FECHA: 10 DE NOVIEMBRE DE 2022
LUGAR: SANT JORDI CLUB (BARCELONA)
PROMOTOR: MADNESS LIVE!

En los tres años que han pasado desde la última vez que Volbeat pisaron nuestro país, los daneses han sacado a la luz su octavo álbum de estudio, Servant of the Mind, y han reafirmado su salto exponencial al status de banda de arenas y posible relevo generacional de las grandes formaciones de rock en el presente.

Un año de giras multitudinarias por Estados Unidos y posteriormente por Europa en el que han llenado pabellones y encabezado carteles aún y con la saturación de oferta de directos tras la sequía post-Covid. En su última visita en 2019 petaron Razzmatazz, y quizás por eso parecía lógico ampliar aforo a un Sant Jordi Club que, sin embargo, en esta ocasión acabó luciendo algo insípido al reducir su recinto a la mitad, y compartir cita con los 17.000 fans de The Cure que abarrotaron el Palau Sant Jordi aquella misma noche. Pese a que estén a otro nivel, cuesta mucho vender tickets.

Dos formaciones con distintas aproximaciones al metal alternativo acompañaron a Volbeat en su gira española, los californianos Bad Wolves y los galeses Skindred, liderados por uno de los tipos más carismáticos de la velada, Benji Webbe. Los primeros cumplieron en un acto breve pero contundente y sin paliativos pese a que gran parte del Sant Jordi Club seguía hidratándose en la barra del bar y la respuesta general no fue especialmente calurosa. Los lobos aullaron con intensidad por primera vez en nuestro país con su nuevo frontman, Daniel “DL” Laskiewicz, sustituto de Tommy Vext desde inicios de año, tras la marcha de éste por razones aún no del todo claras. Interpretaron durante aproximadamente media hora algunos de los temas de su tercer y último disco, Dear Monsters, como ‘Sacred Kiss’, ‘Lifeline’ o ‘If Tomorrow Never Comes’, aunque fue su metalizada versión del ‘Zombie’ de The Cranberries la que prendió la mecha antes de terminar el set con la potente ‘I’ll Be There’ y llevarse a más de un fan nuevo a casa.

Mucho más celebrada fue la propuesta de Skindred, que confió sus cartas al saber hacer de Webbe y a su particular fusión de reggae-rap-metal no especialmente afín al sonido de los daneses, pero lo suficientemente divertida y electrizante como para calentar el ambiente y despertar a los que ya se aplegaban cada vez más cerca del escenario. Con un chándal negro de lentejuelas, gafas de sol con pinchos, sus inconfundibles rastas y una bandera de Reino Unido en blanco y negro, el frontman se echó la banda a la espalda para entretener al respetable con su festiva propuesta sin bajar el ritmo durante los 45 minutos que duró su actuación.

Apunto de celebrar su 25 aniversario, los británicos recién acababan de anunciar el lanzamiento de su octavo disco, Smile, del que presentaron la explosiva ‘Gimme That Boom’ haciendo saltar a todos y la coreable ‘L.O.V.E (Smile)’. Entre consignas políticas y reivindicativas como ‘Kill the Power’, fueron ganándose al público jugando a fusionar a Van Halen con House Of Pain y lanzando cortes como ‘Rat Race’, ‘That’s My Jam’ o ‘Nobody’ mientras Webbe hacía agachar al público, tocaba un teclado de juguete, vacilaba coreando el ‘Wonderwall’ de Oasis o alentaba a todos a ondear las camisetas como si de un convite de boda se tratara. Antes de dar paso a Volbeat, cerraron el show con ‘Warning’, tema en el que cuentan con la colaboración de Jacoby Shaddix de Papa Roach, y que dejo el ambiente calentito para recibir a los cabezas de la noche.

La fórmula de Volbeat llegó al mainstream hace tiempo, pese a que su último trabajo (que puso bastante de acuerdo a público y crítica) busque recuperar precisamente el sonido más contundente de sus primeros tres discos aún y con sus singles más comerciales. Su propuesta en directo deja claro que han abrazado sin pudor el espectáculo tanto en elección de temas como en puesta en escena con el fin de llegar cada vez a un público más amplio, pero cuando toca cumplir, no olvidan cuales son sus raíces. Salieron con bastante puntualidad en un escenario con pasarela y una serie de pantallas tras la tarima donde el batería Jon Larsen hizo su magia bajo un gran logo de Volbeat.

Arrancaron con un himno infalible, ‘The Devil’s Bleeding Crown’, para luego ponerse juguetones en ‘Pelvis On Fire’ y místicos en la cambiante ‘Temple Of Ekur’, primer corte en directo de su último disco, que sonó incluso mejor de lo esperado. Pero fue con el “Feel the fire where she walks…” de ‘Lola Montez’ cuando la sala se dejó los pulmones coreando cada verso con Michael Poulsen hasta el último “yeaaahhhh”, puro Volbeat. Le siguieron entre cañonazos de humo y confeti, ‘Last Day Under The Sun’ y el emotivo recuerdo al padre fallecido de Poulsen en ‘Fallen’, un tema que encoge el alma en directo. La guitarra de Rob Caggiano y su melenón suelto iban de un lado al otro de la pasarela, mientras el bajista Kaspar Boye Larsen permanecía más en segundo plano ejecutando a la perfección esa personalísima base de metal, rock n roll, rockabilly, Elvis y Johnny Cash que es Volbeat.

Pasado el éxtasis inicial, Poulsen se armaba con la acústica y habló de sus hijos para después enganchar el inicio de su versión del ‘I Only Want to Be With You’ de Dusty Springfield con el ‘Ring Of Fire’ del siempre presente Johnny Cash, para atacar uno de sus hits imperecederos que funciona como un tiro, ‘Sad Man’s Tongue’. Sin bajar el ritmo, dispararon uno de los singles más bailongos de su último disco, ‘Wait A Minute My Girl’, una delicia infecciosa que vino acompañada por saxo y piano en directo y un montón de globos enormes lanzados al aire para sumar a una fiesta en la que tampoco podía faltar ‘Black Rose’.

Más tarde los primeros riffs pesados de la nueva ‘Shotgun Blues’ abrieron una sección metálica en la que también sonaron ‘Seal the Deal’ (que contiene alguno de los riffs y punteos más inspirados de Caggiano), el tremendo temazo que es ‘The Devil Rages On’, ‘Slaytan’ y ‘Dead But Rising’ antes de desaparecer del escenario durante unos minutos para volver con unos bises que arrancaron con un homenaje de Poulsen al recientemente fallecido Jerry Lee Lewis. El frontman le dedicó su rocknrollera ‘Die To Live’ acompañada nuevamente por piano y saxo en directo, antes de enloquecer a las masas cerrando setlist con dos de los temas más emblemáticos del cuarteto danés, ‘For Evigt’ y ‘Still Counting’.

Volbeat se despidieron de Barcelona entre humo y confeti, lanzando púas, baquetas y muñequeras al público que les aplaudió con entusiasmo, saliendo victoriosos de la presentación de su último disco, y demostrando que su estilo único y la personalísima voz de Poulsen nacieron para ser gigantes. Aunque quizá no todavía.

SANDRA ASTOR