FECHA: 26 DE ABRIL DE 2023
LUGAR: SALA MON (MADRID)
PROMOTOR: ROLL THE DICE
Extraño concierto de The Mission, por cuestiones totalmente ajenas al grupo. De las más de diez veces que he visto a Wayne Hussey y cía, sólo una vez los he visto poner el piloto automático en una ocasión, y fue hace ya dieciocho años en Zaragoza.
Hacía casi un año que los veía en el Shepherd’s Bush Empire londinense, con el nuevo batería que apenas había podido ensayar menos de dos semanas hasta el comienzo de la gira. El grupo funcionaba a toda máquina, tanto como para publicar un triple elepé de aquel fin de semana de dos conciertos. Esta vez, Hussey llevaba arrastrando un catarro varios días, y eso, incluido el calor extremo de la sala, más un sonido deficiente por parte del técnico de sonido (no sé si de ellos o de la sala) hicieron que la experiencia fuera distinta. Antes de todo, tocaron de teloneros Sigmund Wilder, que en realidad son la banda de David Martínez, algo así como lo que es NIN para Trent Reznor, y aunque no llegué a tiempo a cualquiera que le preguntara me respondieron con elogios para la su actuación. Saludé a Martínez mientras esperaba que Wayne saliera del backstage tras la actuación de ambos, prometiendo la próxima vez verlos.
El concierto de The Mission empezó con el clásico ‘Beyond The Pale’, ejecutado de forma excelente. Nadie hacía presagiar lo que iba a pasar varias canciones después. Entremezclaron temas de este milenio, de contagiosos coros como ‘Evangeline’ o ‘Met-Amor-Phosis’, con un repertorio posterior tanto oscuro como vitalista, ya fuera ‘Stay With Me’ o esa joya de power pop que es ‘Like a Child Again’. A pesar del calor citado, y el sonido saturado que se sufrió más bien tanto en medio como por detrás de la sala, la energía y cohesión del grupo no dejaba dudas de que son, junto a The Cult, tanto a nivel discográfico como en directo, la mejor banda surgida del rock gótico de mediados de los ochenta. Posteriormente, como los de Duffy, han derivado en el género rock con tantas aristas (más pop, más atmosférico, más americana) que cada vez que los meten en el cajón de sastre del rollo siniestro en las revistas inglesas a uno le da qué pensar si por allí sólo escuchan el primer disco cada vez que reseñan el último álbum a presentar.
Justo, cuando recuperaban la cáustica y notable ‘Never Again’, de su Achtung Baby particular Masque, Wayne empezó a sentirse mal. Tocaron ‘Wasteland’ y esa balada hecha para romper milenios y sacar lágrimas que es ‘Butterfly On a Wheel’, cuando Wayne se marchó al final de la canción a camerinos.

Según escribió posteriormente en un post en redes sociales, estaba a punto de desmallarse y ni siquiera el resto de miembros del grupo sabían qué le ocurría, hasta que entraron tras improvisar. Antes de que esto sucediera, el grupo, ahora en formato trío con los miembros clásicos Simon Hinckler a la guitarra, al bajo Craig Adams y el batería Alex Baum, tocaron dos temas instrumentales: una versión de los Surfaris, el clásico surfero ‘Wipe Out’, y después ‘Heat’ del disco Children. Lo cierto es que las caras de los asistentes eran confusas. Qué había pasado. De seguir el repertorio de gira normal a romperlo con dos instrumentales….
Wayne salió para hacer una rendición del tema por antonomasia de The Mission, ‘Tower Of Strenght’, una canción que normalmente se alarga o supera los diez minutos fácilmente. Siguiendo con las anomalías de la noche, duró cinco minutos justos y Wayne primero y el resto del grupo después se fueron a camerinos. Todo era demasiado corto e incierto, hasta que, como he mencionado antes, Wayne explicó todo lo que pasó en las redes sociales, diciendo que se recuperó levemente para hacer un bis pero que de nuevo en escena, a los pocos minutos se sintió débil y descompuesto. Lo más inquietante para los fans es que dijo que tal vez sería la última vez que hicieran una gira de estas características (se habrían más preguntas) y que era una lástima que en una ciudad como Madrid, donde habían dado tantos buenos conciertos, doy fe, se viera mancillada por esta última visita.
Posteriormente el grupo como ente, volvieron a publicar otro texto quedando insatisfechos por la calidad de la sala y el mal hacer de los promotores locales y las circunstancias allí vividas. Al siguiente concierto en Lisboa ya incorporaron los temas suficientes que suelen sonar en un concierto del grupo, y los siguientes conciertos en Oporto-por partida doble- y Valencia por lo leído, fueron majestuosos. A pesar de todo, si valuamos el concierto en sí mismo cuando Wayne estaba sobre las tablas, volvieron a dar una clase de maestría y cómo saber envejecer con dignidad, algo que su ex compañero Andrew Eldritch no puede decir con The Sisters of Mercy.
Esperemos que las palabras de Wayne no signifiquen un final a la andadura de The Mission en directo, y pronto se metan en un estudio de grabación para publicar su siguiente álbum. Pocas bandas quedan aún que puedan sorprendernos o dejarnos satisfechos con nuevo material. Y de nuevo, remito a The Cult y su sobresaliente Under The Midnight Sun.
IGNACIO REYO