FECHA: 16 DE OCTUBRE DE 2022
LUGAR: SANT JORDI CLUB (BARCELONA)
PROMOTOR: LIVE NATION
Había ciertos recelos entre el personal hacía esta nueva reencarnación de The Black Crowes. Después de tantas pseudo reuniones, que a menudo resultaron desastrosas, no se acababa de entender que los hermanos Robinson, no contaran con miembros históricos que además continuaban en activo. Aun así, el anuncio de la interpretación por entero de su legendario debut, Shake Your Money Maker, se antojaba lo suficientemente atractivo para que prácticamente toda la escena rockera de Barcelona estuviera allí, fichando como un clavo para comprobar si los cuervos, seguían siendo aquella banda imbatible aún sin algunos de sus músicos más clásicos.
A Deewolf los hemos visto en todos los formatos posibles, en solitario en pequeños clubs, en festivales, y ahora en grandes escenarios teloneando a grandes estrellas. Y siguen creciendo. A pesar que todavía creo que les faltan canciones, ofrecieron un gran show y ayudaron a que olvidáramos, el calor imperante y el altísimo precio del merchandising, que fue la comidilla de todo el que se acercaba a chequear las camisetas.

Poco tuvimos que esperar para comprobar que The Black Crowes se habían tomado esta reunión muy en serio. No estaba Steve Gorman, ni Marc Ford ni tampoco Johnny Colt. Ni siquiera cuentan ya con el apoyo de un monstruo como Luther Dickinson, pero aquello sonaba atronador. El escenario era precioso con esa barra de bar y una gramola antigua y fueron sonar las primeras notas de ‘Twice As A Hard’ y aquello se venía abajo.
A Rich seguramente ya no lo veremos sonreír nunca más, pero se mostraba impecable en su labor como guitarrista. Chris se salió, su chorro de voz sigue a pleno rendimiento y continúa dominando el escenario como los grandes. En una escena escandalosamente carente de grandes frontmans, es un placer verle bailando, disfrutando, manejando a su audiencia a placer e interpretando con ese gusto y elegancia. El momento soul de ‘Seeing Things’, fue uno de los highlights del año gracias a ese carisma y talento que el cantante desplegaba sobre las tablas y lo mismo podríamos decir cuando llego la hora de ‘Hard To Handle’ o ‘She Talks To Angels’. Había electricidad en el ambiente.

El guitarrista Isaiah Mitchell, músico sobradamente curtido en Nebula, Howlin Rain y Earthless, tenía claro cuál era su papel. Apoyar a las estrellas con convicción y discreción, y estuvo perfecto sin salirse de esa tarea un milímetro. Tras la interpretación del mítico debut vinieron unas cuantas sorpresas más. Esperaba ‘Remedy’ que sonó maravillosa, pero me sorprendió que se descolgaran con ‘Goodbye Daughters Of Revolution’ o ‘Wiser Time’.
Voluntariamente, no había querido saber demasiado acerca de esos otros hits que nos tenían preparados y fue agradable que tiraran por ahí. Y reconozco que me molestó que una buena parte de la audiencia no acabara de reconocer canciones tan maravillosas. Una extendida y bellísima ‘Thorn In My Pride’ también nos recordó, por qué a veces decimos que los Black Crowes son de los pocos grupos, capaces de mirar de tú a tú a cualquier súper monstruo del pasado más lejano. Con ‘Moonage Daydream’ de Bowie se despidieron y nosotros quedamos absolutamente convencidos de haber asistido a una de esas noches casi perfectas.
Ahora podemos seguir debatiendo sobre si esta nueva formación deberían llamarse The Black Crowes o son solo los hermanos Robinson con unos cuantos mercenarios. Tras una velada tan bonita, no se me ocurre mayor pérdida de tiempo que hacer esa pregunta.
ANDRÉS MARTÍNEZ
FECHA: 18 DE OCTUBRE DE 2022
LUGAR: PALACIO DE LOS DEPORTES (MADRID)
PROMOTOR: LIVE NATION
Mucho hemos tenido que esperar para poder ver en nuestro país la nueva reencarnación de The Black Crowes. Fue en noviembre de 2019 cuando Chris y Rich Robinson anunciaron el regreso de uno de los nombres más importantes del rock and roll americano de las últimas décadas para alegría de sus fieles. No obstante, la noticia no estuvo exenta de polémica, además de arrojar varios interrogantes.
En primer lugar, los dos hermanos serían los únicos rostros familiares en la renovada formación (si bien Sven Pippen regresó a las filas poco después), dejando fuera de la reunión a cualquier otro integrante que hubiera formado parte del grupo anteriormente. De entre todas las ausencias, la que más dio que hablar fue la de Steve Gorman, miembro fundador y el único que había permanecido junto a los Robinson durante todas las anteriores etapas de los Cuervos de Atlanta. La coincidencia en el tiempo con la publicación del libro Hard To Handle, en el que el batería dibujaba un retrato no muy favorecedor de sus ex-compañeros, no hizo sino echar más gasolina al fuego y avivar el cruce de declaraciones. Algo que, por otra parte, siempre les ha acompañado.
Así que esta gira (otra de tantas que hemos visto aplazada a lo largo de los últimos dos años) que venía a conmemorar el 30 aniversario de su ópera prima Shake Your Money Maker debía responder a varias preguntas. ¿Estarían los nuevos fichajes a la altura? ¿Nos encontraríamos a una verdadera banda o serían Chris y Rich junto a mercenarios a sueldo? ¿Qué Crowes veríamos? ¿Los de los hitazos rockeros de sus primeros discos o los que se podían pasar medio bolo haciendo versiones de Grateful Dead zambulléndose en jams interminables?
Antes de resolver cualquiera de esas dudas, volvimos a reencontramos con DeWolff. Ya hemos comprobado en distintas ocasiones que, tanto si es en sala como en un festival, estos holandeses son garantía de calidad y espectáculo. Contaban que tras el primer concierto del tour europeo tuvieron que darles 15 minutos extra de actuación. Y no me extraña, porque cada segundo que permanecen encima de la tarima está bien justificado.

