Después de la calma viene la tempestad, y después de la tempestad vuelve la calma… pero las secuelas de los destrozos quedan ahí. Aftermath, el octavo disco de Angelus Apatrida, aborda las heridas visibles, e invisibles, que la pandemia dejó en todos nosotros y cómo intentar sanarlas.
El tiempo pasa tan rápido que parece que fue ayer que Guillermo Izquierdo (voz, guitarra), David G. Álvarez (guitarra), Jose Izquierdo (bajo) y Víctor Valera (batería) cerraban la gira del homónimo Angelus Apatrida con cuatro conciertos en Valencia, Barcelona, Madrid y Bilbao el pasado enero. Solo nueve meses después, los tenemos de vuelta con un nuevo trabajo, Aftermath (Century Media), y listos para lanzarse a la carretera. Su capacidad para trabajar duro está fuera de toda duda, y es uno de los factores que explican por qué son nuestra banda de metal con más repercusión internacional. Otro, naturalmente, es la calidad de su música.
En su octavo álbum, grabado de nuevo con Juanan López en Albacete y mezclado por Zeuss en su estudio Planet Z en Wilbraham (Massachusetts), Angelus Apatrida exhiben un poderío compositivo y sónico poco común en una banda con más de 20 años de trayectoria. Todos los elementos que han configurado su personalidad aparecen aquí amplificados: los riffs son más afilados, las melodías, más pegadizas, la base rítmica, más creativa y contundente, y los distintos invitados (Sho-Hai, Jamey Jasta, Pablo García y Todd La Torre) aportan un plus con sus colaboraciones. Pero igual de llamativas que las propias canciones son las letras de Guillermo, más personales y desnudas que nunca. Una sinceridad que también nos transmitió en la charla que mantuvimos hace unas semanas.
¿Cómo afrontáis después de tantos discos el hacer uno nuevo? ¿Hay cierto miedo de enfrentarse a la hoja, o a la partitura, en blanco?
GUILLERMO IZQUIERDO “Sí, claro. De hecho, desde que terminas un disco hasta que sientes la presión de que hay que volver al estudio, poco a poco va creciendo la paranoia y el miedo a quedarte sin ideas. Pero bueno, hasta ahora nos ha salido bien la jugada. Siempre hemos intentado no cortarnos a la hora ser creativos. A veces dudas si lo que haces va a gustar a los fans, pero intentamos no repetirnos. Obviamente, la propia influencia de tu propia música siempre va a estar ahí, pero jamás hemos intentado repetir fórmulas”.
Pero es inevitable que acabes acudiendo a ciertos tics casi por inercia.
“Claro, hay cosas que obviamente después de tocar tanto, y más una banda como nosotros que tocamos tantísimo en directo, quieras que no, ya te influencias a ti mismo. Y creo que eso es un poco lo que ha ocurrido en este disco, porque han sido los dos años que más hemos tocado en nuestra historia. Fuimos componiendo mucho de este disco en la carretera, porque no tuvimos tiempo de estar tranquilos y componer en casa. Al final todo lo que te sale es como una continuación de lo que estás haciendo con una mezcla de todo lo que has hecho, incluyendo los primeros discos. Quizá por eso el disco es tan variado y tiene tantos toques de todas las épocas de Angelus”.
Con un calendario tan apretado como con el que trabajáis, ¿seríais capaces de retrasar una grabación y la salida de un disco si no estuvierais al 100% convencidos? ¿O una vez se marca una fecha, ya no hay marcha atrás?
“No ha ocurrido y espero que no ocurra nunca. Nosotros somos lo suficientemente críticos como para decir si estamos listos o no para sacar un disco. Si es algo que no nos mola o no termina de convencernos, no lo vamos a hacer. Solo se tuvo que mover la fecha de salida de Hidden Evolution y no fue por culpa nuestra. Al sello se le acumularon los lanzamientos y decidieron posponer el nuestro hasta tener un mejor hueco. Pero entonces, la banda no tenía el peso que tiene ahora. Las cosas han cambiado. Ahora también somos una prioridad para ellos. Y si tuviéramos que retrasar una grabación, lo único que pasaría es que se retrasaría unos meses el lanzamiento, pero nadie nos va a echar del sello, ni nadie va a morir… Son alemanes, pero son guays (risas)”.
¿Qué supone para un grupo ir escalando posiciones dentro de un sello como Century? ¿En qué se refleja?
