Este mes el escogido para mi Hall Of Fame particular es Electric de The Cult. Haciendo un repaso a la discografía de The Cult, la banda siempre ha parecido estar en una constante fluctuación. De Dreamtime a Love, a Electric, a Sonic Temple, a Ceremony, hasta el disco hómimo de 1994, cada uno de esos discos tenía una aportación diferente de la colaboración Astbury/Duffy, aunque con diferentes niveles de éxito. Los The Cult del homónimo son una banda absolutamente diferente de los de Dreamtime pero, de nuevo, el salto musical que hay entre Love y Electric es también abismal.
Cuando The Cult empezaron a tener notoriedad con su segundo álbum, Love, eran una banda post punk, hippie y gótica que rockeaba como pocas. Básicamente cubrían todos los espectros visuales y musicales. Pero no fue hasta su tercer álbum, Electric, cuando se la sacaron de verdad, llegando al principalmente al público hard rockero.
El camino a Electric fue largo, ya que la banda grabó un álbum entero con el productor Steve Brown, originalmente titulado Peace, aunque estos días se refiere a él como The Manor Sessions. El álbum seguía la senda de donde había acabado Love, y contenía seis canciones que más tarde serían regrabadas con el mega productor Rick Rubin. Esto demuestra lo importante que puede ser un productor durante la grabación de un álbum. No es que Steve Brown hiciese un mal trabajo, pero la banda veía que no estaban mordiendo como ellos deseaban. ‘Wild Flower’, un reluciente tema de rock gótico en sus inicios que recordaba a ‘She Sells Sanctuary’, bajo la influencia de Rubin tomó un giro de 90 grados para convertirse en un tema estilo AC/DC que los propios AC/DC hubiesen deseado grabar.
Por supuesto yo soy un rockero y me encanta Electric por encima de todo. Con el paso del tiempo creo que Love es el más completo de mis dos discos favoritos de The Cult, pero cuando era adolescente me volvía loco Electric, ninguna banda rockeaba mejor que ellos (hasta que llegó Appetite For Destruction). Ese álbum avergonzó a todas las bandas del Sunset Strip de LA, con lo rockero y callejero que podía llegar a ser. Era un álbum que tendía puentes y esos son el tipo de discos que más me gustan. Y por cada fan gótico que perdieron, ganaron 10 fans hard rockeros. Me encantaba Love, pero éste me gustaba todavía más.
Rubin fue capaz de librarse de los coros pulidos y los pedales de reverb, para dejar al guitarrista Billy Duffy solo ante el sonido crudo que sus guitarras Gretsch y Les Paul eran capaces de sacar. Tuvo que ser muy inspirador, porque canciones como ‘Lil’ Devil’ se añadieron al tracklist y, para mí, es una de las mejores canciones que nunca ha escrito la banda. Yendo hasta el final con su imagen de aires rockabilly, tupés incluidos, las camisetas Harley y sus chalecos tejanos, The Cult fueron capaces de hacer la transición de ser una banda de la escena twee inglesa, a ser una de las banda top del hard rock norteamericano de los 80’s. Siendo ya un fan de canciones como ‘Revolution’, ‘Rain’, y ‘Brother Wolf, Sister Moon’, estaba feliz de escuchar a una banda que había sabido dar un giro al hard rock con canciones como ‘Aphrodisiac Jacket’, ‘King Contrary Man’ y ‘Memphis Hip Shake’, aunque podría vivir sin su versión de’ Born To Be Wild’.