FECHA: 22 DE MARZO DE 2022
LUGAR: SALA RAZZMATAZZ (BARCELONA)
PROMOTORA: LAST TOUR INTERNATIONAL
«Flota como una mariposa, pica como una abeja». Esta cita de Muhammad Ali serviría para definir a la perfección tanto la música como el directo de Skunk Anansie, capaces de provocar el headbanging con sus temas más rockeros como de enternecer con sus baladas.
La banda británica llegaba a España para rematar la gira de 25 aniversario del grupo, que a estas alturas, por culpa de la pandemia, ya eran 27, una cifra desde luego menos sexy y vendible. Como era de esperar el repertorio estaba diseñado para representar toda su carrera, y así arrancaron con ‘Yes It’s Fucking Political’, el tema que abría su segundo disco Stoosh, que de inmediato activó al público con ese riff a lo Rage Against The Machine y Skin pegando gritos.
Como si su sola presencia no fuera suficiente reclamo, la frontwoman salió enfundada con una llamativa americana verde fosforito y un gorro con una especie de cuernos gigantes. Además de sus habituales compañeros, Martin ‘Ace’ Kent (guitarra), Richard ‘Cass’ Lewis (bajo) y Mark Richardson (batería), en el escenario también vimos a la teclista y corista Erika Footman. Se agradece en una época en el que tantos grupos tiran de pistas pre-grabadas, ellos hayan decidido apostar por el factor humano. Incluso le dieron un par de momentos de protagonismo cuando compartió la tarima delantera con Skin para cantar ‘Love Someone Else’, y, ya en los bises, ‘Little Baby Swastikkka’ con total soltura
Ella, y la interpretación de los singles independientes que han ido sacando en los últimos años como las ochenteras ‘What You Do For Love’ y ‘Can’t Take You Anywhere’, donde suenan como unos Eurythmics metalizados, la muy Audioslave ‘This Means War’, y la industrialoide ‘Piggy’, fueron las principales novedades en concierto marcado por los hits.
No faltaron ‘Because Of You’, ‘Twisted (Everyday Hurts)’, ‘Weak’, ‘Hedonism (Just Because You Feel Good)’, ‘Charlie Big Potato’ o ‘Brazen (Weep)’, que según contaron después de mucho tiempo han decidido volver interpretar en su forma original.
Con una voz y un físico que para nada se corresponden a sus 54 años, Skin sabe administrar perfectamente sus fuerzas. Quizá no sea aquella bestia desbocada de sus inicios, pero les permite ofrecer conciertos más extensos y variados. Y aunque no caminó entre el público (demasiado arriesgado en tiempos de COVID), hizo todo lo posible para que la conexión con la pista fuera lo más intensa posible.
Es obvio que lo que tenían que hacer como banda ya lo han hecho, pero con un directo así de solvente pueden dar por sentando que sus fans seguirán acudiendo a su llamada cada vez que les apetezca salir a la carretera.
JORDI MEYA