Dinosaur Jr. son una de esas bandas que la gente o bien ama de manera fanática o, al menos, respetan. En otras palabras, no conozco a nadie que los odie, y eso es algo muy raro en estos tiempos. La mayoría de veces, las opiniones sobre las bandas están tremendamente polarizadas.
Nombra cualquier grupo y habrá gente que bien lo ame o lo odie. Raramente le gente disfruta de una banda a medias y de manera civilizada, pero nunca he conocido a nadie que no aguante a Dinosaur Jr.. Quizás no le guste la voz de J Mascis, o que las guitarras no sean lo suficientemente heavies, pero nadie odia a Dinosaur Jr. Y la mayoría acaban disfrutándolos. Yo no soy una excepción a esta regla y Green Mind es mi álbum favorito suyo. Incluso cuando pienso bien sobre ello, diría que es uno de mis discos favoritos de todos los tiempos.
No creo que sea lo suficientemente conocido para que pueda definir a una generación o que esté en la conciencia general de la gente pero, para mí, tiene la cualidad de transportarte… y me gusta a donde transporta mi mente cuando lo escucho.
Escuché este álbum al año siguiente de dejar el instituto y empezar la vida en el mundo real. Estaba asustado de cojones. No sabía que hacer con mi vida. Tenía una sensación constante de que no estaba yendo a ningún lado. ¡Qué bien encajaba en mi mente lo que cantaba J Mascis! Él era la voz perfecta para acompañar mi ansiedad y mi inseguridad. En un mundo donde la huella de una voz se determina por lo poderosa y segura que es, Mascis le daba la vuelta a eso con una dulce vulnerabilidad que te desarmaba al instante. Eso acompañado de un ataque de guitarras dando soporte a esa voz vergonzosa, era una yuxtaposición que se disolvía en mis jóvenes oídos.
Muchos álbumes que adoro empiezan con un gran tema de inicio, pero ‘How’d You Pin That One On Me’ tiene un punto de bajón para mí. No me gusta nada esa canción. Para mí Green Mind empieza con ‘Water’ para saltar a ‘Muck’ y volver a ‘The Wagon’, ‘Puke & Cry’, ‘Blowing It/ Live For That Look’ y acabar de manera perfecta con ‘Flying Cloud’.
No lo sabía entonces, pero Mascis me ayudó a enfrentarme a la realidad inminente de un mundo que te consume. El timbre de su voz me informaba que no era el único. No me di cuenta de esto hasta años más tarde. Incluso a día de hoy, si me siento un poco extraño, o necesito un poco de seguridad, me pongo este disco y tiene un efecto que un masaje completo a mi cuerpo no podría conseguir.
En estos tiempos que el mundo se está desmadrando, por decirlo de alguna manera, poca gente tiene los recursos para lidiar con esta locura. Algunos entierran su cabeza bajo tierra, otros la afrontan cara a cara. Yo hago un poco de las dos, pero nunca sin que Green Mind esté sonando de fondo, esté donde esté.