La primera vez que conocí a Billy Gibbons fue en un restaurante de Austin, Texas, durante la convención musical South By Southwest. Estábamos cenando y divisé la figura de alguien que podía estar tocando en ZZ Top. Quiero decir, ¿cuánta gente tiene esa pinta en Texas? Nos levantamos de nuestra mesa y pasamos por el bar para poder mirar más de cerca y seguimos nuestro camino hacia el aseo, para seguidamente confirmar entre nosotros que efectivamente era Billy Gibbons.
De manera educada nos acercamos a él, rendimos nuestros respetos, adulamos su música y esperamos su respuesta. Sonriendo, y con una mujer a cada lado, todo lo que Billy dijo fue “Tocar música es divertido”. Eso era todo lo que necesitábamos oír. Se lo agradecimos de todo corazón, le invitamos al show que íbamos a hacer en el SXSW y seguimos nuestro camino. Una vez estuvimos a salvo fuera del restaurante, nos pusimos a gritar y bailar de pura alegría. Fue un gran momento, uno de ésos que nunca olvidaré. Una vez acabó el SXSW, estaba el palo del viaje de vuelta a casa y como habíamos viajado en furgoneta de Toronto a Texas, teníamos que hacer el mismo trayecto de vuelta. Alguien de nuestro entorno encontró una copia en cassette de Tres Hombres de ZZ Top en una parada de camiones, la pusimos en nuestro reproductor y lo escuchamos de camino a casa (era una vieja furgo, estábamos en Texas, así que…). En lo que respecta a la discografía de ZZ Top, Tres Hombres es lo mejor de ella, a pesar de que Eliminator y Afterburner fueran mayores éxitos comerciales.
Canciones como ‘Waitin’ For The Bus’, ‘Jesus Just Left Chicago’, ‘Beer Drinkers & Hell Raisier’ y ‘La Grange’ son las canciones más destacadas, pero el álbum parece que sea un best of o greatest hits. Quizás, debido a la exposición del classic rock, esos llamados singles han oscurecido canciones como ‘Hot Blue And Righteous’, ‘Precious And Grace’ y ‘Have You Heard’. El solo de guitarra de ‘Shiek’ se encuentra en mi top 5 de solos favoritos de todos los tiempos, y demuestra que Billy Gibbons es uno de los mejores y con mejor gusto, si de guitarristas de rock hablamos.
Bien, acabamos tocando nuestro repertorio aquella noche, y realmente nada pasó tras tocar aquel año en el SXSW. Nunca vino un gran sello a ficharnos. Tampoco conocimos a ningún directivo discográfico. Acabó siendo todo una gran pérdida de tiempo, pero conocer a Billy Gibbons durante esos pocos minutos hizo que el viaje de vuelta, con contrato discográfico o no, hubiese valido la pena.