Cerrada la etapa de Matt Skiba con Blink-182, Alkaline Trio están en disposición de reactivar su carrera sin más distracciones. Con un disco como Blood, Hair And Eyeballs el futuro se presenta de lo más brillante para una banda que siempre ha sabido sacar partido a la oscuridad que nos rodea.
Por mucho que uno pudiera alegrarse a nivel personal por la oportunidad que Blink-182 brindaron a Matt Skiba para unirse al grupo cuando Tom DeLonge hizo una de sus escampadas en 2015, los fans de Alkaline Trio eran conscientes que iba a suponer que durante un tiempo su actividad se viera afectada. Si bien en 2018 lanzaron Is This Thing Cursed? era evidente que las prioridades eran otras. Pese a ello, el otro motor creativo del trío, el bajista y cantante Dan Andriano sabía que simplemente era cuestión de tener paciencia. «Nunca nos separamos, ni nos dijimos adiós, sino simplemente un hasta luego», nos dice.
Ese ‘hasta luego’ se acabó prolongando durante seis años, pero por fin el pasado viernes la banda publicaba el notable Blood, Hair And Eyeballs (Rise), su décimo disco de estudio en el que reafirman una personalidad musical y estética que los hace únicos dentro del punk rock. Por desgracia, este retorno no es del todo completo, ya que el batería Derek Grant decidió dejar el grupo tras terminar la grabación en los 606 Studios de Dave Grohl. A pesar de este contratiempo, Alkaline Trio han encontrado la mejor solución posible fichando a Atom Willard, el apagafuegos profesional a quien ya han recurrido antes bandas como The Offpsring, Against Me! o Danko Jones. Será con él con quien podremos verles el próximo verano en el festival Tsunami Xixión, después de un montón de años sin pisar nuestro país.
Hace una semanas tuvimos la oportunidad de hablar de todo ello vía Zoom con Dan Andriano desde su casa en St. Augustine, Florida.
¿Cuántos llevas viviendo en Florida?
DAN ANDRIANO «Ya llevo aquí 16 años, ¡Dios mío!. Pero ya sabrás que soy de Chicago».
Sí, claro. ¿Te adaptaste rápido a Florida?
«Me llevó un tiempo, incluso diría que unos años, porque es muy distinto. Pero quería criar a mis hijos en otro ambiente, cerca de la playa. Fue una buena decisión. Encontramos un buen lugar».
Y hablando de adaptación, ¿cómo te sientes estando de nuevo en Alkaline Trio?
«Muy bien. Sabíamos que íbamos a hacer un disco nuevo en algún momento. Era cuestión de decidirse por un productor, un ingeniero, un estudio… Teníamos muchas opciones y bastantes canciones, pero también queríamos hacer algo nuevo. Eso nos llevó bastantes charlas porque teníamos que ponernos de acuerdo, y, al final, lo que decidimos fue no ir demasiado preparados, con maquetas y cosas así, sino intentar escribir los temas juntos, en el local de ensayo o en el estudio directamente. Queríamos trabajar juntos las ideas, en lugar de traer yo canciones terminadas desde Florida y Matt desde Los Angeles y simplemente grabarlas. Queríamos componer juntos, no solo grabar juntos. Lo hicimos un poco en Is This Thing Cursed? pero queríamos dar un paso más. Y eso hicimos».
Lo que cuentas es un proceso que ocurre con muchos grupos. Empiezan como una piña, pero acaban viviendo en ciudades o incluso estados distintos, componen a distancia, y solo se juntan para grabar, y a veces ni eso. ¿No crees que algo se pierde en el camino?
«Puede que sí que algo se pierda, pero siempre depende de quién sea el compositor. Hicimos varios discos en los que yo mandaba mis canciones a Derek y Matt le mandaba las suyas, y él hacía las maquetas y lo acababa unificando todo. El problema es que te acabas enamorando de esas ideas, y luego en el estudio pasa algo chulo, pero no quieres cambiarlo porque podría cambiar la canción por completo. Al final no hay una manera buena o mala de hacer las cosas, pero esta vez queríamos hacer algo más orgánico, diferente, porque además era nuestro décimo disco».
Diría que se nota en que las partes instrumentales son un poco más complejas de lo habitual, como si hubierais prestado más atención a lo que hacía cada uno en relación a los demás.
