Tras una larga pelea con quienes le abrieron la puerta de las grandes ligas, Zack Snyder ha vuelto a sus orígenes y retoma el cine de zombies de su primer largometraje, la fabulosa Amanecer De Los Muertos, para ofrecer dos horas y media de pura evasión.
Ejército De Los Muertos es una película imposible con más agujeros de guión que cabezas perforadas, pero también diversión a raudales, intensidad, sentido del espectáculo y una deliciosa y explícita violencia que va siempre un poco más lejos y que estéticamente luce como un tesoro perdido de los más locos años noventa. Primeros planos, escasa profundidad de campo e incluso algún que otro píxel muerto que está dando que hablar son algunos de los detalles visuales de una película que se permite el lujo de tener toda una ciudad digitalizada para recrearse en pequeños decorados.
No sé si Zack Snyder se considera parte esencial del nuevo zombie, podría atribuirse algo, por qué no, gracias a su excelente primera película. Así, el cineasta se atreve a jugar con los códigos preestablecidos: muertos hibernando, una monstruosa jerarquía vigente en el reino de Las Vegas y un reino animal que tal vez nos está indicando que esto no es otra estúpida película de zombies. La fotografía, del propio director, engrandece esta experiencia trash sobrada de dinero y voluntariamente absurda para crear un híbrido, una nueva especie. Su película, como sus criaturas, también lo es.
Snyder se permite el lujo de ofrecer un prólogo sensacional y sus mejores títulos de crédito desde aquel lejano Watchmen que muchos detractores parecen obviar cuando toca despellejar a uno de los directores más provocadores del mainstream actual. No sé vosotros, pero yo apuesto siempre a Snyder. Si con su Liga De La Justicia para HBO Max lo que estaba ofreciendo en realidad era un Injustice, lo que hace ahora en Las Vegas es la adaptación bastarda que nunca nadie nos había brindado de Dead Rising. Un regalo.
MIGUEL BAIN