“Hombre, lo más rápido en lo que lo refleja es en lo económico. Cada disco va superando en ventas al anterior, y eso significa que la banda está progresando. Y si la banda responde, el sello también lo hace. Te aumenta los presupuestos de grabación, para videoclips, de marketing… Va a hacer 14 años que firmamos con Century Media. Empezamos siendo unos niños, y ahora mismo somos una de las bandas que más años llevamos ahí. Otro de los puntos muy importantes es que ahora el disco va a ser editado físicamente en toda Norteamérica. Por fin Century Media en Estados Unidos ha decidido poner toda la carne asador y hacer el lanzamiento como se está haciendo aquí. Es muy satisfactorio ver que la cosa funciona, que estás ahí, y que lo que te dijeron hace 14 años lo cumplen”.
Veníais del disco homónimo, que era un disco como muy a piñón, con mucha mala hostia. Aftermath, como decías, es más variado. Hay thrash, hay cosas más punk, más melodías, toques progresivos. ¿Tenías la intención de hacer algo que no fuera tan monocolor?
“No, en absoluto. Son los ingredientes que siempre hemos estado utilizando, quizá en unos discos más y en otros discos menos, pero siempre han estado ahí. Sí que es cierto, que el anterior era más a piñón, pero también había estribillos un poco más heavys, más melódicos. Este tipo de estribillos es algo que hemos hecho desde el principio, desde el primer disco. Somos una banda muy influenciada por el thrash y por el metal más fuerte, y por el hardcore y demás, pero nuestras principales influencias siempre han venido de Iron Maiden, de Judas Priest, Black Sabbath, etc. Entonces, bueno, esas cosas salen. Cuando me pongo a hacer las melodías de voz, normalmente suele ser después de tener la música y de tener estructurado el tema. Yo lo tengo todo en mi cabeza, cómo lo voy a plasmar, pero la mayoría de veces, lo que luego queda grabado no es lo que yo tenía en la cabeza. En esta ocasión, cuando lo estábamos haciendo veíamos que estaban quedando como muy bonito, pero ¿por qué lo vamos a echar para atrás? Cuando hicimos ‘Cold’ o ‘To Whom It May Concern’, la peña en el estudio tenía los pelos de punta. Y yo decía, ‘Me mola mucho, pero quizás es demasiado…’, pero todos dijeron ‘No, no, no… vamos por ahí. Si es lo primero que te ha salido, vamos a hacerlo’. Aunque sea ‘bonito’, no deja de ser Angelus”.
La última de ‘Vultures And Butterflies’ también llama mucho la atención.
“Esa la tenía desde hace bastante y nunca terminaba de darle salida. Pero esta vez le dimos un montón de vueltas y sacamos el tema. Es como una balada, pero no es una balada. Es mitad balada, mitad rock a piñón, y luego tiene unos riffs super guapos, uno casi death metal. Me recuerda a baladas con las que hemos crecido, desde las de Testament a ‘Fade To Black’ de Metallica. A mí me flipan las baladas de Skid Row o Black Label Society que son oscuras, no tan happy. Al final somos peña que nacimos en los 80, pero crecimos en los 90. Y cuando éramos adolescentes, nos comimos entera la explosión del nu metal. Salvando las distancias, tiene un poquito de Limp Bizkit, de P.O.D. con ese delay que es súper 90’s. Es una de las favoritas del director de Century”.
Hemos empezado del miedo a la hoja en blanco, y más allá de la música, supongo que es muy importante sentir que tienes algo por contar o quitarte de dentro.
“Sí, sí, y la verdad es que cada vez es más complicado no repetirte. Decir algo que tenga sentido y no solo que suene bien. Y el principal problema, obviamente, es que el inglés no es mi lengua materna. Por mucho que estudie, por mucho que vaya teniendo mucha más experiencia, al final es difícil. Pero bueno, todas mis letras pasan por Jeff, un buen amigo de Estados Unidos. Antes también me había ayudado David, el cantante de Havok, con la ortografía, el vocabulario… No quiero que mis letras suenen simples”.
A mí no me lo parecen.
“Sobre todo en este disco, me he abierto mucho más personalmente. Hablo de cosas que tenía ahí un poco más encerradas y que gracias a estos años que llevo en terapia he podido sacar. Es curioso porque siempre me agobio con las letras, pero esta ha sido de las veces que menos me ha costado. Es buena señal”.
¿Tienes una rutina para escribir?
