FECHA: 20 DE OCTUBRE DE 2024
LUGAR: LA RIVIERA (MADRID)
PROMOTOR: LIVE NATION

Con un currículum en el que figura una discografía en constante evolución y sin tropiezos hasta la fecha, un par de Grammy’s en la estantería y el haber coescrito uno de los mayores hits de la estrella de pop número uno en la actualidad (para los despistados, me refiero al ‘Cruel Summer’ de Taylor Swift), lo lógico sería pensar que el lugar que le corresponde a alguien como Annie Clark es el de estar reventando arenas y encabezando festivales de todo el mundo. Sin embargo, la artista de Tulsa sigue en el circuito de salas grandes, aunque todo apunta que esta gira puede que sea la última en «pequeño formato».

Y es que, a pesar de llevar dos décadas en esto, la carrera de Clark como St. Vincent aún está en pleno ascenso. Sin ir más lejos, All Born Screaming acabará siendo para gran parte de la prensa especializada uno de los álbumes más destacados de un 2024 que ya encara su recta final. Con semejante hype se plantaba nuestra heroína en La Riviera sin entradas disponibles y la expectativa de ver nuevamente en acción a una de las grandes de nuestro tiempo.

Se encargó de abrir la noche Anna B Savage, quién apareció armada únicamente con su acústica. Temía que la británica sufriera el parloteo por desgracia tan habitual del personal cada vez que este tiene que enfrentarse a una propuesta de cantautor tradicional. Sin embargo, supo cautivar desde el inicio con ‘Corncrakes’ y ‘Donegal’ exhibiendo un registro que recordaba a la sensibilidad de Nick Drake o Jeff Buckley. A base de disparar varias pistas, el concierto escaló en cuanto a dinamismo en ‘Crown Shyness’ y ‘The Ghost’, evitando que el interés decayera. Nunca es fácil defender tu propuesta en solitario ante una audiencia que no es la tuya. Lo hemos visto demasiadas veces, pero Savage logró salir airosa.

Con algo de retraso respecto a lo que indicaban los horarios, Annie y su banda (la misma que la acompañó en la anterior gira de Daddy’s Home con la incorporación de Charlotte Kemp Muhl ocupando el lugar del productor Justin Meldal-Johnsen al bajo) tomaron posiciones para arrancarse con ‘Reckless’. Sonaba la intro de teclado, pero… ni rastro de las voces. Ante las quejas del público, el inicio de la actuación se detuvo provocando el desconcierto general. El grupo se retiró a vestuarios mientras los técnicos trabajaban para solucionar el fallo técnico. Por suerte, el momento de incertidumbre no duró demasiado y los músicos regresaron de inmediato, ahora sí, sonando como debían, haciendo estallar de jubilo a la sala entera. A partir de ahí, todo fue hacía arriba.

Foto: Jorge Taus (St. Vicent)

Dentro de sus constantes metamorfosis, esta versión de St. Vincent puede que sea la más cercana a la verdadera Clark. Sin disfraces bajo los que esconderse, su estética actual es mucho más sobria y menos estrambótica que en anteriores presentaciones. En más de un momento vislumbre a una frontwoman cercana al espíritu de Trent Reznor, casando con la sonoridad industrial latente en su última referencia. Pero al igual que otros referentes en los que siempre se ha fijado, llámense Bowie o Prince, sabe recoger lo que le interesa de cada uno para llevárselo a su propio terreno. Aún con todo, hay ciertos tics que ya son inamovibles tanto del personaje como de la persona. Los pases de baile robóticos, así como la vis teatral en sus gestos cada vez que se libera de la guitarra (divertidísima en el acid funk de ‘Pay Your Way In Pain’), o los duelos que lleva a cabo con Jason Falkner a la más mínima oportunidad para acabar revolcados por el suelo como si fueran críos a la hora del recreo, forman una parte innegociable del show.

Más allá de poseer un repertorio que se adapta a cualquier terreno (además de las nuevas ‘Big Time Nothing’, ‘Flea’ o una atómica ‘Broken Man’, las canciones de Masseduction volvieron a brillar con fuerza, especialmente ‘Fear The Future’ y ‘Los Ageless’), Annie sabe cómo destilar clase y sensualidad en cada movimiento. Estuvo comedida en sus incursiones en castellano (esa revisión en nuestra lengua titulada Todos Nacen Gritando que asoma en el horizonte nos hizo temer lo peor) y tuvo la suficiente gracia para explicar su fascinación por España tras visitar el año pasado el Museo del Prado y descubrir las pinturas negras de Goya antes de interpretar una ‘Violent Times’ desnudada al teclado.

Proseguía el vendaval y la formación no tuvo reparos en gastar cartuchos como ‘Digital Witness’, la enrevesada ‘Birth In Reverse’ y una ‘Cheerleader’ tras la que Mark Giulliana se marcó un buen solo de batería. Es tan solo una muestra de los compañeros de viaje que elige St. Vincent para ir a la guerra, al igual que lo fue la dulce ‘Candy Darling’, nuevamente solo con los arreglos de Rachel Eckroth y los coros de Faulkner y Kemp. Con semejantes escuderos cubriéndole las espaldas, Clark se animó con un amago de crowdsurfing en la celebrada ‘New York’ que no llegó a fructificar. Quizás, junto la aparatosa salida en falso, fue lo único que no salió según como estaba planeado.

Cerró otra vez recurriendo a las teclas para poner el broche con ‘Somebody Like Me’. Y es que ciertamente, no hay muchos artistas contemporáneos de la calidad y originalidad de St. Vincent. Únicamente la perspectiva que da el tiempo se encargará de situarla en el lugar que merece.

GONZALO PUEBLA