FECHA: 12 DE MAYO DE 2023
LUGAR: LA (2) DE APOLO (BARCELONA)
PROMOTOR: LAS TOUR

Como si fuera una premonición de lo que nos iba a caer en la sala pequeña de Apolo, una inmensa tormenta de granizo descargó en Barcelona justo cuando salíamos para el concierto. Si la ciudad ya es un caos de tráfico en circunstancias normales, imaginad el infierno que resultó llegar hasta el centro en medio de una lluvia torrencial.

No pudimos llegar a ver nada más que las dos últimas canciones de Gaupa, una estupenda banda sueca que está dando mucho que hablar. Una lástima, porque había muchas ganas de ver sobre un escenario una propuesta tan especial como la suya, absolutamente inclasificable y cargada de matices. Como consuelo, pudimos disfrutar del final con ‘Feversban’, una hipnótica oda de infernal stoner psicodélico donde Emma Naslund dirige a la banda hacía un viaje sónico demencial.

No eran pocos los que confesaban que estaban allí más por Blood Ceremony que por las estrellas del cartel. Lo puedo entender, yo mismo tenía una enorme curiosidad de ver a los canadienses que, con el tiempo, han conseguido cimentar una discografía envidiable. Que yo sepa, nunca habían pisado un escenario español y tras un paréntesis de siete años, habían vuelto con otro magnifico álbum que seguía allí donde lo habían dejado. Había muchas ganas.

Problemas con el micro de Alia O´Brien hizo que el inicio se retrasara y seguramente que su set se acortara, por eso se dejaron de demasiados protocolos y fueron a saco. ‘Old Fires’ abrió fuego y más tarde le siguió ‘Goodbye Gemini’, dos de los mejores balazos de su cosecha. Sonaban extremadamente elegantes sobre todo gracias a la guitarra de Sean Kennedy y la preciosa voz de Alia, los dos elementos creativos del grupo. Como reconoce la misma cantante, el contrapunto a tanta distinción, lo pone Lucas Gadke, un bajista procedente del hardcore que golpea su instrumento como si no hubiera un mañana.

Foto Blood Ceremony: Rosa Fernández

Con ‘Ipsissimus’ y ‘Power Of Darkness’ llegaron los primeros momentos dedicados al nuevo material y aun sonando algo más ‘comerciales’, casaban a la perfección con el repertorio más oscuro de la banda. Los colchones de teclados creados por Alia arropaban todo el entramado sónico que en efecto, estaba basado en ese viejo hard rock de los setenta, pero que en sus manos suena fresco y tremendamente vitalista. Y sí, tocó su flauta de maravilla, pero lejos de ser un elemento imprescindible, la utiliza como una herramienta más para dar colorido a unas canciones portentosas. ‘I´m Coming With You’ despidió la velada mientras la bruja protagonista apuntándonos con su travesera nos decía «¡Stay Evil!» Magnifico show.

La última vez que vi a Uncle Acid & The Deadbeats fue cuando telonearon a Black Sabbath y pensé que el sonido no les hizo justicia y que en un escenario tan inmenso, su poderío quedaba un poco diluido. Sin duda son una banda especial y necesitan del entorno adecuado, abrazados por la audiencia stoner, siempre creí que tanto su concepto como su sonido, iban mucho más allá de esa etiqueta tan simplista. Tenían esa densidad tan stoner, pero también exhibían una oscuridad tremenda en las voces y esa suciedad garajera que costaba que el público más talibán no acabara de cogerles el punto. Todas esas cualidades fueron puestas sobre el escenario del Apolo multiplicadas por mil.

Foto Uncle Acid & The Deadbeats: Rosa Fernández

Sonaron absolutamente aplastantes, hipnóticos y engrasados y que empezaran por dos bombazos como ‘Mt Abraxas’ y ‘Mind Crawler’ ayudó a que la sala se caldeara hasta límites peligrosos. Kevin Starrs en particular es una bestia, ataca los riffs de manera sobrehumana con esa suciedad Stooges tan marcada pero cuando puntea se transforma y los nombres de Tony Iommy o Leslie West te vienen rápidamente a la cabeza. ’13 Candles’ sonó abrumadora y se empezaron a ver pogos entre el público y “Pusher Man” exhibió tal densidad, que parecía que el techo de la sala se iba a desplomar encima nuestro de un momento a otro.

Durante la interpretación de ‘Ritual Knife’ un exaltado fan me grito que aquello estaba siendo como ver a Kyuss en los noventa. Un comentario exagerado que pude entender tras la excitación de estar viendo un show tan contundente como el que estábamos presenciando, aunque esta banda no se la pueda comparar con nadie, tienen demasiada personalidad. ‘Crystal Spiders’ y ‘I´ll Cut You Down’ fueron interpretadas de manera suicida, casi como si fueran una banda de punk rock acabando Starrs jadeando y sudando como un animal herido. Gran noche, una de esas veladas en las que sales con un gran pitido en los oídos y con el cuerpo destrozado por la intensidad de la experiencia vivida.

ANDRÉS MARTÍNEZ