“Las letras me gusta mucho hacerlas de madrugada. Estar en el silencio de la noche. Igual a las 2 o 3 de la mañana me pongo a escribir y escribo un par de horas o escribo cinco. Luego hay días que no escribo nada. Personalmente me ha ayudado muchísimo sacar ese tipo de cosas para hacer unas letras muy sinceras. Siempre lo son, pero quizá había más metáforas; aquí hay cosas muy directas que son muy personales, y me alegro mucho de haberlo hecho”.
Afortunadamente también se ha normalizado lo de ir a terapia.
“Pero sigue siendo un poco tabú, ¿no? Pero somos física, pero también psicología, y es igual de importante ir al fisio a que te arregle la espalda que ir a terapia. Aunque creas que estás bien, nunca terminamos de estar bien. Siempre tenemos movidas que nos pasan, cosas a lo mejor que no sabemos, de pequeños, de adolescentes, traumas que no hemos terminado de resolver. Desde luego es algo que recomiendo muchísimo a todo el mundo. A mí me ha ayudado muchísimo. La pena es que sea tan caro y no todo el mundo tenga acceso. No es normal que puedas ir a un gimnasio por 28 pavos al mes y que si quieres tener una terapia psicológica tengas que pagar 50, 60, 70 por sesión”.
Yo creo que a todo el mundo le iría bien, pero en el caso de los músicos lo vería casi obligatorio. Es una profesión donde se juntan muchos factores bastante explosivos.
“Yo creo que hay profesiones que son igual o incluso mucho más duras física y psicológicamente. Yo comparo un poco el ser músico con ser camionero. Aparte del desgaste físico, pasas mucho tiempo fuera de casa… Es complicado encontrar una pareja que aguante o si quieres tener familia”.
Y además los artistas soléis tener una sensibilidad especial.
“Puede ser, pero tampoco tiene por qué. Conozco muchísimos músicos que no tienen esa sensibilidad. También hay muchos que esa sensibilidad o esas carencias las invierten en alcohol, las invierten en drogas, y eso es algo que, por ejemplo, nosotros tenemos la suerte de no haber caído nunca. Si dependiéramos de ese tipo de cosas, estaríamos perdidos. Y te lo digo aquí haciendo la entrevista con una cerveza, pero no me gusta perder los papeles. He fumado porros y he tomado M alguna vez, y he tomado setas, pero nunca he tomado cocaína, por ejemplo”.
«Cualquier persona merece ser feliz y, por lo menos, entender qué le pasa» GUILLERMO IZQUIERDO
¿Cuándo te diste cuenta que necesitabas ayuda?
“En mi caso explotó todo durante la pandemia. Yo ya sabía que no estaba fino, y mi pareja también me dijo que vendría guay hablar con un profesional. Yo creo que todo lo que pasó con la pandemia, estar en una situación muy privilegiada, con un trabajo muy guay, y de repente ver que todo se podía desmoronar, así de rápido, ver que realmente estaba el peligro, fue muy duro. Ya sin contar que un amigo o mis padres pudieran enfermar y morir. Mi pareja es enfermera y verla llegar a casa cada noche llorando y destrozada, contando historias horribles de lo que había pasado, creo que hizo que petara algo dentro de mí. Y bueno, me derrumbe. Empiezas a tener pensamientos muy depresivos, muy tristes. Y qué curioso, a los pocos días una persona que está en nuestras antípodas musicales, que no conozco de nada, Dani Martín de El Canto Del Loco estaba explicando exactamente lo mismo en una entrevista. Y él es un tío que tiene dinero, pero tenía exactamente el mismo problema. Y ahí hice click, y vi que tenía que cambiar algo. Cualquier persona merece ser feliz y, por lo menos, entender qué le pasa”.
Sin duda. Volviendo al disco en sí, da la sensación de que habéis encontrado un equipo muy chulo con Juanan López como ingeniero y Zeuss para las mezclas. Tanto el disco anterior, como este, suenan increíbles. ¿Habéis dado con la tecla para sonar exactamente como queréis?
“Es muy probable. Más que sonar bien, sobre todo sonar más honestos. En cada disco hemos intentado prescindir más de ayudas de software y de hacer trampas en el estudio. Quien conoce a la banda bien sabe que somos una banda de directo a tope y que lo que siempre estamos buscando es intentar sonar en los discos como sonamos en directo. Desde Cabaret De La Guillotine hemos intentamos buscar algo mucho más orgánico, más real, más micrófono puro y duro. La manera de trabajar de Daniel Cardoso era diferente en ese sentido. Pero sí, probamos el siguiente con Juanan y, joder, es que Juanan es nuestro técnico de directos. Mejor que él no nos conoce nadie. Además poder grabar aquí en Albacete también cambia mucho, poder dormir en casa, comer donde quieras… En su estudio tiene una piscina enorme, tiene una barbacoa… Estás más tranquilo y eso al final se nota”.
