Desde 2015 con Carry The Fire (si obviamos el álbum de vesiones Thoughts That Float On A Different Blood editado un año después) no teníamos material propio del cantante y guitarrista de una de nuestras bandas de cabecera y que más consenso crea en esta casa. Cuando le hemos visto alejarse de la sombra de su banda madre, Kensrue se ha refugiado en la música tradicional americana. Ya fuera a través del folk en el delicioso Please Come Home con el que debutó en 2007, o incluso acudiendo a tratados religiosos en The Water & The Blood durante el tiempo que fue director musical de la iglesia cristiana de Mars Hill en Bellevue, Washington, siempre ha intentado explorar sonoridades ajenas al post hardcore o el rock alternativo por el que se ha dado a conocer.
En el caso de Desert Dreaming, la balanza se inclina hacia el country. Un género que viendo los antecedentes no sorprende en exceso, aunque nunca lo había abrazado de una forma tan obvia. Con las acústicas y el pedal steel en primera línea, la voz de Dustin encaja sin problemas en un trasfondo distinto al que nos tiene acostumbrados.
‘Death Valley Honeymoon’ (en la que encontramos la colaboración de la cantautora Cat Clyde), la bonita ‘The Heart Of Sedona’ o la titular ‘Desert Dreaming’, con un ligero arreglo de armónica crepuscular, dibujan esas postales idílicas de salones de baile a medianoche y autopistas solitarias tan clásicas del imaginario estadounidense. Con ‘High Scales’, ‘Sage & Lilac’ y ‘Leaving Tonight For Santa Fe’ mete una marcha más para darle algo de brío al álbum, lo cual se agradece teniendo en cuenta que el tono general es bastante reposado.
Todo está en su sitio sin que nada desentone. Y para mi gusto, ahí reside su principal handicap. Las interpretaciones tanto por parte de Kensrue como de los músicos de acompañamiento son correctas, pero se echa en falta algo de riesgo que lo desmarque de ser un mero ejercicio de estilo. Entiendo que no habría mayor intención de grabar estas canciones por el puro placer de hacerlo, aunque hubiera agradecido que se atreviera a salirse ligeramente del guión.
Con todo ello, Desert Dreaming queda como una obra agradable de escuchar a la que le hace falta algo de valentía a la hora de escapar de los clichés previsibles del género. La misma que Dustin tuvo en su día para salirse de los parámetros del post hardcore. Supongo que, por una vez, su lado conservador ha salido ganando.
GONZALO PUEBLA
