Que Pure, el tercer álbum de Adrift, es de los mejores que vamos a escuchar este año, es una certeza. Sus seis temas son tan capaces de hacer temblar tus cimientos como de llevarte a un estado de iluminación. El camino ha sido largo, pero la recompensa ha sido grande.
Cuando Black Heart Bleeds Black fue nuestro Disco Nacional en 2012, poco podíamos imaginar que íbamos a tardar siete años en escuchar un nuevo trabajo de Adrift. Tampoco los componentes del combo madrileño. Pero circunstancias personales mezcladas con otras más propias de la industria hicieron que el lanzamiento de su tercer álbum se fuera retrasando hasta lo desesperante.
Involuntariamente, el fantasma de Tool se había apoderado de Adrift e incluso Jorge (voz, guitarra), Macón (guitarra), Dani (bajo) y Jaime (batería) iban siendo preguntados si es que el grupo se había separado. Finalmente, dos años después de que fuera grabado y una vez atado un acuerdo con el sello sueco Temple Of Torturous, Pure vio la luz el último día de mayo y, como era merecido, la respuesta ha sido magnífica.
Como si hubieran hecho pasar por el tubo todas sus influencias, del doom, el sludge, el black y el progresivo, y luego lo hubieran exprimido, Adrift han conseguido elevar su propio listón aún más alto. Y aunque no será hasta después del verano que el grupo intensificará su presencia en directo, después de siete años, no vendrá de unos meses, ¿no?
Más allá de todo lo que pueda haber pasado durante estos siete años de espera, ¿os habéis vuelto un poco más vagos a la hora de quedar y ensayar?
JORGE GARCÍA “(Risas) No, lo que pasa es que la vida adulta te ocupa cada vez más tiempo y te lo quita del grupo. Antes íbamos por lo menos tres días a la semana, pero ahora estamos bastante más liados y es más complicado cuadrarnos todos. Pero nos sigue molando. Al final, que haya tardado tanto el disco ha sido un cúmulo de circunstancias… Entre que componemos tranquilamente, luego hicimos un parón, luego volvimos, grabas el disco, buscas sello… Se fue la cosa de madre. Siempre hemos ido a nuestro ritmo. En 2019 hacemos veinte años como grupo y sólo hemos sacado tres discos, así que hazte la idea (risas)”.
Llevando Pure dos años grabado, no sé si ya tendréis ganas de hacer un álbum nuevo, que es lo que tocaría.
“Como tampoco hemos tocado mucho en directo, ahora nos apetece mucho tocar esos temas. Como nos mola y vemos que a la gente le está gustando, pues queremos tocar esas canciones. Habrá que hacer uno nuevo, pero de momento vamos a darle a éste”.
Los temas de Pure se notan muy trabajados. ¿Fueron variando mucho a lo largo del tiempo?
“Realmente lo hacemos todos juntos en el local. No hacemos eso de que uno traiga una canción hecha y darle forma. Alguna vez puedes traer una idea, pero lo más usual es que lo hagamos todos juntos. El proceso también es lento porque descartamos muchas cosas. Hay temas que igual a la mitad ya lo tiramos, porque si te pones a tocar y no te convence, casi es mejor dejarlo y empezar otro de cero. Vamos viendo y descartando. Solemos partir de un riff y de ahí para adelante. A veces las canciones son más progresivas, en el sentido de que van cambiando según nos van pidiendo”.
Este disco es más progresivo.
“Yo diría que sí. Quizá también es el álbum que hemos hecho con más sentido. No hay cambios tan locos, las partes son más largas, dando pie a más desarrollos. Todos los temas son más largos, más espaciados”.
Es más escuchable, te da tiempo de coger aire y escucharlo de principio a fin.
“Poco a poco creo que nos hemos ido haciendo más escuchables. Si comparas Black Heart… con Monolito, Monolito mola pero escucharlo entero puede hacerse un poco pesado. De los tres, la gente nos está diciendo que es el que te da más respiro. Aunque sigue siendo intenso, es el que más te deja rienda”.
También he notado un salto cualitativo a nivel de sonido.
“Bueno, el disco lo grabamos con Santi (Garcia), que era algo que teníamos pendiente. Le conocemos de toda la vida, hemos compartido escenario, y al final los discos que más nos gustan de aquí, los ha grabado él. Así que era una espinita que nos queríamos quitar. Nos flipa. Le da un rollo orgánico y tiene una filosofía que nos mola bastante. Los otros molan como suenan, pero creo que éste suena más a nosotros. No tiene muchos arreglos, las guitarras están tal cual, sin doblar. Es más crudo, que es lo que buscábamos. Estamos súper contentos con el resultado”.
¿Cuánto tiempo estuvisteis grabándolo?
“Una semana, creo. Quizá ocho días. Fuimos a Cal Pau a grabar las baterías y luego ya a Sant Feliu. Como tampoco le hemos metido muchos efectos ni cosas raras, fuimos bastante de cara a barraca”.
Sin embargo, en las voces sí le habéis metido más detalles, más coros.
