Hay grupos que podrían escribir su propia tesis sobre la procastinación. Guns N’ Roses, Tool o Social Distortion serían buenos ejemplos de quienes se han ganado con total merecimiento la fama de ser unos auténticos vagos profesionales a la hora de publicar nueva música. Sin duda, Descendents también merecen el dudoso honor de pertenecer a este selecto club.
Es verdad que los de Hermosa Beach siempre han encontrado en la labor como investigador de biología molecular de Milo Aukerman, su carismático cantante, una excusa para dilatar el espacio de tiempo transcurrido entre sus discos. Pero el caso que nos ocupa con 9th & Walnut es aún más alarmante si tenemos en cuenta que su concepción inicial se remonta a los comienzos de la formación, hace más de (ojo al dato) ¡40 años!.
La idea de esta grabación nació en 2002, cuando el batería, productor y genio en la sombra durante toda la carrera de Descendents, Bill Stevenson, decidió reunir en sus estudios Blasting Room a Frank Navetta y Tony Lombardo (guitarrista y bajista de la alineación original respectivamente) para registrar las primeras canciones que habían escrito entre 1977 y 1980. Desafortunadamente, Aukerman nunca llegó a grabar sus voces para el proyecto.
Han tenido que pasar casi otras dos décadas para que Stevenson retomase esos temas y, aprovechando el confinamiento del año pasado, esta vez sí, Milo pusiera el toque final a un trabajo que nos muestra a una banda primeriza que ya tenía asentadas las bases de lo que iba a desarrollar en el futuro. En otras palabras: nos encontramos en la antesala, no ya de su icónico debut Milo Goes To College, si no de su primer EP.
Cuesta adivinar cuanto de aquellos primerísimos bocetos ha quedado intacto y cuanto ha sido modificado gracias a la experiencia adquirida de sus miembros, pero todo lo que amamos de Descendents está aquí. Con una producción básica y más cruda incluso en comparación a sus últimas referencias con la intención de recrear ese sentimiento primigenio, resulta alucinante como unos entonces adolescentes se las apañaron para redefinir las líneas del hardcore americano que estaba surgiendo en aquella época para colocar la primera piedra de un género como el pop punk.
En cortes como ‘Sailor’s Choice’, ‘Grudge’ o ‘Nightage’ (las líneas de Lombardo al bajo valen un imperio), ya dejaban claro que poco iban a envidiar al resto de competidores de la Costa Oeste en lo que a ferocidad y técnica instrumental se refería. Pero si por algo siempre se les ha considerado una banda especial es por saber insertar esas líneas melódicas dentro de un contexto tan agresivo como era el underground de los 80. Y ahí títulos como ‘Tired Of Being Tired’, la brillante ‘Mohicans’ y ‘To Remember’, junto a esas ya clásicas de letras de amor idealizado y no correspondido (‘I Need Some’, ‘Ride The Wild’), ya apuntaban lo que estaba por llegar en años venideros.
Redondeado con una versión del ‘Glad All Over’ de Dave Clark’s Five llevada a su terreno, 9th & Walnut sirve como documento imprescindible de los primeros pasos de Descendents, al tiempo que homenajea de forma póstuma a Frank Navetta (fallecido en 2008 a causa de un coma diabético). Ojalá que en breve tengamos entre manos otro álbum con «nuevas» (esta vez de verdad) canciones de Aukerman, Stevenson y compañía. El mundo lo necesita más que nunca.
GONZALO PUEBLA