FECHA: 12 DE FEBRERO DE 2024
LUGAR: LA PAQUI (MADRID)
PROMOTOR: PRIMAVERA SOUND/HELLO CLEVELAND

Tal vez los más jóvenes no lo recuerden, pero hubo un tiempo no demasiado lejano en el que teníamos que ver como cada gira de Thrice pasaba de largo por nuestro país, obligándonos a la resignación o a romper la hucha para viajar a alguna ciudad europea. Por suerte, algo ha cambiado en esta segunda etapa de la carrera de los californianos y España comienza a ser una parada habitual en sus rutas.

Que encima regresaran a nuestras salas tras su inolvidable visita de 2019 con la excusa de conmemorar el 20 aniversario de una obra capital como The Artist In The Ambulance, convertían esta cita en ineludible. Así quedó demostrado viendo la acogida de la hinchada cuando el pasado junio se anunciaron las fechas de Madrid y Barcelona, provocando que en la capital se colgara el sold out con varias semanas de antelación. Era un lunes, pero la noche prometía.

Para cuando pisamos la pista de La Paqui, Town Portal ya estaban encima del escenario ante un buen número de personas. Honestamente, sonaron y tocaron bien, pero su actuación no pasó de correcta. La suerte de post-math-rock instrumental de los daneses apenas logró llamar la atención del respetable, tanto musicalmente como por presencia escénica. No negaré que en más de un momento desconecté aprovechando para saludar a amigos y conocidos que habían viajado desde otras ciudades o acercarme a ojear el tenderete de merchandising (lo de las camisetas a 35 euros es, como poco, digno de debate), mientras sus canciones sonaban de fondo. Ni molestaron ni entusiasmaron, la verdad.

Foto Town Portal: María García

Tampoco es que Dustin Kensrue y sus chicos sean un derroche de carisma. Eso ya lo sabemos. Pero lo que les falta en el apartado extra musical, lo suplen con creces en lo que de verdad importa. Fue asaltarnos con ‘Cold Cash And Colder Hearts’ y pasar de 0 a 100 en cuestión de milésimas, disponiéndose a acometer la tarea de desgranar íntegramente el disco que les puso en órbita hace ahora más de dos décadas. El sonido no tardó en ajustarse y desde entonces no hubo queja ni parón alguno.

Foto Thrice: María García

Del tirón y sin apenas mediar palabra fueron cayendo misilazos como ‘Under A Killing Moon’, ‘Shilouette’ o ‘Paper Tigers’, certificando como ya lo hicieran en su revisión publicada el pasado curso que el tiempo no ha pasado ni por estas canciones ni por la propia banda. Apoyado por el bajista Eddie Breckenridge a los coros, Dustin volvió a exhibir su registro vocal más poderoso como hacía tiempo que no se le escuchaba. Ni que decir tiene que cuando llegó el turno para los singles ganadores (‘All That’s Left’, ‘Stare At The Sun’, ‘The Artist In The Ambulance’), el público respondió con la euforia desatada de quien sabe que está delante de un cancionero imbatible y unos músicos en estado de gracia permanente. Verles interpretar los ramalazos metaleros de ‘Blood Clots And Black Holes’ y ‘The Abolition Of Man’ como si fuera un juego de niños debió sumir en la más profunda de las depresiones a más de un aspirante a músico.

Foto Thrice: María García

Una vez cumplido con lo acordado, había que despejar la incógnita sobre que canciones serían las elegidas para completar el setlist. ¿Recurrirían a los hits más aclamados sus álbumes recientes? ¿O tal vez seguirían en modo remember recuperando temas de sus primeros años? Pues al final ni una cosa ni la otra. Sí es verdad que la cara b ‘Motion Isn’t Meaning’ y la siempre furiosa ‘Deadbolt’ podrían haber hecho pensar en esa segunda opción que les hiciera revisitar su material más primitivo. Sin embargo, optaron por rebuscar en el fondo de su catálogo para interpretar algunas piezas menos obvias, al tiempo que esquivaban clásicos como ‘Image Of The Invisible’, ‘In Exile’ o ‘Hurricane’.

En su lugar salieron al campo canciones poco habituales y con desigual suerte. ‘The Dreamer’ fue seguramente el momento más bajo del concierto, mientras que ‘The Weight’ significó una verdadera sorpresa que, junto a una ‘Yellow Belly’ soberbia, despejaron cualquier atisbo de duda que pudiera asomar. El sing along en ‘Firebreather’ y ‘The Long Defeat’, liderado por Kensrue como buen pastor, rubricó el espíritu de comunión entre todos los presentes.

Foto Thrice: María García

Quedaba el bis y ahí jugaron sobre seguro con un tridente que rara vez suele fallar. ‘Black Honey’, ‘Of Dust And Nations’ (el tapping serpenteante de Teppei Teranishi todavía eriza el bello por muchas veces que lo hayas escuchado) y una obligada ‘The Earth Will Shake’ con la banda al fin desmelenándose se encargaron de noquearnos por completo. Puestos a comparar, diría que su actuación cinco años atrás me gustó un pelín más, aunque por muy poco. Es la diferencia entre el sobresaliente y la matricula de honor. Y es que mientras cogía el metro de vuelta a casa con una sonrisa en la cara, no podía evitar pensar que si Thrice no dieron un concierto aún mejor, es (como diría alguno) porque no quisieron. Así de buenos son.

GONZALO PUEBLA