Este mes el elegido para mi Hall Of Fame es el debut de Weezer, conocido popularmente como el Blue Album. Después del monumental giro que dejó en la música Nirvana con Nevermind, las compañías de discos empezaron a moverse para encontrar a los ‘próximos Nirvana’. Los sellos se pusieron a dar contratos como quien reparte vasos de agua durante una maratón. De golpe, grupos alternativos de los que nadie había oído hablar de ellos hasta el día antes, empezaron a aparecer en la escena con contratos con multinacionales bajo el brazo. Muchas bandas, si no todas, que consiguieron un contrato discográfico fueron despedidas tan pronto descubrieron que no podían vender las suficientes copias para estar en las grandes ligas.

Independientemente de que la gente se acuerde o no, Weezer fue una de esas bandas que simplemente salieron de la nada. No tenían ningún pasado indie que les diera credibilidad, pero como salidos de un vacío, aparecieron con un contrato con Geffen. Además tenían unos vídeos carísimos como los de ‘Undone’ y ‘Buddy Holly’ que les ayudaron a allanar el camino.

Tengo que ser honesto. Odiaba a Weezer cuando vi su álbum en las estanterías de la tienda de discos donde trabajaba. ¿Cómo podían haber conseguido ese contrato si nadie había oído hablar de ellos antes? ¿Ni un triste álbum independiente? ‘¡¡Vendidos!!’, es lo que grité a todo aquél que quisiese escucharme.

Sin embargo, yo no era la persona responsable de poner los CDs que se escuchaban en la tienda. Eso era cosa del encargado. En la estricta playlist de la tienda estaba el álbum de Weezer y sabía que durante semanas y semanas iba a tener que escuchar ese disco azul. Lo escuché tanto que me lo sabía de arriba abajo. Las canciones eran muy pegadizas y poco a poco empezaron a gustarme. Mis recelos iniciales hacia la obra acabaron convirtiéndose en amor por el álbum. Finalmente tuve que admitir que me gustaba, estuviera editado por una multinacional o no. ¡¡Joder!!

No fue fácil admitir para mí que me gustaba, pero al mismo tiempo ya tenía la libertad para disfrutar canciones como ‘Say It Ain’t So’, ‘The World Has Turned And Left Me Here’ y, por supuesto, ‘Buddy Holly’.

Ha pasado el suficiente tiempo para no preocuparse mucho sobre cómo Weezer consiguieron su contrato discográfico y alcanzaron la fama. En estos tiempos la gente no grita ‘vendidos’ como nosotros solíamos hacerlo en su día. En favor suyo hay que decir que editaron discos que eran igual de fantásticos, sino más, que ese disco homónimo azul. Todavía sigo oyendo ese álbum de vez en cuando. De todas maneras, todavía duele lo que tuve que ceder para que me gustara.