Puede que el motivo por el que todavía sigo aferrado al hobby de coleccionar discos es porque forma parte de mi juventud. Normalmente, entrar en una tienda de discos de segunda mano era toda una aventura, en la que estaba preparado para descubrir nuevas bandas, nuevos discos y volver a casa con una bolsa llena de nueva música.
El único problema, con una falta total de fondos y tan sólo un poco de conocimiento musical, era que tenía que conformarme con una cinta de cassette comprada con los ahorros de dos meses. Sin Internet para poder chequear música, la mitad de las cosas que compré cuando era un chaval era porque había oído que eran buenas, había leído alguna crítica brillante, visto un vídeo, o porque había visto a algún tío guay llevando una camiseta de la banda. Siete de cada diez veces eran una mierda. Dinero perdido.
Un día entré en Vortex Records en la calle St. Queen de Toronto (lleva cerrada desde hace muuuucho tiempo) y tenía cinco pavos quemando en mi bolsillo, para gastarlos en un cassette de mi elección. La tienda tenía una estantería de cintas usadas, y siempre seleccionaban las de heavy metal. Miré todas las opciones disponibles que había ese día y no había mucha cosa que conociese. Pero me sonaban Metal Church porque había oído su canción ‘Start The Fire’ en un programa nocturno unas semanas antes.
Supongo que quería metal y el nombre de la banda era Metal Church, así que probablemente iba a acabar teniendo lo que buscaba, llámalo… heavy metal. Además, tenían un montón de credibilidad. Desde que Metallica se los habían llevado de gira unas cuantas veces, e incluso les habían ayudado a conseguir un contrato en Elektra. No había mucho que pensar para decidirse.
Mientras volvía a casa, me puse el cassette en mi Walkman preparado para disfrutar el largo viaje. Aparte de ‘Ton Of Bricks’ y ‘Start The Fire’ la mayoría de las canciones eran incluso más lentas que un medio tiempo, con partes suaves y hechas con buen gusto. Como un incansable joven metalhead intentando conseguir cosas cada vez más metal, aquello me decepcionó, por decirlo de una manera suave. ‘Method To Your Madness’, ‘Watch The Children Pray’, ‘The Dark’ y ‘Burial At Sea’ me producian grandes bostezos. Odiaba el álbum. ¿Por qué está en mi Hall Of Fame entonces?
Bien, como he dicho, no había Internet, así que gran parte de las veces funcionábamos por intuición. Estando sin dinero y con sólo unos pocos cassettes, acabé escuchando The Dark por puro aburrimiento ya que apenas tenía unas 20 cintas en aquellos tiempos. Así que no tenía nada mejor que hacer que escuchar… escuchar… y escuchar hasta que adquiriera suficiente música para darle a mis oídos más opciones. Me llevó unos cuantos años más, pero finalmente pasé de The Dark al comprar más álbumes, y acabé vendiendo la cinta en alguna tienda de segunda mano años más tarde.
Pero resulta que cuando has oído algo tantas veces se queda grabado en tu cerebro y cuando de nuevo vi The Dark en una tienda de segundo mano, había marinado el suficiente tiempo en mi mente para, de manera mágica, traerme un montón de recuerdos. Cuando finalmente lo escuché tras años de destierro, los recuerdos florecieron e, indudablemente, me gustó. Todavía le doy alguna escucha de vez en cuando y ahora amo a Metal Church. ¡No te atrevas a meterte con sus tres primeros discos!