En los últimos tiempos nos hemos acostumbrado a ver como diferentes grupos y artistas han unido fuerzas más allá de canciones puntuales llegando a crear obras completas. Cult Of Luna y Julie Christmas, la suma de Toundra y El Niño De Elche con nuestros Exquirla, Emma Ruth Rundle con Thou, o la más reciente colaboración de Converge junto a Chelsea Wolfe y Stepen Brodsky, serían tan solo algunas de las recientes alianzas más celebradas.
Por tanto, no debería extrañarnos que dos formaciones como Elder y Kadavar (con sus diferencias, sí, pero también compartiendo puntos en común) hayan optado por hacer lo propio. Tal y cómo nos comentaban Nick DiSalvo y Tiger Bartlet en la entrevista que publicamos hace unos días, la idea de colaborar entre ambos surgió a raíz de un encuentro casual, dado que las dos partes residen en Berlín.
El resultado es A Story Of Darkness & Light, un álbum firmado bajo el (terrible) nombre de Eldovar y registrado en los Blue Wall Studios propiedad del trío germano. Sin embargo, una vez escuchado con detenimiento, da la sensación de que han recopilado distintos bocetos en lugar de sentarse a componer y desarrollar conceptos desde cero de manera conjunta.
Y es una lástima porque la inicial ‘From Deep Within’ y ‘Blood Moon Night’ (ésta con una primera mitad muy Pink Floyd) apuntaban hacía terrenos realmente prometedores. En ambas piezas de generosa duración, se puede adivinar la personalidad de las dos partes del matrimonio, pero también otros lugares totalmente alejados de lo que les hemos escuchado por separado. Desgraciadamente son los dos cortes más interesantes del disco.
Por contra, en ‘In The Way’ suenan como si hubieran juntado una canción de Kadavar intentado sumergirse en el ambiente folk de los Led Zeppelin más hippies con un final más propio de Elder. Mola, pero se nota que es un “corta y pega” de manual. Más obvia aún resulta la parte central formada por ‘El Matador’, ‘Rebirth Of The Twins’ y ‘Raspletin’. O bien parecen descartes de aquel The Isolation Tapes que los berlineses publicaron el año pasado, o directamente son improvisaciones y experimentos sin ningún tipo de pretensión. Resultan agradables y no se hacen pesadas, pero no acaban de concretarse en algo sólido.
Aunque podríamos decir que el resultado es satisfactorio, uno no puede evitar pensar que se podría haber sacado mayor partido de semejante unión. Tal vez ninguno de los dos grupos ha querido jugársela prefiriendo guardarse sus mejores cartas para los próximos trabajos que editarán en 2022. Ojalá que en un futuro se decidan a ir a por todas.
GONZALO PUEBLA