Tras siete años de largo silencio aterriza entre nosotros el décimo álbum de Darkest Hour. Como es hecho habitual en su longeva carrera, los de Washington D.C. no aminoran el paso ni muestran signos de agotamiento.
Sus nueve discos previos son posiblemente la mejor colección de metalcore melódico que uno pueda conocer al este de Killswitch Engage. Ni un paso en falso, ni un disco flojo. Con este Perpetual | Terminal la banda. o más bien sus dos únicos miembros originales, el vocalista John Henry y el guitarrista Mike Schleibaum, siguen firmes en su objetivo de no conocer nunca la derrota. Este nuevo trabajo marca una bisagra en la vida de unos músicos que se acercan a los 50. Sin el hambre de sus inicios y tras estos años convulsos que todos hemos vivido, refleja una dualidad entre su legado y su futuro más directo. Perpetual | Terminal funciona cual biografía.
Diez años después, la banda ha vuelto a apostar por Taylor Larson, con quien ya trabajaron en su disco homónimo de 2014, logrando sacar uno de los mejores sonidos que un servidor les recuerda. Comparado con el anterior Godless Prophets & The Migrant Flora, que produjo Kurt Ballou de Converge, aquí destaca una mayor nitidez y una garra que brillan por encima de otros atributos. Tenemos riffs infernales entrelazados con momentos más épicos en los que la voz sobrevuela por encima de líneas de guitarra mágicas como en la brillante ‘The Nihilist Undone’.
La calidez que transmite ‘One With the Void’ pronto rompe al oyente en dos con una dureza un tanto alejada de los cánones del melodeath de su pasado. La instrumental ‘Amor Fati’ o las líneas con dejes folk de ‘Mausoleum’ son también novedosas en cuanto estilo. Es en piezas como estas donde Darkest Hour muestra pinceladas de su visión de futuro. Pero si eres de los de vieja escuela, no sentirás más placer que escuchar la descarga poderosa de ‘Perpetual Terminal’, con un interludio en el que aparecen unas cristalinas guitarras acústica, la veloz ‘Love is Fear’ o los riffs asesinos de ‘A Prayer to the Holy Death’ con cierto regustillo a Architects.
Quizás Perpetual | Terminal no sea el mejor trabajo de Darkest Hour en el cómputo global, pero sí el más valiente. ¿Estancarse es de cobardes? Pues a evolucionar.
BETO LAGARDA
