FECHA: 25 DE MAYO DE 2022
LUGAR: RAZZMATAZZ 3 (BARCELONA)
PROMOTOR: MADNESS LIVE!
No sé vosotros, pero yo en esto de los bolos últimamente tengo la sensación de estar caminando por el filo de la navaja. On thin ice, que se dice en inglés… Esa fiebre por asistir a todo que se desencadenó tras el confinamiento es historia, y además, tenemos encima una recesión tan bestia que todavía ni alcanzamos a comprender hasta qué punto destruirá nuestras finanzas. Luego, musicalmente hablando, lo típico por estos lares… Lo tocho resiste con salud de hierro, pero la clase media, baja, y ya no digamos la súper baja, está sufriendo una escabechina de la que tardará en recuperarse.
Propuestas por las que no darías un duro revientan recintos, y viceversa; también salas míticas del Estado están desapareciendo. Precios por las nubes de forma generalizada, saturación, fechas que se cancelan por nula venta de anticipadas, tours pre-pandémicos que no veremos hasta finales de año o directamente 2023, girazas que pasan de largo… Y entre todo este sindiós, Wiegedood, unos valientes black metaleros que desoyendo cualquier advertencia de lo jodido que está este país y el pastizal que se van a dejar en gasofa para cubrir tamañas distancias, se plantaron en Razz 3 para que Lys Morke les ayudara a poner algo de color a una asistencia que pintaba francamente mal.
Lys Morke, alter ego de Irene Talló, se hizo acompañar por los también exObsidian Kingdom Jaime Díaz-Otero y Judit K en un show que a muchos nos pilló a contrapié. No porque su propuesta fuera deficiente o poco interesante, no… Para nada. Muy cercana a artistas que me encantan como LINGUA IGNOTA, la catalana nos presentó esas canciones tan íntimas como eclécticas ligadas a percusiones contundentes y electrificadas, samples cabeceados con pasión por Judit y electrónica oscura a veces impregnada de tenues guitarrazos. Quien esperara metal extremo para abrir el apetito, ajo y agua, lo que evidentemente no significa que la descarga fuera defectuosa. De hecho, hasta juraría que la mitad de los asistentes fueron a verla a ella. Para la próxima vez ya estamos avisados.
Cuando Wiegedood saltaron al escenario la sala presentaba un mejor aspecto de lo que esperaba. Ignoro si suficiente como para salvar los muebles, lo dudo bastante, pero sí podríamos decir que la cosa estuvo apañadita.
‘FN SCAR 16’, el feroz ataque que descorcha su flamante There’s Always Blood At The End Of The Road, ya fue un serio aviso de lo satisfechos y seguros que se hallan ante el material de su cuarto largo, pero no imaginábamos hasta qué punto. Pasando de puntillas por su trilogía inicial, casi tocaron entero su más reciente lanzamiento en una hora de reloj de lo más abrasiva.
Reiterativos, con un sonido incisivo y metálico muy fiel a su última obra, sampleados claustrofóbicos incluidos, ya no quitaron el pie del acelerador. Bueno, tras la tromba que conforma la primera mitad de ‘And In Old Salamano’s Room, The Dog Whimpered Softly’ sí, pero el aplastamiento que sobrevino después no es lo que entendemos por descanso auditivo precisamente…
El trío no se anduvo con leches. Sólo había tiempo para sus berridos entre esas luces rojas perpetuas. Su concierto estaba absolutamente pensado, empalmado y engrasado. Chicos, al grano. ‘Until It Is Not’, con su aire Mgła… Cómo reventó ‘Now Will Always Be’, mi tema favorito de su reciente plástico, esa virguería… Mejor que en el álbum, me atrevería a decir, con ese canto tibetano llevado al black más grueso imposible. ‘Nuages’ y la loca carrera ‘Carousel’ fueron otros artefactos punzantes que los belgas utilizaron para acabar de rebanarnos el pescuezo.
Me marché satisfecho, pero igual de preocupado. Habría agradecido un cartel algo más trabajado, con una o dos bandas extremas que seguro habrían atraído a más peña, pero tampoco nos mortifiquemos, que no está el horno para bollos.
PAU NAVARRA