¿Y respecto a Zeuss?
“Zeuss nos encantó porque opina como nosotros. El dice que al final los discos van a sonar al grupo. O sea, Overkill va a sonar a Overkill, Rob Zombie va a sonar a Rob Zombie, Hatebreed va a sonar a Hatebreed, y Angelus Apatrida va a sonar a Angelus Apatrida. Nos dijo, ‘Si me mandáis una mierda, va a sonar una mierda. Mejorada, pero seguirá siendo una mierda’ (Risas). Le gusta hacerlo todo a mano, poco a poco, darle la dinámica al ride, a los platos, y así todo. Y es un currazo, claro, pero lo vale. Vale la pena y vale el dinero que se paga por ello. Y el resultado es todo es 100% natural. Así que es posible que como dices hayamos dado con la tecla. Trabajamos con las mismas personas, en los mismos sitios, e igual que la banda va mejorando, también lo hace todo el equipo”.
¿No os habéis planteado ir a grabar con él a Estados Unidos?
“Cuando terminamos la gira allí ya nos pasamos por su estudio. Le dijo a Juanan que estuviera tranquilo que no le iba a quitar el curro (risas), pero nos ofreció ir a hacerlo ahí. A lo mejor esa puede ser la única cosa que cambie, quizá vayamos allí, pero por ahora nos da pereza. No sé, igual vamos a grabar un single, o ir 15 días a hacer la mezcla porque mandarse todos los archivos por mail también es un coñazo. Ya veremos”.
Una vez os llega la mezcla, ¿es fácil como abstraerse de lo que estás escuchando lo has grabado tú, y escucharlo como lo haría un fan?
“Intentamos que sea así. Sobre todo en mi caso, que normalmente siempre estoy yo en todas las sesiones, es un poco difícil porque acabo realmente hasta la polla. Me rayo mogollón porque empiezo a ver todo lo que no está bien. Pero la mayoría de veces son rayadas mías porque igual no te quedaste a gusto cuando lo estabas grabando. Por eso es necesaria una persona externa que te diga, ‘Tranquilo, está perfecto, ya verás cuando escuches la mezcla final’. Y entonces, con eso ya me relajo (risas). Como Zeuss suele tardar unos 15, 20 días en enviar las primeras pruebas, dejo de escucharlo completamente y me curo. En este caso nos envío el disco completo cuando estábamos de gira en Estados Unidos en mayo. Lo escuchamos en la furgoneta y nos flipó como sonaba. Y luego fuimos a un estudio en de la hostia en Toronto, Metalworks, para escucharlo buen. Hubieron lagrimitas y todo. Fue brutal. Creo que solo se retocaron un par de detallitos, y luego solo faltaba la voz de Todd (LaTorre)”.
Ya que sacas su nombre, ¿en qué momento entraron las colaboraciones? Me imagino que existen versiones en que tú cantas absolutamente todo.
“No, no”.
¿Teníais clarísimo dónde iban a ir todas?
“Sí. Fue algo que salió todo muy natural. A ver, yo con Sho-Hai de Violadores nos llevamos muy guay desde hace muchísimos años y hacía tiempo que queríamos hacer algo juntos. Lo intentamos para el disco anterior, no pudo ser, porque también iba a estar otro rapero. Fue un tema que se quedó fuera, pero lo rehice todo desde cero ya pensándola para él. La de Pablo García de Warcry en ‘Fire Eyes’ también fue muy fácil porque somos muy amigos. En este disco decidí no hacer ningún solo creía que teníamos que potenciar mucho más la creatividad de los solos de David, porque a veces me daba un poco la sensación que por partir los solos entre los dos, dejábamos algunas cosas sin hacer. Así que el marrón se lo comió Pablo (risas). Es uno de los mejores guitarristas del país, vamos, de largo, y es brutal el solo que hace”.
¿Y con Jamey Jasta de Hatebreed?
