FECHA: 8 DE SEPTIEMBRE DE 2022
LUGAR: SALA RAZZMATAZZ (BARCELONA)
PROMOTOR: LIVE NATION

Aunque The Hives son unos habituales de nuestros escenarios, por algún motivo hacía la friolera de ocho años que no actuaban en Barcelona. Desde entonces han pasado muchísimas cosas, desde la presidencia de Donald Trump, a una pandemia, hasta a la muerte de Isabel II, pero es como si los suecos, y sus característicos trajes, hubiesen estado metidos en un congelador. Tanto es así, que su último disco sigue siendo ese lejano Lex Hives de 2012.

Sin realmente material nuevo que presentar, a excepción de los singles ‘I’m Alive’ y ‘Good Samaritan’ que lanzaron en 2019, The Hives lo fiaron todo a sus hits de toda la vida para liarla bien en una sala Razzmatazz que presentaba una buenísima entrada. Con su habitual energía, la banda arrancó con ‘Come On!’ a modo de intro para acto seguido partirnos en dos con el riff de ‘Main Offender’. Un inicio demoledor que remataron con la adrenalina en vena de ‘Go Right Ahead’ y un magnífico tema inédito ‘Paint A Picture’ con un estribillo muy punk ’77 que ojalá aparezca en su próximo disco.

Como era previsible ‘Walk Idiot Walk’, ‘Two-Timing Touch And Broken Bones’ y naturalmente ‘Hate To Say I Told You So’ siguen siendo letales. Pelle Almqvist sigue siendo un frontman increíble, aunque se nota que le cuesta un poco más dar saltos (pese a su imagen de Peter Pan, los años pasan para todos), y su hermano Niklas continua siendo el instrumentista más activo sobre el escenario. El corto repertorio también incluyó ‘See Through Head’, ‘My Time Is Coming’ y otro tema nuevo bastante resultón, ‘Stick Up’, que al parecer podría ser el primer single de su nuevo álbum.

Foto: Carles Rodríguez

Pero como cualquiera que los haya visto antes sabe, el único pero que se le puede poner a su directo son los excesivos monólogos que se marca Pelle que cortan totalmente el ritmo del concierto. Si bien al principio tiene gracia cuando suelta lo de «Señoritas… señores… y todos los otros» cuando lo repite hasta la saciedad para presentar casi cada tema acaba cansando.

Y como pasa con otros bandas que estamos viendo en este final de verano, se notaba que su set estaba concebido para festivales y que los intentaron alargar artificialmente para justificar los 30 y pico euros que valía la entrada. Que estiraran el tema final ‘Tick Tick Boom’ durante casi un cuarto de hora a base de presentar a la banda, hacer sentar a la gente en el suelo, fue una jugada bastante patillera. Al igual que Green Day, si se centraran en tocar más y en hablar menos todos saldríamos ganando. Aunque como me dijo el amigo Roger Estrada al final del concierto, «Son unos payasos, pero son nuestros payasos».

JORDI MEYA