Definitivamente hay algo en esta nueva etapa de la carrera de Dani Llamas que ha despertado toda su creatividad. El jerezano siempre ha sido un músico prolífico, pero desde que viró de rumbo tomando el castellano como lengua vehicular y el flamenco como fuente de inspiración, lleva un ritmo imparable. Casi a disco por año.
El punto de inflexión fue el fatídico 2020, el cuál dejó un álbum de versiones de su colega Grant Hart (el desaparecido batería de Hüsker Dü), un EP en inglés y una joya como La Verdad. Aquel fue el primer paso en un hoja de ruta por la que siguió avanzando con A Fuego y que ahora prosigue en Sangre.
Si bien en un primer intento Llamas encontró un punto de unión entre sus anteriores álbumes (dónde tomaba el rock americano como referencia) y el flamenco, su obsesión por la música de su tierra se ha ido volcando en un estudio mucho más profundo de la materia. Es por ello que, a quienes el folklore andaluz les quede lejano, probablemente un disco como este les cueste. Pero si insisten, acabarán rascando premio.
Bajo la cuidada producción de un clásico como Paco Loco, este capítulo de la nueva saga se inicia con ‘Campanas Del Olvido’. A través de un rasgueo de guitarra flamenco y el quejío quebrado de Dani, se van colando percusiones, programaciones a ritmo de soleá y eléctricas dibujando un paisaje por el cuál la canción va navegando hasta emerger la vibrante garganta de Rocío Márquez, la cuál será una constante en los nueve cortes restantes.
Y es que esos dos polos opuestos del rock y el flamenco cada vez se tornan más difusos, convirtiendo el discurso del líder espiritual de G.A.S Drummers en algo propio. Así surgen experimentos como ‘Solo En Lo Profundo’ o ‘Ruido Que No Calla’. La primera teje un fondo distorsionado a lo Sonic Youth que culmina en un final épico con una Rocío desatada vocalmente, dejando claro porque es una las figuras más relevantes dentro de la escena actual. Por su parte, la segunda es un intrincado ejercicio en el que podría llegar a ser algo así como unos Wilco a la andaluza con la concienciación de la clase obrera bien presente en las letras.
En la bulería ‘El Color De Los Días’ se vislumbra ligeramente la luz de los legendarios Triana, por mencionar un referente más próximo. No en vano, la ambientación psicodélica hace acto de presencia en la deliciosa fragilidad de ‘La Guerra Ha Terminado’, dónde aparece otro personaje tan habitual en los trabajos de Llamas; su camarada Ramón Rodríguez (Madee, The New Raemon). También se deja notar en el tema titular, siendo al mismo tiempo uno de los instantes más asequibles de asimilar por el oído acostumbrado a las cadencias del formato pop rock.
Es Sangre un disco que no se lo pone fácil al oyente, escogiendo siempre el camino más complejo, pero, al mismo tiempo, el más satisfactorio para su creador. Un Dani Llamas que todavía está lejos de haber tocado techo en este faceta a la que todavía le quedan muchos caminos por explorar.
GONZALO PUEBLA
