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DRUG CHURCH – ‘Prude’

Lo que antes eran influencias externas bastante evidentes, ahora parecen salirles de dentro como si fueran propias.

Foto: Manuel Barajas

Pocas cosas hay más reconfortantes que ver como una banda que te gusta es capaz de superarse disco a disco. Sin con su anterior Hygene de 2022, Drug Church parecían haber alcanzado su cima, no sé muy bien cómo ni por qué, pero en Prude han conseguido ir un paso más allá.

Y lo curioso es que lo han hecho sin variar demasiado su propuesta, sino simplemente escribiendo mejores canciones que, en realidad, es lo que más cuesta. Cualquiera que haya escuchado sus trabajos anteriores reconocerá de inmediato que los de Albany siguen haciendo básicamente lo mismo que cuando empezaron en 2011: recoger influencias del rock alternativo, desde Pixies a Nirvana, e interpretarlas con la potencia y dinamismo de una banda hardcore con la voz rota de Patrick Kindlon otorgándoles un plus de agresividad.

Lo meritorio es que Drug Church han conseguido hilvanar mejor que nunca todo los elementos que forman parte de su vocabulario con una gran naturalidad y fluidez. Logran así que lo que antes eran influencias externas bastante evidentes, ahora parezcan salirles de dentro como si fueran propias. La perfecta conjunción entre las líneas de bajo, los arreglos de guitarra y las melodías de voz, a ratos gritadas, a ratos más sosegadas, pero siempre intensas, elevan estas diez canciones a lo más alto de su repertorio.

Es difícil resistirse al empuje de temas como ‘Myopic’, ‘Business Ethics’, ‘Slide 2 Me’ en las que las guitarras disonantes acompañan los hooks cada vez más certeros o a ‘Hey Listen’ o ‘Yankee Trails’, donde suenan como unos Hot Water Music más grunges, o a una canción tan redonda como ‘Peer View’ que cierra el álbum. Y todo en apenas 28 minutos. Cortita y al pie.

También cabe destacar la originalidad de las letras de Kindlon con un elenco de personajes que darían para hacer una serie sobre perdedores ilustres. Desde el primo que finge su propio secuestro para sacarle dinero a su madre para poder gastárselo en drogas y acaba trabajando en la banca (‘Business Ethics’) a los trolls de Internet (‘The Bitters’) al hombre que no es capaz de romper el ciclo de sus tentaciones (‘Yankee Trails), el vocalista relata con ironía y un punto de compasión sus desventuras, seguramente porque sabe que podrían ser suyas.

Si ya tienes quemado Life Under The Gun de Militarie Gun, en Prude encontrarás el relevo perfecto.

JORDI MEYA