Si el primer disco de Amyl and The Sniffers te cautivó, estás a 48 horas de recibir un gran regalo. Comfort To Me reafirma todas sus cualidades y con un repertorio, si cabe, aún más excitante.
Si una banda no estaba preparada para pasar más de un año sin poder salir de gira, ésa era Amyl and The Sniffers. Tras patearse el mundo presentando su aclamado debut homónimo de 2019, los australianos se vieron obligados, como todo hijo de vecino, a encerrarse en casa y canalizar su energía (y quien les haya visto en directo sabe que es mucha) de otras maneras.
Por suerte, Amy Taylor (voz), Dec Mehrtens (guitarra), Kevin Romer (bajo) y Bryce Wilson (batería) tenían por delante el reto de componer y grabar un segundo álbum con el que consolidarse como una de las bandas más excitantes salidas de Australia de los últimos años. Tomando referencias pasadas (Rose Tattoo, Plasmatics) y presentes (Power Trip, Sleaford Mods), la banda amasó más de una veintena de canciones, de las cuales 13 han pasado el corte y conforman Comfort To Me (Rough Trade/Popstock!) que verá la luz este viernes 10 de septiembre.
A mediados de julio, teníamos la oportunidad de hablar de buena mañana (es lo que tienen las entrevistas con las Antípodas) con una Amy mucho más juvenil y risueña de lo que parece en las fotos y vídeos.
¿En qué ambiente te criaste?
AMY TAYLOR «Crecí en una ciudad costera, en una granja. Hasta que tuve diez años mis padres, mi hermana y yo dormíamos en la misma habitación. Teníamos pollos, cabras… Me pasaba el día jugando en el barro y corriendo».
¿Y cómo llegaste al punk rock?
«Ahí había conciertos para todos los públicos constantemente. Había bandas locales de punk y hardcore y empecé a ir a sus conciertos. Igual éramos ocho, doce o veinte personas, pero lo pasaba genial. Me encantaba la energía, la rabia y la violencia. Estaba rodeada de tipos enormes, pero yo me metía a hacer pogo igualmente (risas)».
¿Qué te llevó a decidir pasar de ser público a subirte a un escenario?
«Siempre me ha gustado actuar, pero no es algo que pensara demasiado. Compartía piso con los chicos de la banda, que tocaban en otros grupos, y siempre bromeábamos sobre que teníamos que hacer un grupo juntos, en plan broma, para tocar en fiestas. Así fue cómo empezó todo. Me salió de manera muy natural».
Desde luego se nota. Creo que esa naturalidad es lo que ha atraído a vuestros fans.
«Gracias. Para mí los mejores conciertos siempre eran los que alguien acababa sangrando por la nariz, y acababa cubierta de sudor y cerveza. Así que cuando subo a un escenario quiero que todo el mundo se vuelva loco. Tengo mucha energía y necesito liberarla, pero también quiero que contagie al público».
Hace unos días disteis vuestro primer concierto en mucho tiempo, en Melbourne. ¿Cómo te sentiste subiendo a un escenario de nuevo?
«Fue muy divertido. Era un concierto que tendría que haberse celebrado en marzo de 2020, y que se fue aplazando. Pero justo la medianoche del concierto nos volvían a confinar, así que lo dimos todo en plan ‘el mundo está jodido, pero vamos a pasarlo bien’ (risas)«.
Desde aquí se tiene la impresión que en Australia se han hecho las cosas muy bien, pero también os han impuesto medidas muy restrictivas.
«Creo que hemos tenido suerte porque es un lugar muy aislado. Estamos en medio del océano, no es un lugar donde no pare de entrar y salir gente. Pero realmente en Melbourne nos han confinado un montón de veces… he perdido la cuenta. Ahora nos han vuelto a confinar por sólo seis casos. Ha sido muy intenso. A veces te sentías como en una prisión».
¿Qué has hecho para no volverte loca?
«He empezado a pintar. También he hecho bastante ejercicio. Y he estado jugando a hacer rap y escribiendo las letras del disco».
Empezasteis a trabajar en el nuevo álbum a finales de 2019. Supongo que la idea era aprovechar el impulso del primer disco…
«Queríamos grabar el disco en 2020, pero no teníamos ni idea de lo que estaba por venir (risas). Al final tampoco no fue tan negativo porque dispusimos de algo más de tiempo, aunque también pasamos muchas semanas sin hacer absolutamente nada. Pero la verdad es cuando hemos estado de gira, eso es todo lo que hacemos, y cuando volvemos a casa queremos ver a nuestros amigos y familias. Así que ese tiempo de más no nos fue mal, pero fue demasiado (risas)«.
