En cualquier trayectoria de más de 20 años y con nueve trabajos acumulados, lo lógico y normal sería pensar que existen altibajos. Momentos más brillantes y otros directamente prescindibles. Pocos son los que pueden presumir de mantener un nivel tan sólido desde sus comienzos hasta la actualidad. Si rebuscamos entre las excepciones, el nombre de Cult Of Luna aparece con rapidez.
Mucho ha llovido desde que los suecos impactaran con obras imprescindibles dentro del post metal como Salvation o Eternal Kingdom, por citar solo un par. Pero lo increíble es que a día hoy el mero hecho de mencionarles siga imponiendo respeto dentro de su escena. No ya por su pasado, sino por un presente que les mantiene entre lo más destacado del metal contemporáneo como dejaron claro en A Dawn To Fear en 2019 y vuelven a demostrar ahora con The Long Road North.
Lo que nos traen justo un año después del EP (más por su intención que por su duración) The Raging River es un disco que suena a Cult Of Luna en su máximo esplendor. Pero aún sabiendo lo que te vas a encontrar, todavía son capaces de atraparte y sacudirte como si fuese la primera vez que te enfrentas a ellos.
El disco te recibe con unos subgraves de los que Hans Zimmer se sentiría orgulloso. Esa intro amenazante consigue ponerte en pie de guerra para ‘Cold Burns’, un primer asalto que no da cuartel en ningún momento. Intensidad aplastante toda la que quieras y más sin renunciar a ese toque épico que otorgan unos teclados servidos por Kristian Karlsson que ya son marca registrada. Si aún resistes en pie después de semejante vendaval, no te preocupes porque ‘The Silver Arc’, aún con un puente más preciosista por momentos, hará el resto para que caigas rendido tras solo dos canciones.
Mariam Wallentin, vocalista de Wildburns & Peacedurms, rompe la imponente dinámica para llevarnos de la mano por una ‘Beyond I’ que se antoja como una transición necesaria hacia el siguiente envite. Encarar ‘An Offering To The Wild’ justo en el ecuador del álbum es como batallar contra uno de esos jefes finales que cuando crees que ya le has cortado la cabeza, va y le aparece una más grande, más fea y más cabrona. El asedio sónico por todos los frentes resulta abrumador en una canción verdaderamente monstruosa.
Si piensas que con ‘Into The Night’ por fin te van a dar un respiro, te equivocas. Su atmósfera lúgubre te va hechizando hasta que vuelves a estar a su merced. Por su cadencia, hubiera sido una mejor elección para Mark Lanegan en lugar de la anecdótica ‘Inside Of A Dream’ dónde el de Seattle colaboró el año pasado en The Raging River. No en vano, el guitarrista Frederik Kihlberg hace un notable trabajo vocal con una interpretación de lo más hipnótica.
Johannes Persson retoma los guturales para encarar una recta final con la homónima ‘The Long Road North’ repleta de teclados ampulosos que nos conducen a un cierre lleno de emociones fuertes. Y en ‘Blood Upon Stone’ construyen otro de esos crescendos imposibles que va subiendo de nivel ante tu propio asombro.
Probablemente sin pretenderlo, Cult Of Luna han firmado su disco más cinemático hasta la fecha. No me costaría imaginarlo como la banda sonora alternativa para The Northman, la nueva película de Robert Eggers que no llegará a las pantallas hasta dentro de un par de meses. Lo que sí puedo asegurar es que The Long Road North es desde ya mismo el primer candidato serio a colarse en mi top personal del año. No tengo certezas de lo que conseguirá, pero tampoco dudas.
GONZALO PUEBLA