FECHA: 13 DE JUNIO DE 2024
LUGAR: LA RIVIERA (MADRID)
PROMOTOR: THE MAD NOTE CO.
Me llamarán pesado (y con razón), pero desde esta santa publicación llevo años intentando descifrar uno de los grandes misterios del rock de corte clásico de los últimos tiempos. Y ese no es otro que el incomprensible motivo por el cual una pedazo de banda como Rival Sons, con una carrera repleta de discazos y un directo sólido como pocos, aún esté lejos de aspirar a meter la cabeza dentro del circuito de arenas.
Por muchos halagos que hayan recibido nuevamente sus dos trabajos del año pasado, Darkfighter y Lightbringer, a cada cual más excelente, siendo ambos parte de un mismo pack indivisible), la realidad es que el combo angelino continua siendo ajeno a esa gran masa que alucina con otros nombres llamados a salvar el rock de estadios en el nuevo milenio. Habiendo acompañado a titanes como Aerosmith o Black Sabbath y militando en un sello histórico como Atlantic Records, uno se pregunta que más tienen que hacer para obtener el reconocimiento que por calidad sin duda merecen.
Aún con todo, verles dar el salto a una sala de la envergadura de La Riviera con el papel agotado, hace pensar que, a base de esfuerzo y trabajo, poco a poco están recogiendo lo sembrado a lo largo de los años. Dada su situación y la del panorama actual, dudo que su techo en cuanto a público quede mucho más arriba de dónde ya están, pero nunca se sabe las vueltas que un grupo puede dar en este negocio.
Quienes tienen todavía un largo camino por delante son Creeping Jean, aunque al menos van bien equipados. Encargados de estrenar la noche, el quinteto de Brighton encajó a la perfección con el ambiente y la estética de los protagonistas del cartel. Como si acabaran de salir de una Camper en pleno 1972 en medio de California, los británicos aparecieron dispuestos a lucir melenazas y pantalones de campana de fantasía. Estrenaron algunos temas que estarán incluidos en su segundo largo, Business Is Dead, de publicación inminente el próximo mes de agosto.
La verdad, no es que ‘Sassy Got Shakes’, ‘Fluorescent Orange Skies’ o ‘Hold The Image’ contengan algo que no hayamos escuchado infinidad de veces dentro de la fórmula del rock 70’s con deje melódico. Pero por ejecución, sonido y ganas, acabaron ganándose nuestro respeto. Mención especial al panderista Thomas Elliott, que se lo debió pasar en grande recorriendo el escenario de un lado a otro mientras sus colegas regalaban guitarrazos por doquier. Inmejorable sabor de boca para lo que vendría a continuación.
Decía Jay Buchanan poco antes de terminar su actuación que lo más complicado hoy en día en el mundo de la música es conseguir captar la atención del público siendo tan solo unos tipos que tocan rock and roll en directo, sin trucos ni artificios. Con su logo al fondo como único atrezzo, Rival Sons salieron a contagiarnos con un sinergia recíproca que se extendió durante más de hora y media larga de concierto. Curiosamente ‘Mirrors’ y ‘Nobody Wants To Die’, los dos cortes iniciales de Darkfighter, marcarían el tono general del setlist que tenían preparado. La primera recogía el lado místico y épico de su cancionero. La segunda, el de una maquinaria engrasadísima y con el depósito lleno de gasolina para incendiar la sala.
No tardaron en arrancar los cánticos con el riff de ‘Tied Up’, una constante que agradaría al bueno de Scott Holiday. Además de exhibir una buena colección, el seis cuerdas demostró dominar con maestría todas las suertes de su instrumento: slide, pedaleras, guitarras de doble mástil… y por supuesto, riffs en cantidades industriales como si estuviera repartiendo caramelos en una cabalgata. ‘Too Bad’ sonó monstruosamente gigantesca y con ‘Feral Roots’ nos indujeron en una atmósfera chamánica con Buchanan como maestro de ceremonias. Pletórico a las cuerdas vocales y más motivado que en anteriores visitas, el cantante lució aspecto de elegante hippie a lo Jim Morrison con los pies descalzos sobre las tablas mientras clavaba cada nota. Si alguien echa en falta esas duplas míticas de frontman-guitarrista que tanto han poblado la historia del rock, aquí tiene a una de las mejores que se puedan encontrar a día de hoy.
Y es que cuando uno ve como el personal se viene arriba a la que retumba la intro zeppeliniana de batería de ‘Open My Eyes’ o el groove infeccioso de ‘Pressure & Time’ golpea tus caderas, la pregunta vuelve a surgir: ¿Por qué Rival sons no están reventando pabellones de medio mundo? ¿Por qué un temazo como ‘Shooting Stars’, dedicada en solitario por Buchanan a todos los inocentes del conflicto Palestino-Israelí y que sonó como el himno de estadios que nunca fue y probablemente jamás será, no está en rotación a todas horas en las emisoras? Un servidor observa la magia que son capaces de desplegar a través de ‘Darkside’ (ese “there are no promises to keep anymore now that you’re gone to the darkside” emocionó de veras) o un mediotiempo pluscuamperfecto como ‘Mosaic’, y no puede evitar pensar que algo no funciona bien en esta industria para que unos musicazos como estos no estén ahora mismo en lo más alto.
Seguramente Buchanan, Holiday y la base rítmica que conforman Mike Miley y Dave Beste hace tiempo que dejaron de plantearse semejantes cuestiones y decidieron seguir a lo suyo. Tal y como hicieron en la recta final, dónde se guardaron un tridente de singles mortífero. ‘Torture’ puso la sala a sus pies para que poco después ‘Electric Man’ y ‘Keep On Swinging’ nos obligaran a alzar los puños y lo que nos quedara de voz a esas alturas de la noche. Otros saborearán las mieles del éxito masivo, pero la clase y la calidad no se compran a golpe de talonario de una gran discográfica. Afortunadamente, eso Rival Sons lo llevan de serie.
GONZALO PUEBLA