¿Estáis familiarizados con la frase, ‘Jump The Shark’ (saltar al tiburón)? Es una referencia de la cultura pop, sacada de la serie de televisión de los 70 Happy Days. Hace referencia a Fonzie, el personaje más guay de la serie, donde en un episodio saltaba literalmente sobre un tiburón mientras hacía esquí acuático. Inmediatamente, en ese breve instante, Fonzie se convierte en alguien muy poco guay. En estos tiempos, en la jerga de la cultura pop, ‘Jump The Shark’ se refiere a alguien o algo que durante una época fue cool, pero ya no lo es, debido a un momento o circunstancia específica.

Retrocediendo a 1984, había un montón de bandas que muchos pensábamos que eran guays. Van Halen, Mötley Crüe, Def Leppard, Quiet Riot, Ozzy Osbourne, Ratt, Twisted Sister y Flock Of Seagull. De todas maneras había una banda que levantó la ira de los padres y abrió los ojos a los fans del heavy metal. Era los que daban más miedo (en aquel momento) y los más salvajes (al menos en apariencia). Su cantante comía carne cruda en el escenario (más o menos). Las mujeres se lanzaban a sus pies sin motivo aparente (eso creíamos). Usaban tacos en sus canciones y cantaban sobre sexo. Era una locura. Y por encima de todo estaba el significado de su nombre: Somos Unos Perversos Sexuales. ¡Ey!, supongo que ya lo has adivinado. Estamos hablando de W.A.S.P.

La razón por la que he asociado esta pieza con el término Jump The Shark es porque, para mí, W.A.S.P. pasaron de ser la banda más peligrosa de la escena, a la banda más divertida de la escena. Blackie Lawless y Chris Holmes parecían asesinos en serie en la portada de su primer álbum. Pero poco a poco, conforme iban editando discos, se fueron convirtiendo en payasos. Payasos de circo. ¡Si hasta su tercer álbum se titulaba Inside The Electric Circus! Si hubiesen seguido con esa parte del circo, hubiese sido tolerable, hasta entrañable me atrevo a decir, pero cuando a Blackie se le metió en la cabeza que era un artista de verdad, cada álbum a partir de The Headless Children, ha sido una losa tras otra, de un pretencioso e inaguantable pomposo y kitch hamburger rock. A pesar de su record imbatible de discos malos que continua hasta día de hoy, tengo que inducir su álbum de debut en mi Hall Of Fame porque todavía sigue siendo una obra maestra.

Sé que poner a parir a una banda y hacerle muecas burlonas, y luego decir que uno de sus discos es una obra maestra, es propio de un comportamiento inestable pero, creedme, su debut es increíble. No hay una sola mala canción en él. Empieza de la manera más heavy posible con sus dos singles haciéndose la competencia entre ellos como son ‘I Wanna Be Somebody’ y ‘L.O.V.E. Machine’, pero los otros temas del disco caso de ‘The Flame’, ‘B.A.D.’, ‘School Daze’, ‘Hellion’, ‘On Your Knees’, ‘Tormentor’ y ‘The Torture Never Stops’, podía haber sido singles también. Mientras tanto ‘Sleeping (In The Fire)’ debería de haber sido el himno de una generación al mismo nivel que ‘Home Sweet Home’ y ‘Bringin’ On The Heartbreak’, pero su imagen monstruosa eclipsó sus momentos más suaves. En estos últimos años me lo he pasado muy bien riéndome de W.A.S.P. Lo he hecho constantemente y nadie ha podido rebatir mis argumentos. Son Spinal Tap si Spinal Tap se pusieran las pilas.