“Con Jamey fue diferente porque todo está parte de que nunca hemos sido una banda que hayamos buscado colaboraciones, sino que siempre han salido por amistad. Pero en el caso de Jamey le conocó por mail porque él es el culpable de la vuelta del mítico Milwaukee Metal Fest. Se interesaron por Angelus para que fuéramos a tocar al festival como representación europea, y después de varios intercambios cuando ya se confirmó todo, me mando un mail por separado diciéndome que estaba super contento porque éramos una de sus bandas favoritas de la nueva onda de thrash. Y claro entonces yo le dije que le escuchaba desde niño y que para mí era un honor. Y a raíz de ahí surgió la idea que cantara en el disco. En principio yo lo había pensado para ‘Rats’ o ‘Fire Eyes’, pero él estaba muy liado, pasaba el tiempo y al final la que quedaba disponible era ‘Snob’. Cuando nos mandó su versión, nos dio que había cambiado cositas. ‘Pues he metido este coro, aquí molaría que grabarais unos coros un poco rollo hooligan’ y cosas así. Nos impresionó muchísimo el resultado porque aparte lo hace con una voz un poquito más natural. Yo pensaba que iba a tirar más al rollo más burro, pero está muy guay porque sobre todo al final del tema le da ese rollo más skater”.
¿Y Todd La Torre de Queensrÿche?
“El señor Todd La Torre es muy amigo de Zeuss, y él le puso nuestro disco anterior. Y también me mando un mail en plan, ‘No os conocía de nada y ahora ya tenéis a un nuevo fan’. La hostia también. Desde entonces mantuvimos el contacto sobre todo por redes sociales, y cuando hicimos este tema pensé que tener a Todd sería ya la guinda del pastel. Cuando escuchamos el resultado fue increíble. Cuando estuvimos con Zeuss hicimos una videollamada y nos dijo que si queríamos hacer un vídeoclip no tenía ningún problema en coger un vuelo a España o que fuéramos a hacerlo a su casa de Florida. Super guay”.
A menudo hay colaboraciones que se consiguen poniendo dinero encima de la mesa, pero no es vuestro caso.
“Qué va, nos apetece hacerlo cuando es gente que le apetece, que quiere echarte un cable. No hay dinero por medio ni otro tipo de interés. Y las veces que nosotros hemos colaborado en otros discos, cuando hemos podido, ha sido por lo mismo. Es porque tenemos tiempo y porque nos ha apetecido. O sea, jamás a nadie le vamos a pedir dinero por hacer un guest appearance ni nada de eso. Hay artistas que te pedirán pasar por caja, y mira, es parte de su trabajo y también me parece bien. Pero no es nuestro caso”.
«Hay que seguir dando palos hasta el final» GUILLERMO IZQUIERDO
Antes hablábamos de la salud mental, y quizá una de las cosas que veo más difíciles para una banda como la vuestra que ya lleva mucho tiempo metido en esto, es no caer en la sensación de que estás en un rueda de la que no puedes salir. Supongo que no perder la ilusión es básico.
“Exactamente. Tenemos la suerte de dedicarnos profesionalmente a lo que es nuestra pasión, y a lo que para mucha gente es un hobby. Hemos hecho de esta pasión algo de lo que vivir, que va adelante, que prospera. La rueda se va haciendo cada vez más grande, hay nuevos proyectos, nuevas cosas… Y también tenemos la suerte de que nuestras parejas y nuestras familias estén al 100% con nosotros. No sé si en el futuro llegarán otros proyectos que nos permitan no tener que hacer tanto disco, gira, disco, gira, pero de momento esto es lo que hacemos y nos encanta. Creo que levantarte a las 6 de la mañana de lunes a viernes para ir a aguantar a tu jefe o a una oficina, o a barrer las calles, o a hacer pan, también es muy duro. Y también son ruedas, ¿sabes? Nuestro trabajo es duro, es diferente, pero estoy encantadísimo de poder hacer esto”.
Cuando hicimos la entrevista para el disco anterior hablamos mucho de política y en esta hemos hablado quizá más de lo personal. Creo que es un buen reflejo de los dos discos y de las dos épocas.
“Desde luego. No sé si había empezado ya la terapia, pero todo estábamos muy preocupados y enfadados por la situación sanitaria, pero también por la social. No sabíamos qué iba a pasar con nuestras vidas, ni con las de nuestras familias, ni laboral. No sabíamos si íbamos a poder salir a tocar, ni cuándo, si íbamos a tener que cerrar la empresa. Obviamente, las sensaciones eran diferentes. Pero sigue habiendo mucha mierda, y por eso en este disco también hay palos para todos. Hay que seguir dando palos hasta el final (risas)”.
JORDI MEYA