«Así fue. Queríamos potenciar eso y el lado más riffero de Matt porque hacía tiempo que no lo hacía. No tenemos un guitarra rítmico porque todo lo hace Matt, así que, aunque doblamos algunas guitarras, tiene esa onda más de guitarrista de trío. Creo que sus partes brillan más porque a menudo no hay una segunda guitarra haciendo acordes por debajo. Pasamos dos semanas montando las estructuras de las canciones, pensando las melodías, y lo grabamos todo. Y luego nos fuimos a casa, y Matt se quedó con Cameron (Webb) haciendo solo guitarras. En cierta manera reinterpretó las canciones y eso es algo que no habíamos hecho nunca. Salieron cosas muy chulas. Cada día me mandaba la canción o canciones que habían terminado y alucinaba con lo que habían hecho».
Es como si las escuchases como las escucharía un fan.
«Exacto. Porque durante esa segunda parte de la grabación yo no estaba presente, así que no me preguntaban si esto o aquello, escuchaba ya la versión final. Aunque me preguntaban mi opinión, en el 99% me parecía genial. Y al final de todo, volví a Los Angeles y grabé las voces con Matt. Estuvo guay hacerlo así».
Una de las canciones en las que se nota más ese Matt más riffero es en ‘Hot For Preacher’, cuyo título es un guiño a ‘Hot For Teacher’ de Van Halen. ¿Eres fan de Van Halen?
«Sí, soy muy fan de Van Halen. Todos los somos. La verdad es que no sé que relación tiene el título con la canción, pero me alegro de que se quedara así. Cuando la grabamos, Cameron nos preguntó cuál era el título, Matt dijo ‘Hot For Preacher’, y así se quedó (risas)«.
Este es el último disco que graba Derek. ¿Os dijo que iba a dejar el grupo antes de entrar en el estudio o una vez ya estaba el disco terminado?
«Cuando empezamos a grabar no teníamos ni idea. La realidad es que hará unos cinco años hicimos una gira sin Derek, porque aunque seguía en la banda a todos los efectos, necesitaba un tiempo a solas. Todos sabíamos que la banda era mejor con Derek y por eso cuando quiso volver tuvo las puertas abiertas. Hicimos algunas giras por Estados Unidos y también tocamos en Reino Unido y estuvieron muy bien. La verdad es que cuando escribimos el disco, tuvo ideas buenísimas, y la batería sonaba cojonuda. Pero cuando llegamos a los estudios 606 parecía de nuevo un poco ausente. Y poco después nos dijo que quería dejar el grupo».
¿Te cogió por sorpresa cuando os lo comunicó?
«En realidad no. Él y yo compartimos un apartamento en Los Angeles durante la grabación y algo noté. Cuando terminamos las tres semanas de grabación, que fueran muy intensas, creo que estaba agotado y solo el pensar la gira que venía por delante se le hacía una montaña. No puedo decir que me sorprendiera, la verdad. Es una pena porque es un batería fabuloso, pero tiene que hacer lo que sea mejor para él».
Supongo que fichar a Atom Willard como sustituto era vuestra primera opción. Es una garantía.
«Sí, totalmente. Matt y él ya habían tocado juntos en otros proyectos y es un buen amigo. Entiende perfectamente qué es Alkaline Trio y es un batería cojonudo. Fue un alivio poder contar con él».
«Cuando escribo sobre algo que me atormenta, luego me siento mejor. Y esperamos que lo mismo ocurra a quien nos escucha. Ese es nuestro trabajo» DAN ANDRIANO
Siempre me han gustado mucho los grupos en los que no hay un solo cantante o compositor, creo que os da una personalidad especial. ¿Era la intención desde un inicio?
«Bueno, yo no fui el bajista original, entre en el 97 cuando llevaban un año así. En ese momento yo ya componía en mi otra banda, así que cuando Matt me pidió de unirme como bajista, en seguida me dijo que si tenía alguna idea para una canción se la enseñase. A medida que fuimos ensayando y tocando, cogí confianza, y un día le toqué una canción y le gustó. Fue algo muy natural, la verdad. Pero en ese momento no teníamos ni idea de lo que estábamos haciendo a nivel vocal o de armonías, por eso si una canción era mía, la cantaba yo, y Matt cantaba las suyas, y eso se acabó convirtiendo en una de nuestras señas de identidad. Creo que como compositores o como cantantes cada uno aporta algo distinto, pero realmente creo que cuando mejor funciona es cuando lo hacemos juntos. En el nuevo disco hay partes que compuse yo y que canta Matt y viceversa. Al final se trata de encontrar lo que funciona mejor para la canción. Fue lo bueno de ir haciendo cosas sobre la marcha, Teníamos letras escritas, pero cuando empezamos a cantarlas, íbamos reescribiendo y probando qué voz quedaba mejor. El estribillo de ‘Bad Time’ surgió así, por ejemplo. Originalmente lo cantaba yo, pero luego lo probó Matt y quedaba mejor».
