FECHA: 6 DE NOVIEMBRE DE 2024
LUGAR: LA RIVIERA (MADRID)
PROMOTOR: BRING THE NOISE
Poco antes de las 19h una prolongada y ansiosa fila se formaba fuera de La Riviera, a esperas de la apertura de puertas para recibir a The Ghost Inside, que en esta ocasión volverían a España muy bien acompañados de Boundaries y Gideon. La alineación de esta noche, que ya había calentado en terreno nacional tras su paso por Razzmatazz el día anterior, saldrían a la tarima presentando una emocionante mezcla de hardcore y metalcore, donde cada cual nos demostraría su estilo propio y estética única.
La velada comenzaba así con Boundaries, originarios de Connecticut, quienes nada más subir al escenario ya desataron un poderoso asalto sonoro sobre una aún pequeña multitud llena de expectativas. Eran muchos quienes días antes ya comentaban por foros y en redes las ganas de ver a esta banda, que pese a su corta trayectoria y una discografía que nos deja un último álbum publicado este mismo año, Death Is Little More, ha generado mucho interés en los últimos meses. Y es que como era de esperar, este no fue un espectáculo de hardcore convencional: la banda irradiaba una intensidad casi primitiva, una energía cruda que recorrió la sala con una fuerza viva.
Con cada golpe, canalizando su furia, crearon un sonido que es tanto caótico como profundamente sentido, llevándolo a un directo explosivo y verdaderamente curado. A medida que avanzan en su set, nos demuestran el peso emocional y los matices de su repertorio, desde el comienzo acribillador de ‘Darkness Share’, la angustia atrapada en la melancolía de los tonos post hardcore de ‘Realize and Rebuild’ o los violentos contrastes con los que cerraron su directo al son de ‘Easily Erased’. Los matices en su interpretación son sutiles pero verdaderamente impactantes, lo que nos demuestra que no solo tocan con fuerza, sino también con mucha coherencia en su discurso.
Luego de este calentamiento y con la sala un tanto más repleta, Gideon tomaban el escenario como telonero principal; venían para triunfar y no nos decepcionaron. Orgullosos y provenientes de Alabama, traen consigo una mezcla de hardcore punk de los años 90 muy bien adaptada a la actualidad. Su sonido es a la vez nostálgico y fresco, un guiño al pasado que se siente completamente contemporáneo. Es curioso como el propio conjunto de Daniel McWhorter, ataviado con un sombrero típico de su localidad y esa camiseta que bien podría llevar un alemán en la costa de Benidorm, nos habla también, como un paralelismo, de este estilo tan particular que caracteriza a la banda. Y aunque ocasionalmente se asoman sus raíces en el hardcore melódico, en su mayoría, Gideon se inclina hacia los elementos sonoros más brutales, lo que provocaría a la multitud, que no dudó en responder con entusiasmo a esta agresión.
El sonido de la guitarra de Tyler Riley es distintivo: gordo, nítido y lleno de potencia, pero también claro en su precisión, sintiéndolo así desde el inicio con ‘Bite Down’ al brillante ‘Take Me’ donde lo saca aún más a relucir. Entre tema y tema, McWhorter merodea el escenario como un depredador, procurando cazar entre la multitud toda esa energía con la que respondían sus seguidores, provocando los primeros mosh de la noche frente a la implacable banda. ’Sleep’ o ‘Too Much Is Never Enough’ dejaban tangible ese gruñido urgente e inflexible que surte de su voz, áspera y cruda, perforando la mezcla con momentos más versados o rapeados, como nos hizo evidenciar en estos dos temas, por cierto de los más interesantes del set.
La mezcla de hardcore melódico y metalcore que ofrecen está perfectamente equilibrada, como nos demostraron con ‘More Power. More Pain’ o ‘Cursed’ lo que les permitió pasar de manera completamente natural, desde rupturas intensas a momentos más melódicos y llenos de ritmo sin perder nuestra atención. Un show dinámico que cerraron con ‘No Love/No one’ con toda la sala sacudiendo sus cabezas y alzando puños al aire para acompañar los cánticos finales.
Cuando The Ghost Inside finalmente aparecieron sobre la tarima para presentarnos su reciente Searching For Solace, la emoción en el patio alcanzó su punto máximo… entonces sonaron ‘Death Grip’ y ‘Earn It’, primeros temas con los que se escuchó un aplauso ensordecedor, ante una Riviera que ahora sí, estaba a rebosar. Así nos envolvimos de su combinación característica de pesadez incondicional sobre la que reposan esas vibraciones de metal melódico tan personales. Con una sección rítmica como fuerza impulsora, el batería Andrew Tkaczyk, con sus intrincados rellenos llenos de complejidad y técnica, y el bajista Jim Riley, firme y preciso, se combinan para darle a las canciones una poderosa energía más allá de la brutalidad, haciendo destacar su trabajo en temas como ‘Split’, ‘Dark Horse’ o ‘Out of Control’, donde el público por cierto no paró de saltar y se animó a algún que otro crowdsurfing. Mientras, los guitarristas Zach Johnson y Chris Davis nos daban también una clase magistral sobre cómo combinar melodía y brutalidad, y es que sus armonías se elevaban por momentos y nos aplastaban al siguiente instante.
El trabajo principal de Johnson es particularmente impresionante, con unos solos electrizantes que brindan un estilo más armonioso, contrastando muy bien con las secciones pesadas de la banda, brindándonos ejemplos tan claros como ‘Dear Youth (Day 52)’. Y luego está Jonathan Vigil, quien sabe bien cómo usar su voz para dar vida a las letras de la banda, transmitiendo la sensación de urgencia y emoción evidente en cada palabra. Con un rango vocal tan versátil como impresionante, unido a su presencia en el escenario, creaba momentos impactantes moviéndose sin problemas entre gritos guturales y cantos claros y conmovedores, enloqueciendo a La Riviera. Tanto es así que hubo un percance que por suerte quedó en anécdota pasada la primera mitad del concierto, siendo atendido de urgencia uno de los asistentes por un fuerte golpe en la cara durante uno de los momentos más intensos de los mosh. Quitando este percance, la banda también regaló momentos de cantos colectivos, uniéndonos con eso de ‘fuck this’ mientras sonaba ‘Pressure Point’ o gritando el estribillo de ‘Avalanche’.
En definitiva, un buen setlist repleto de temas que demuestran la capacidad de estos artistas para combinar el tecnicismo del metal con la cruda intensidad del hardcore, brindando al público la oportunidad de unirse a un enorme coro en cada tema, pero especialmente a ese colosal cierre con ‘Aftermath’ y ‘Engine 45’, que dejó constancia de ser un verdadero himno para el público de la capital. Más allá de la música, lo que distingue a The Ghost Inside es la conexión con sus fans. A lo largo de la actuación, nos expresaron su gratitud por el apoyo recibido, especialmente a la luz de su recuperación del trágico accidente de autobús que casi acabó con sus vidas. Ahora, ver a The Ghost Inside siempre es una noche positiva, emotiva y que afirma la vida, en la que tanto la banda como el público se alimentan de la energía de los demás.
Llegado el cierre, la sala estaba llena de adrenalina y emoción, y es lo que nos hace pensar que The Ghost Inside no son sólo una banda más, sino un símbolo de resiliencia, un recordatorio de que incluso en los momentos más oscuros, siempre hay esperanza. Su actuación es un testimonio del poder de la música para unir a las personas, sanar e inspirar. Y en qué momento tan oportuno han llegado a nosotros en esta ocasión. Esperemos vuelvan pronto para hacernos respirar todo esto una vez más.
BLANCA GEMMA FUERTE