Con un sonido impecable para tratarse de unos teloneros, el trío que conforman los hermanos Van De Poel y el teclista Robin Piso tiró de alguno de sus mejores números destilando blues rock de muchos quilates. Sonaron un par de adelantos de su próximo disco, Love, Death & In Between (‘Nightrain’, ‘Heart Stopping Kinda Show’), amén de las siempre efectivas ‘Double Crossing Man’ y el mega baladón zeppeliniano que es ‘Tired Of Loving You’. Lástima que apenas levantaran pasiones más allá de los ya conversos que sabemos cómo se las gastan. En febrero habrá otra oportunidad de cazarles en un hábitat más favorable.
A las 21h. en punto se apagaban las luces y asistíamos a una de las introducciones más chulas que recuerdo haber visto en un concierto en bastante tiempo. Los focos apuntaban a una barra de bar en la que los músicos aparecían de espaldas mientras apuraban el último trago. Uno de ellos se acercó a la gramola y comenzó a sonar ‘Shake Your Money Maker’, el clásico de bluesman Elmore James, al tiempo que los demás iban tomando posiciones. Acto seguido, de entre la sombras apareció Rich Robinson atronando con los primeros acordes de ‘Twice As Hard’. Cuando la canción despegó, Chris entró en escena, paraguas en mano, regalando sonrisas, bailes y carisma en cantidades industriales. ¿Acaso se puede ser más cool?
Con el guion marcado de antemano, era fácil adivinar cuales serían los highlights durante el primer tramo del concierto. Por supuesto que ‘Hard To Handle’ y ‘She Talk To Angels’ fueron las más celebradas, pero entre los deep cuts de su debut sobresalieron tanto los temas más pausados (tremenda ‘Seeing Things’ propulsada por el dúo de coristas) como los más directos.
Cañonazos como ‘Thick N’ Thin’, ‘Struttin’ Blues’ o la traca de ‘Stare It Cold’ marcando el ecuador fueron comandados por un Chris pletórico que robaba todos los focos. Esta vez dejó la vestimenta de chamán hippie en el armario para ponerse el traje que mejor le sienta: el de estrella del rock. Todo lo contrario que su hermano menor, quién permaneció impasible con el mismo gesto inexpresivo durante toda la noche. Ni cuando compartieron el micro en ‘Jealous Again’ hubo un mínimo atisbo de complicidad. La noche y el día. Y es que hay cosas que ni el dinero todavía puede cambiar.

Cumplida la promesa de interpretar de cabo a rabo Shake Your Money Maker, sin más preámbulos comenzó un segundo acto que estuvo dedicado casi íntegramente a la que para muchos es considerada su gran obra maestra. Me refiero por supuesto a ese The Southern Harmony And Musical Companion que se presentó con una rotunda ‘No Speak No Slave’. Aderezado con su cover de ‘Papa Was A Rollin’ Stone’, se dejaron llevar en ‘Wiser Time’ y ‘Thorn In My Pride’ exhibiendo todo el potencial de las nuevas incorporaciones. Destacó la solvencia de Isaiah Mitchell al mástil, demostrando que poco tiene que envidiar a otros hachas ilustres como Marc Ford o Luther Dickinson, y un Brian Griffin que clavó el tempo y la pegada de Gorman. Los Robinson serán unos cretinos, pero no unos gilipollas a la hora de elegir compañeros de viaje.
Con ‘Sting Me’ y ‘Remedy’ parecía que la banda ya había quemado todos los cartuchos. Difícil mejorar semejante cierre. Y casi hubiera preferido que se quedasen ahí en lugar del bis en el que acometieron el ‘Rocks Off’ de Sus Satánicas Majestades. Fue un bonito detalle verles tributar a sus maestros, pero al menos a mí no me dejó la sensación de ser el cierre que la actuación merecía. En cualquier caso, estos nuevos Black Crowes dejaron bien claro que siguen siendo tan válidos como cualquier otra versión que hayamos visto de ellos en el pasado. Ahora queda la gran prueba fuego: el nuevo disco que publicarán el próximo año.
GONZALO PUEBLA