supuesto, canciones. La silueta espectral de la cantante apareció entre las sombras envuelta en un sedoso vestido negro, penumbra que no abandonaría ya en su hora de concierto. Su último lanzamiento, She Reaches Out to She Reaches Out to She, marcó la pauta, con los sintetizadores escupiendo texturas gruesas y detalles delicados en ‘Everything Turns Blue’, la maquinal ‘Whispers in the Echo Chamber’ o la estremecedora ‘Dusk’; piezas en las que se acercó a una mezcla de PJ Harvey y Trent Reznor y que combinó con joyas pretéritas como ‘Feral Love’, ‘Carrion Flowers’ o una acústica ‘Flatlands’ con la que se despidió. Diosa. David Sabaté

Foto Chelsea Wolfe: Eric Altimis

BRUTUS
El cambio de ubicación del escenario Adidas ha provocado que haya perdido ese encanto de rincón secreto en el que puedas disfrutar de los conciertos casi en familia. Aún así, quienes se plantaron en él para ver a Brutus no estaban ahí de paso. El ascenso que están viviendo desde que publicarán Unison Life en 2022, todavía tiene recurrido y no es de extrañar que Stefanie Mannaerts acabara realmente emocionada recibiendo el cariño del público al final de su set. Se lo habían ganado a pulso. El trío belga sublimó su capacidad para unir sensibilidad y contundencia haciendo brillar piezas como ‘War’, ‘What Have We Done’, ‘Dust’, ‘Victoria’ o ‘Sugar Dragon’ con una Stefanie que cantó y tocó como nunca. Imposible de predecir dónde está su techo. Jordi Meya

Foto Brutus: Eric Altimis

THE LEMON TWIGS
Con los fabulosos comentarios que llegaban de sus conciertos en sala, había el temor que en Barcelona nos tocará bailar con la más fea. Cinco y media de la tarde y un escenario gigantesco con poco público no parecían las mejores condiciones para disfrutar del pop retro de The Lemon Twigs. Pero está claro que los hermanos Brian y Michael D’Addario y sus talentosos compañeros, el bajista/teclista Danny Ayala y el batería Reza Matin, van tan sobrados que se las apañaron para ofrecer una actuación que solo puede calificarse de mágica. Cuatro tipos que suenan como una orquesta, impecables en la ejecución, que cantan como los ángeles, y con un repertorio excelso de canciones (‘My Golden Years’, ‘In My Head’, ‘If You And I Are Not Wise’…) hicieron que todo pasara como un suspiro. El final recreando a la perfección ‘Good Vibrations’ de los Beach Boys nos dejó boquiabiertos. Que vuelvan ya. Jordi Meya

Foto The Lemon Twigs: Gisela Jané (Primavera Sound)

PJ HARVEY
Desde primera hora de la tarde nuestras miradas se desviaban al cielo constantemente porque parecía que el fin del mundo iba a llegar. Y unos minutos antes de que Polly Jean saliera al escenario comenzó a llover. Podría haberse convertido en algo trágico y descafeinado, pero creo que la “tempestad” contribuyó a ensalzar la maravilla que pudimos presenciar. En general otorgamos el calificativo de artista a los músicos de manera muy general, perdiendo todo el sentido, y entonces llega PJ Harvey y sin histrionismos ni aspavientos, acompañada de su banda de músicos veteranos, maduros y atractivos,y  nos da una lección de arte con mayúsculas. Arte como cuando ves una actuación de Peter Gabriel, o de David Byrne. Arte como la sensación que te produce disfrutar algo increíble con todos los sentidos y que sabes que permanecerá en tu recuerdo para toda la vida. Defendió temas de su último trabajo, I Inside the Old year Dying, recuperó Let Englad Shake y a pesar de la lluvia nos trasladó a un lugar árido y seco con To Bring You My Love. Podría haber seguido dos horas más, con lluvia y truenos, y no habría dejado de disfrutar. Fue un concierto inolvidable. Toi Brownstone

Foto PJ Harvey: Eric Altimis

BIKINI KILL
La lluvia volvió a hacer acto de presencia, si cabe con más intensidad, durante el concierto de Bikini Kill. Si bien estas reuniones, todavía más cuando se tratan de grupos procedentes del underground y de filosofía combativa, constatan que nadie es inmune al poder de seducción del capitalismo, hay que reconocer que el trío de Olympia ha sabido resolverlo con gracia. Asimilando sin complejos el espíritu más colorista y lúdico de Le Tigre, Kathleen Hanna, Tobi Wail y Kathi Wilcox (les acompañaba también Sara Landeau como guitarra de apoyo) salvaron las contradicciones apelando más al presente que al pasado. Quizá el sonido fuera menos punk y visceral que antaño, pero ‘Statement Of Vindication’, ‘Capri Pants’, la más pesada ‘Sugar’ o, la inevitable ‘Rebel Girl’, sonaron tan vigentes y necesarias como siempre. Jordi Meya

Foto Bikini Kill: Eric Altimis

MILITARIE GUN
Pese a que les dedicamos la portada de RockZone cuando sacaron su último disco Life Under The Gun el año pasado, a Militarie Gun todavía no habíamos podido hacerles la prueba del algodón viéndoles en directo. Y mira por dónde, tuvimos la oportunidad de hacerlo por duplicado en un día. En la primera, a media tarde en el escenario Pull & Bear, nos gustaron, pero echamos un poco más de intensidad por parte de los músicos (no del vocalista Ian Shelton que sabe ganarse al público con sus brincos y sus «urg, urg»), y que tardaran la vida en solventar el molesto chasquido de uno de los micros, cortó bastante el rollo. Pero ya de madrugada, su Unexpected Show en el interior del cubo del Red Sound Studio Etnia fue otra cosa. Rodeados por un centenar de fans, se les veía mucho más sueltos y motivados. Temas como ‘Very High’ y ‘Do It Faster’ sonaron con la fuerza que esperábamos y su versión de ‘Song 2’ de Blur fue un auténtico desmadre. A todo esto, estrenaron una canción inédita (sonó como una mezcla de Oasis y Weezer) que promete grandes alegrías de cara a su siguiente álbum. Prueba superada. Jordi Meya

Foto Militarie Gun: Eric Altimis