Aunque por estos lares es básicamente conocido como compositor de las bandas sonoras de películas tan célebres como Pesadilla Antes De Navidad, Batman, Eduardo Manostijeras o Men In Black, en los 80 Danny Elfman ya había conocido el éxito como cabecilla de Oingo Boingo.
Aquella extraña banda a medio camino entre el ska, la new wave y la performance fue, y sigue siendo, un auténtico fenómeno de culto sobre todo en el Sur de California, así que no es de extrañar que haya sido Epitaph, a través de su subsello ANTI-, el que hay sido el elegido para publicar su primer disco en solitario en, agarraros, ¡37 años!
Obviamente con lo bien que se ha ganado la vida trabajando para la industria del cine, está claro que la motivación para hacer este disco no era económica, sino una necesidad artística de expresarse de nuevo a través de canciones. Y es que a pesar de lo ecléctico y desconcertante que ratos pueda resultar Big Mess, lo bueno es que Elfman ha trabajado sacándole todo el jugo a ese formato.
A lo largo de sus 18 temas, el californiano nos invita a montarnos en una vagoneta sin frenos por su particular parque de atracciones. Pese a que en algunos momentos te resultará familiar (‘Happy’ o ‘Choose Your Side’ tienen los típicos coros y melodías de sus pelis con Tim Burton), en la mayoría de ocasiones, Elfman te sorprende con registros que no esperarías de un hombre de 68 años, y unas guitarras bastante duras cortesía de Robin Finck (NIN, G’N’R) y Nili Brosh (Tony MacAlpine, Paul Gilbert). La batería la pone Josh Freese, ojo.
Regado con un aroma a Frank Zappa, y unos originales arreglos de cuerda, Big Mess es la pesadilla de un genio hecha realidad, abarcando desde el rock industrial de ‘Devil Take Away’, ‘True’, ‘Serious’ Ground’, ‘Everybody Loves You’, donde se acerca al Bowie de los 90, al rollo crooner de ‘We Belong’, a marcianadas como ‘Cruel Compensation’ o ‘Kick Me’, que serían ideales para que las cantase Mike Patton.
Como un día se le ocurra hacer un disco juntos, nos pueden volar la cabeza.
MARC LÓPEZ