¿Y os dividís los royalties de autoría a partes iguales?
«Oh, esa pregunta es muy personal».
Lo pregunto porque suele ser una fuente de conflictos en muchas bandas para ver quién mete más canciones en un disco.
«La respuesta es que sí. Lo hacemos como Lennon o McCartney o Jagger y Richards. En realidad, lo dividimos como banda, entre los tres, Matt, Derek y yo. Pero sí tienes razón que en muchos grupos crea conflictos. He oído muchas historias al respecto. En nuestro caso, preferimos evitarlo repartiéndolo a partes iguales».
Volviendo al tema de las voces, la mayoría de las bandas de punk rock tienen voces más gritonas, más agudas. Vosotros parecéis venir de un estilo más cercano a Elvis Costello o Morrissey.
«Sí, son dos de mis cantantes favoritos. Creo que es uno de los aspectos que nos ha dado una personalidad distinta. La voz de Matt y la mía son diferentes, pero los dos preferimos cantar que gritar».
Otro aspecto característico, y que de nuevo encontramos en el nuevo disco, es que habláis de temas como la depresión o la adicción, pero los envolvéis con metáforas o imágenes de películas de terror, por llamarlo de alguna manera.
«Sí. Lo que pasa es que cosas como la depresión o la adicción pueden llevarte a vivir una película de terror. Para nosotros fue muy natural ir en esa dirección porque es algo que vivimos de primera mano. Yo dejé de beber y tomar otras cosas hace ocho años porque de jóvenes lo hacíamos para divertirnos, pero llegó un momento en el que dejó de ser divertido y se convirtió en un ciclo chungo. Estás deprimido y empiezas a beber, pero cuanto más bebes, más deprimido estás. Había que cortar con todo eso. De todos modos, en este disco intentamos abrir un poco la lente y no hablar solo de cosas personales, sino tener una visión más global del mundo porque el mundo se ha vuelto muy oscuro. Pero volviendo a tu pregunta, para nosotros siempre fue importante tener una estética, tanto en las letras como en la parte visual, diseños, vídeos, más allá de las canciones. Es lo que hace que seamos Alkaline Trio. Tenemos ese punto de terror, pero también de humor negro, de pop. Tocamos temas oscuros, pero queremos que la gente se divierta, que baile, que cante. Que les ayude a sacar lo que tienen dentro. Es un ejercicio de catarsis para nosotros y para el público. Cuando escribo sobre algo que me atormenta, luego me siento mejor. Y esperamos que lo mismo ocurra a quien nos escucha. Ese es nuestro trabajo. Y por eso en este disco hay algo de esperanza, también».
Quizá por esa estética oscura, a mucha gente le sorprendió que Matt aceptara el puesto de Blink-182 que son una banda mucho más alegre, con un humor menos sofisticado. ¿Te sorprendió que aceptara?
«No fue una sorpresa. A nivel musical tampoco son tan diferentes, tenemos raíces parecidas. Quizá la onda del grupo sea diferente, pero desde el punto de vista de las guitarras, las melodías, las composiciones, no estamos tan lejos. Creo que no podrían haber encontrado a nadie mejor para sustituir a Tom (DeLonge). Blink nos llevaron de gira hace muchos años y Mark (Hoppus) y Matt se hicieron buenos amigos. Ya habían hablado de hacer algo juntos a lo largo de los años, así que me pareció muy razonable cuando le llamó para echarles una mano. Por mi parte entendí que aceptara y no supuso ningún problema».
Para terminar, el próximo verano estaréis en el Tsunami Xixón. Hace muchos años que no tocáis en España…
«Hace muchos años que no tocamos en muchos sitios y España es uno de ellos. Tenemos muchas ganas de ir a ese festival. Nuestra intención es tocar en muchos más sitios con este disco. Ahora que estamos en los 40, hemos decidido que tenemos que girar más (risas). En el pasado nos costaba un poco, y luego vino la pandemia, pero estamos con muchas ganas. El futuro pinta bien».
JORDI MEYA