FECHA: 28 DE MARZO DE 2019
LUGAR: SALA SALAMANDRA (L’HOSPITALET DE LLOBREGAT – BARCELONA)
PROMOTOR: ECLIPSEGROUP & RSS PROMO
Empezaron con la etiqueta de ‘la banda de Martín López’ a cuestas, pero en todo este tiempo Soen se han labrado un nombre propio. Después de navegar entre el sonido de Opeth y Tool, poco a poco han conseguido despegarse de sus influencias más directas. La prueba definitiva de ello es Lotus, su cuarto disco de estudio en el que han asentado su propia personalidad, con un sonido bastante alejado de aquel Cognitive. Pocos grupos desprenden tanta elegancia y saber estar en directo como ellos, por lo que acudir a verlos cada vez que tocan por aquí siempre es un placer.
Entré en la sala Salamandra cuando Wheel acababan de empezar. Tenía mucha curiosidad por verlos ya que, a priori, tienen números para ser de esas bandas semidesconocidas que en algún momento darán que hablar. Y entonces vendrán los llantos de la gente que pasó de ver a los teloneros y perdió la oportunidad, sobre todo desde que nos quedamos huérfanos de Be Prog!. Los fineses acaban de lanzar su primer disco Moving Backwards, en el que suenan como unos Tool descafeinados o unos Karnivool a medias tintas. En directo se mostraron algo menos comedidos, aunque en las veces que intentaron conectar con el público no es que se lo pusieran fácil. Pero eso no les impidió ofrecer una muy buena carta de presentación, sobre todo gracias a su líder James Lascelles, quien en el último tema se lució especialmente con las líneas de guitarra. Golosura progresiva en consonancia con otras bandas como Klone o Hypno5e.
Después de una grata sorpresa vino una más desagradable. No sé si fue porque desentonaban con la tónica general de la noche o porque simplemente no me gustaron nada (yo apostaría por la segunda), pero el metalcore progresivo de Ghost Iris me resultó insufrible. Si bien en los primeros temas mostraron alguna que otra estructura influenciada por Meshuggah, el resto me pareció bastante aburrido. Hay que reconocerle a los chicos que lo dieron todo brincando por el escenario, y que además consiguieron un sonido más equilibrado que sus antecesores. Pero personalmente sólo estaba deseando que acabasen.
Todo lo contrario que con Soen, ya que la más de hora y media que estuvieron tocando pasó en un suspiro. No puedo decir que fuese el mejor concierto que he visto de ellos por varios factores, entre ellos el setlist y el volumen exageradamente alto de las guitarras y la batería. Pero sí que es uno en los que más en forma he visto a la banda en general, sobre todo en cuanto al control vocal de Joel Ekelöf. Su aguante en las partes más agudas de temas como ‘Opal’ o ‘Martyrs’ bien mereció los aplausos más sonados de la noche. Joel acabó metiéndose al público en el bolsillo cuando vio a un niño en primera fila y mandó que le dieran una silla para que pudiese ver mejor, además de entregarle una de las baquetas de Martín al acabar el concierto. Junto a él, el teclista Lars Åhlund se hizo con el escenario, creando un curioso contraste entre ellos de elegancia y energía arrolladora. Todo ello bajo la guía de Martín López, quien se mostró mucho más modesto que en otras ocasiones. Y pese a que en varios momento andaban algo descoordinados (se les veía contar a todos por lo bajini), los suecos nos concedieron otra de sus noches de delicada solidez.
ALBA RODRIGO