“Sí. Yo también quería probar cosas nuevas. Algo más melódico, coros, mantras… Después de cantar toda la vida igual, mola hacer cosas nuevas. Tampoco soy un gran cantante, pero quería probar. También Santi sabe grabar muy bien las voces, armonizarlas… A veces dejaba grabando y yo me ponía a hacer cosas de fondo y luego veíamos si molaban para dejarlas”.
¿En qué movidas te inspiraste para las letras?
“Siempre llevo muy mal lo de las letras, pero al final la presión te puede y empiezas a maquinar. En éste, como el disco se llama Pure, hablo del concepto de la pureza, de cómo hoy en día todo tiende a corromperse. Parece que estamos reventando las cosas más básicas y vitales. También hablo de lo que hacemos nosotros, de la vía de escape que supone la música. Es un poco espiritual, hippie, pero al final es una manera de canalizar cosas y transmitir ideas”.
Supongo que es imposible caer en la contradicción de que para poder trasmitir esa idea de pureza tengas que pasar por canales que no lo son.
“Sí. A veces hay que pasar por el aro. Yo soy de la filosofía de que hay que intentar hacer las cosas lo mejor que puedas, pero tampoco puedes buscar la perfección porque acabas frustrado y te acabas pegando un tiro. En la medida de lo posible hay que intentar ser lo más respetuoso posible con lo que piensas”.
¿Y a nivel musical hay algo que te haya inspirado?
“Ahora mismo estoy escuchando de todo. Quizá de rollo cera lo que más me ha pillado es Oranssi Pazuzu, y ahora el grupo éste que han sacado, Waste Of Space Orchestra. Los vimos en el Roadburn y han sabido darle una vuelta de tuerca a lo que hacen. Pero al final escucho tantas cosas que de así, de cera, es casi de lo que menos”.
Eso es bueno. Casi tendría que haber una norma que dijera que los grupos no pudieran escuchar el tipo de música que hacen (risas).
“Claro. Yo creo que ninguno de nosotros apenas escuchamos cera, aunque nos mola tocarla. Al final es mejor escuchar cosas de otros estilos que nos traemos al nuestro. También estoy con The Comet Is Coming, con rollo saxo y tal”.
Estrenasteis el primer adelanto de Pure con Loudwire, otro con Revolver… me imagino que es en esas cosas donde se nota el apoyo de un sello guiri.
“Sí, estamos flipando con eso. De repente meterse en portales tochos como ésos ayuda mucho. Precisamente queríamos sacarlo fuera para estas cosas y poder salir a tocar a todas partes. Estos tíos son suecos, pero funcionan a nivel mundial muy guay. Tienen un agente de prensa americano que es el que está consiguiendo estas cosas. Se lo están currando mucho”.
También cuenta que tenéis un disco que puede mirar de tú a tú a cualquiera. ¿Pero crees que sigue habiendo un cierto estigma respecto a los grupos españoles?
“No creo que sea tan así. Si lo piensas, hay grupos italianos que tienen mucha proyección fuera. A veces los sellos grandes son reacios a sacar grupos de España o Portugal, les cuesta, pero si tienes un disco bueno te lo va a poder sacar cualquiera”.
Al final creo que es más por la disponibilidad de los grupos a poder tocar mucho, que es lo que ahora también interesa a los sellos.
“Principalmente los sellos buscan grupos muy activos porque hay que vender discos. Pero lo cierto es que tocar es muy complicado. Yo a veces me pregunto de qué viven ciertos grupos underground que tocan mucho. No sé si vivirán al límite o qué curros tienen para poder tocar mucho, pero bueno, si lo pienso Toundra lo hacen. Al final es poder trabajar de gira, con portátiles e internet ahora se puede”.
Desde que salió el disco anterior, Macón ha estado muy inmerso en Toundra. ¿Has notado que eso le haya cambiado su manera de tocar en algún aspecto?
“No sé. Macón siempre ha sido un guitarra peculiar. Supongo que algo se tiene que notar. Bueno, sobre todo en directo se ha ‘toundreado’, ahora da saltitos (risas). Tenemos que echarle la bronca (risas). Siempre ha aportado mucho y yo creo que a ellos también les ha aportado mogollón”.
En 2014 también sacasteis el segundo disco de El Páramo. ¿Cómo recuerdas esa etapa?
“Fue una época bastante locura porque estábamos tocando con todos los grupos a saco. A veces hacíamos dobletes, pero tuvimos que dejarlo porque era una paliza. Acabábamos reventados”.
Y tampoco ninguno de los tres grupos hace una música fácil, supongo que se necesita un gran nivel de concentración.
“Sí, eso también. Siempre tenemos la coña de que Macón tiene que vaciar el disco duro para que le entren temas nuevos cuando toca con otro grupo. O cuando tenemos que tocar temas antiguos es en plan ‘espérate…’. Es lo que estamos haciendo ahora”.
¿Tenéis la idea de tocar Pure entero?
“No, de momento no. Nos mola tocar un poco de todo. Nos centraremos en el nuevo, pero hasta ahora tampoco la gente lo conocía. Yo creo que al menos tocaremos cuatro de Pure y luego veremos si metemos alguno más”.
¿Y será fácil veros en directo?
“Queremos salir a Europa este año y luego todo lo que podamos aquí. Por ahora este verano haremos poquito, pero ya esperaremos a la vuelta para empezar a saco”.
JORDI MEYA