FECHA: 16 DE MARZO DE 2019
LUGAR: CAFÉ DE LAS MUSAS (BURGOS)

Hace no demasiado tiempo hablaba con una amiga de Seattle sobre Andy Wood y Mother Love Bone. Me comentaba que, en sus buenas noches, a Andy le daba igual tocar en un garito para diez personas. Jugaba y retaba a la audiencia como si estuviera en el Madison Square Garden, desplegando todo su carisma heredado de los setenta.

Sergio Martos comparte ese punto con Andy Wood pero, además, sabe cómo ganarse un público ya sea mayor o menor de edad. Es un frontman de la vieja escuela, con la ventaja de tener una voz entre el añorado Phil Lynnot y Mitch Rider. Tras veinte años de oficio, los Schizophrenic Spacers tienen la mejor alineación posible. Aparte del mencionado Martos, una imbatible base rítmica a través de Manuel Fernandez Del Campo al bajo y Jesús Tejada a la batería. En la guitarra, un tipo que puede ser virtuoso o tocar con feeling, Alberto Belmonte. Con estas se presentaron en una ciudad que, los Héroes Del Silencio dixit, “estaba muerta antes de nacer”. Tienen pegada, experiencia… uno no comprende que un grupo de estas características no sólo no triunfe en la Iberia sumergida, sino que no sea un grupo de culto en la vieja Europa. Son un combo que en primera instancia te recuerda al sonido de Detroit, pero es tan amplio su conocimiento del rock y sus códigos, que saben extrapolarse y adaptarse a cualquier etapa que merezca la pena recordar.

Arrancaron con ‘Desirable Citizen’, demostrando que da igual que canción de cada etapa toquen. Saben manejar y actualizar el sonido de los primeros álbumes. Entre canciones propias como ‘Montpellier’, ‘Gonna Be Good’, o de su inminente nuevo álbum ‘Good’, ‘Tres Chicas’,  demostraron la majestuosidad y la compenetración que tienen. Les da igual hacer una versión de ‘Day Tripper’ de The Beatles mientras Alberto hace un solo proveniente de Jeff Beck, que todo les sale bien.

Están más que curtidos sobre las tablas. La interactuación de Martos con varios miembros del público, incluyendo un par de niños, demuestra su dimensión no sólo ya como frontman, sino como ser humano. Parece mentira que alguien tan grande en el escenario, luego sea tan humilde debajo. Encima ha sido capaz de habernos deleitado a los letraheridos con las vivencias de Alicia en solitario o con el Alice Cooper Group en sus dos libros publicados.

Schizoprhenic Spacers entienden la dinámica del directo. Pocos grupos veréis salir airosos versioneando ‘Won’t Get Fooled Again’ de The Who. Algo que suelen hacer, y no precisamente por oportunismo, sino por lo ya citado, su sapiencia de la música, es realizar guiños cuando toca al grupo de cada época. Si cuando falleció Chris Cornell, entre jams Martos recitaba partes de letras de Soundgarden, estaba vez le tocó a Queen, con breves guiños a ‘Get Down Make Love’, ‘Mustapha’ y el icónico ‘Day Oh’ que hizo inmortal a Mercury en el Live Aid.

Tocaron todo lo que pudieron y más. Si no fuera por el horario de la sala, aún estaríamos disfrutando de toda su discografía (van a hacer en breve siete álbumes, incluyendo un directo) y todas las canciones que atesoran en su memoria, ya sean de Rufus Thomas, ZZ Top o Alice Cooper. Dont’t forget Lonnie!

IGNACIO REYO