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DEVIL MASTER – ‘Ecstasies Of Never Ending Night’

Una lograda mezcla de metal, punk y psychobilly.

Es innegable el estrecho vínculo que hay entre el metal y el punk, por muchos trues y jevis ortodoxos cuadriculados que renieguen o echen pestes del segundo, siendo el thrash el más claro ejemplo de homogeneidad entre ambos estilos.

Motörhead y su relación con los Plasmatics de Wendy O. Williams o The Damned; Venom, fervientes seguidores de GBH o Discharge, o la archiconocida influencia que han sido The Misfits para Metallica, son casos palpables de irrefutable verdad. Precisamente Misfits y The Cramps a finales de los 70 fueron impulsores de añadir en sus letras el cine de serie B, creando el horror punk, donde han derivado subgéneros tan dispares entre sí como el psychobilly o el más reciente death’n’roll.

Ya a mediados de los 80 bandas como Death SS o ese proyecto de culto fantástico y efímero de gente de Virgin Steel, esos Exorcist con el disco Nightmare Theater, empezaron a dar forma al horror metal, con el permiso del tito King Diamond y sus Mercyful Fate de por aquel entonces, y el más que consolidado Alice Cooper y sus shows cargados de macabra teatralidad. Snowy Shaw con Notre Dame dio una visión tremendamente cinemática al horror metal a finales de los 90.

Y es ya en el siglo XXI donde se han creado verdaderas criaturas de la noche, como el hype en que se que han convertido Ghost, los enfermizos Portal, los barrocos Tribulation, o algunos menos conocidos como Slægt o Hexenbrett, que guardan cierta similitud con los presentes Devil Master, quienes han sabido conjugar todo el lodo y la mugre que se ha ido arrastrado desde entonces y han sintetizado perfectamente muchas de estas influencias en este segundo disco.

‘Ecstasies…’ se muestra en forma de intro, con arpegios cristalinos de guitarra y atmósfera misteriosa. En la primera ‘Enamoured In The Throes Of Death’ ponen toda la carne en el asador sin miramientos ni delicadezas. La mezcla única de estilos con la producción conseguida es de 10. Idas y venidas de melodías y arpegios heavies, una voz primitiva entre punk y black, composición acelerada y corrosiva a lo thrash. ¡Claro que sí, chavales!

La siguiente ‘Golgotha’s Cruel Song’, cargada de bajo y tambores, hace hincapié en lo macarrillas que son los de Filadelfia. Rapidez, fiereza y locura instrumental.

‘The Vigour Of Evil’ ya baja de intensidad. Un punteo simple, pero pegadizo de guitarra como estribillo, marca la pauta hasta un cambio de ritmo para romper la monotonía del tema. Llegamos al corte estrella, ‘Acid Black Mass’, del cual hay un videoclip de lo más casero y ochentero que refleja muy bien lo que representan Devil Master. No hay respiro ni se baja el pistón aquí. Punteos, tappings y solos con toneladas de punk.

‘Abyss In Vision` empieza con una línea de bajo propia del post punk. Más pausada que sus antecesoras, se proclama como el tema instrumental de Ecstasies Of Never Ending Night. Es una canción con aires nocturnos y callejera, propia del rock gótico de los 80.

‘Shrines In Cinder’ devuelve a los Devil Master más canallas y barriobajeros. Cabalgamientos thrashers, dobles armonías e indomables y desbocados punteos. La interacción de las guitarras de Darkest Prince e Infernal Moonlight Apparition es realmente certera. Sin cambiar el ritmo de sus antecesoras, ‘Funerary Gyre Of Dreams & Madness’ tiene un regustio death’n’roll y la locura del psychobilly. No me extrañaría ver a Disembody Terror In Deepest Catacomb saliendo a tocar con un contrabajo gigante y tupé.

En ‘Precious Blood Of Christ Rebuked’ se aprecia un aire progresivo que, evidentemente, conducirá al ritmo machacón y desenfrenado predominante que ha imperado desde el principio en Ecstasies Of Never Ending Night. Desconozco si la ausencia del teclista que formaba parte en el anterior Satan Spits On Children Of Light ha llevado a que este nuevo álbum me parezca más monótono que su antecesor, pero aquél tenía más variaciones en las composiciones.

Finalmente ‘Never Ending Night’ sobrevuela hacia el ocaso antes de ver los primeros rayos de luz. La canción perfecta para recogernos en nuestro ataúd aún con la emoción del sabor del éxtasis que nos provoca la noche y sus misterios, muchos de ellos todavía por descubrir.

SANTA