FECHA: 22 DE MARZO DE 2024
LUGAR: SALA UPLOAD (BARCELONA)
PROMOTOR: ACARAPERRO
A Frank Meyer hay que quererlo y admirarlo. Como uno de los grandes representantes del underground de Los Angeles, su hiperactividad hace que su figura aparezca allá donde menos te lo esperes. Puede ser como miembro permanente de los remozados Fear, liderando nuevos proyectos como los excelentes Trading Aces, o como la otra noche, golpeándonos con la sorprendente reunión de The Streetwalkin’ Cheetahs, su banda de los noventa.
Parece mentira que haya pasado ya tanto tiempo, desde que unas cuantas formaciones venidas desde Escandinavia y Estados Unidos principalmente nos dieron algunos de los discos más crujientes, sucios y malcarados de finales de los noventa y principios del nuevo milenio. Tricky Woo, Hellacopters, Bell Rays, Gluecifer, Gaza Strippers, Turbonegro, Flaming Sideburns, Adz, Black Halos, Zen Guerrilla o Backyard Babies nos golpearon sin piedad con una serie de discos que hoy en día son ya considerados pequeños clásicos del underground, y Streetwalkin’ Cheetahs fueron de todos ellos, uno de los más destacados.
Meyer nos repitió durante toda la noche cual era la santísima trinidad responsable del sonido de la banda: Stooges, Motorhead y Cheap Trick, y no le falta razón. Suenan tan caóticos y pendencieros como Stooges, tan sucios como los Motörhead clásicos y tan deliciosamente melódicos como aquellos Cheap Trick que hicieron historia en los setenta.
Ya no son aquellos tipos altivos y kamikazes que se presentaron en el pequeño escenario de Magic más de veinte años atrás, pero todavía son capaces de imprimirle a ese repertorio de bombas incendiarias que tienen, la suficiente energía y carácter, como para salir de la sala absolutamente rendidos a una banda única en su especie. Cuando tienes canciones lo tienes todo. Si además suenas avasallador y tienes a un maestro de ceremonias tan sólido como Frank Meyer, tienes todos los números para hacer un show inolvidable.

Sonaban igual de efectivos cuando atacaban una gema de power pop como ‘Lookout’, que cuando destripaban una hiper acelerada y mugrienta pieza de puro punk callejero como ‘Fast, Fucked And Furious’. Dos caras de la misma moneda, el mismo resultado: pura pasión por el rock´n´roll más descarnado. La larga versión del ‘1970’ de The Stooges fue como una ceremonia vudú, con Meyer y el bajista Don Everett entremezclados con un público en trance que apenas podía seguir al desatado guitarrista. El tipo aullaba, se tiraba al suelo, lanzaba solos y riffs desordenados y caóticos, y cuando se percató de que un tipo del publico lucía una camiseta de Eddie Van Halen, saltó hacia él regalándole un taping descontrolado mientras señalaba la imagen impresa del legendario músico. Enorme.
‘Let´s Dance’ sonó asesina, con ‘Crazy Operator’ y ‘Call The Dogs’ nos dimos cuenta que todavía saben cómo componer buenas canciones, ‘We Are The Ones (We´re Been Waiting For)’ nos volvió a traer esas melodías tan pegajosas bien conjuntadas con un armazón de guitarras marca de la casa, y bueno, pequeños clásicos como ‘Do The Pop’, ‘Miss Teen USA’ seguían sonando imperiales. Fue una noche para reconciliarse con ese rock’n’roll de club sucio y desaliñado, ese que no necesita de grandes producciones ni escenografías efectistas, para dejarte más que satisfecho.
A la salida, mientras la sudada banda al completo vendía y firmaba discos y camisetas, le comenté al mismo Meyer señalando su seminal Waiting For The Dead Of My Generation, lo bien que seguían sonando canciones tan directas y sencillas, a lo que me replicó: “Así debería ser el rock´n´roll, simple y directo al corazón”. Maravillosa noche.
ANDRÉS MARTÍNEZ