¿Os gusta ir al estudio con todas las canciones muy trabajadas?
«Más o menos. A mí me obsesionan mucho las letras, y siempre las estoy cambiando hasta el último minuto. Quiero que sean lo mejor que pueda. Lo bueno de escribir en el estudio es que estás bajo presión y acabas siendo más espontánea».
«A mí me gustaría que el grupo fuera muy grande, pero no quiero que nos convirtamos en una mierda de grupo» AMY TAYLOR
¿Queríais hacer un disco más variado? Lo digo porque ‘Don’t Need A Cunt (Like You To Love Me)’ es muy cañera, pero luego ‘No More Tears’ es más pop.
«No creo que fuera intencionado, pero somos cuatro personas con gustos e intereses distintos. Cada canción tiene su propio sentimiento porque expresamos libremente lo que sentimos».
Cunt es una palabra muy ofensiva en algunos sitios. ¿En Australia se usa de manera más casual?
«(Risas) Sí, en Australia la usamos para todo. La puedes usar para referirte a un colega. Es un insulto, pero lo puedes usar de buen rollo. Es muy común».
El productor Dan Luscombe ha tocado con The Blackeyed Susans, The Drones, Courtney Barnett… ¿Buscabais a alguien con mucha experiencia?
«Sobre todo queríamos trabajar con alguien local. Hablamos con él, y nos cayó muy bien. A veces no es fácil trabajar con alguien externo porque yo tengo las cosas muy claras, y a veces me molestan las opiniones de los demás. Me cuesta confiar en alguien y tener en consideración lo que dice porque mi reacción natural es siempre decir ‘Vete a la mierda’ (Risas)«.
¿Os sentís parte del linaje de grandes bandas australianas?
«Desde luego es algo de lo que me siento orgullosa. AC/DC, The Saints, Cosmic Psychos… son bandas que molan mucho. Es con lo que crecí, lo que escuchaban mis padres».
¿Sigues viendo a Amyl And The Sniffers como una banda de punk rock o para ti es algo más?
«Puede ser cualquier cosa. Se irá viendo. A mí me gustaría que el grupo fuera muy grande, pero no quiero que nos convirtamos en una mierda de grupo ¿me entiendes?».
Supongo que vuestras ambiciones han cambiado desde que empezasteis.
«Sí. Cuando empezamos, una emisora de radio pinchó una canción nuestra, y ya pensé que éramos famosos (risas). O para mí poder dar un concierto en una sala y que vinieran 80 personas, ya me hacía sentir que éramos la banda más grande del mundo. Visto lo que pasó con el primer disco, ahora realmente siento que cualquier cosa puede pasar».
¿Te afecta pensar que cuánto más crezca el grupo más gente estará pendiente de todo lo que hagas?
«Un poco. Pero siempre soy yo misma, que es lo que todo el mundo debería ser. Si inspiro a alguien, me gustaría que fuera para que formen sus propias opiniones. No quiero que nadie me imite o le guste lo mismo que a mí, sino que decidan por ellos mismos».
¿Te has convertido en una especie de celebrity en Australia?
«Sí, soy muy famosa (risas). Nooo…. supongo que un poco. Ayer fui al supermercado, y aún llevando la mascarilla y una chaqueta muy grande, alguien me reconoció. Por ahora es algo que me sigue haciendo ilusión».
¿No han salido celos dentro del grupo?
«Por ahora no. Entienden cómo funciona todo esto. Si voy de paseo con Dec, y alguien nos para, me dice, ‘A mí nunca me paran cuando voy solo’. Pero no lo dice de mal rollo».
Estando de gira ¿has podido hacerte amiga de alguno de tus ídolos?
«Me he hecho amiga de Sleaford Mods y Viagra Boys. Son gente muy guay. También conocí a Charlie de UK Subs y moló muchó. Me dio una camiseta en Cambridge».
Si todo va bien, el 20 de junio de 2022 estaréis en Madrid abriendo para Liam Gallagher y Foo Fighters en un estadio. ¿Qué expectativas tienes!
«¡Sí! Será muy raro tocar en un estadio medio vacío. Pero es una de esas cosas locas que mola hacer. Ya veremos lo que pasa (risas)«.
RICHARD ROYUELA/JORDI MEYA